Los s¨ªmbolos de la literatura
El nombramiento de Patxi L¨®pez como lehendakari (operaci¨®n en dos tiempos: votaci¨®n en Vitoria y promesa en Gernika) vino oscurecido por el anuncio de Ibarretxe de dejar la actividad pol¨ªtica. En la red de sutilezas que compone la vida p¨²blica, Ibarretxe consigui¨® centrar la atenci¨®n el primer d¨ªa y s¨®lo en el segundo, ya en Gernika, L¨®pez luci¨® como lehendakari.
Es curioso el modo en que Ibarretxe ha revelado in¨¦ditas habilidades en los ¨²ltimos meses. Hizo una eficaz campa?a electoral, y ahora ha mantenido en secreto el anuncio de su retirada hasta minutos antes de la votaci¨®n parlamentaria. Sorprende ese dominio de los recursos efectistas por parte de un pol¨ªtico que ha invertido m¨¢s de ocho a?os en un proyecto que nunca tuvo la m¨¢s m¨ªnima posibilidad, un proyecto que ha desgastado in¨²tilmente al nacionalismo vasco y que lo ha arrastrado en su ca¨ªda hasta perder el poder.
La supervivencia de Ibarretxe ha sido fruto de una de las paradojas de la pol¨ªtica vasca, en este caso, la que certifica c¨®mo los pol¨ªticos menos inclinados al acuerdo mantienen largas biograf¨ªas de mando, mientras que los otros, los flexibles, o tienen trayectorias brev¨ªsimas o s¨®lo consiguen prolongarlas en el coto municipal. Ibarretxe se empe?¨® en un proyecto imposible. Todo hombre tiene derecho, por la raz¨®n que sea, a sostener un proyecto imposible. Pero hay una excepci¨®n: el pol¨ªtico. El pol¨ªtico debe ajustar sus sue?os a la topograf¨ªa del terreno y clavar sus alas a la tierra. El pol¨ªtico debe someterse a lo posible. ?se es su trabajo. Los dem¨¢s tenemos el derecho, el privilegio y hasta el capricho de ser maximalistas, pero el pol¨ªtico, no. ?l debe tejer con los hilos que le han dado y no desga?itarse, clamando en el desierto, en busca de telares que no existen.
El futuro pertenece ahora a Patxi L¨®pez, propietario de una mano tendida. Mostr¨® con el adversario esa generosidad que no es especialmente meritoria en quien ya se sabe ganador. Resolvi¨® con eficacia la sesi¨®n parlamentaria, a pesar del eclipse al que se vio sometido con el anuncio de la retirada de Ibarretxe. L¨®pez ha multiplicado las citas literarias y compuesto un cuidadoso cat¨¢logo de escritores vascos, sabiendo que cada uno de estos recaba, en el dif¨ªcil terreno de las sensibilidades, distintas simpat¨ªas. Siempre hay que agradecer el empe?o conciliador que comportan esos cat¨¢logos, esas enumeraciones: de Ramiro de Maeztu hasta Joseba Sarrionandia, todos son nuestros. El sectario es el que rechaza a cualquiera.
Claro que, en pol¨ªtica, el recurso a la literatura tambi¨¦n tiene sus riesgos. Era de ver al lehendakari citando a Pedro de Axular. Axular es uno de los mejores escritores que ha dado este pa¨ªs. Por cierto... ?de qu¨¦ pa¨ªs hablamos? Axular fue un altonavarro que vivi¨® y muri¨® en Lapurdi. Ignoramos si con esto el lehendakari quiso decirnos algo. Probablemente no.
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