La dependienta desesperada

"Mira: casi es m¨¢s f¨¢cil que me toque la Primitiva que que me llamen. O est¨¢s como un pan, o eres un portento o lo tienes claro". Eva, nombre falso, 35 a?os, se?alaba con iron¨ªa la p¨¢gina de Internet Infojobs donde est¨¢ su historial desde abril en busca de trabajo como dependienta. La pantalla mostraba una lista de 16 ofertas, divididas en cuatro categor¨ªas: recibido (escrita en azul); en proceso (amarillo); finalista (verde) y descartada (rojo). El balance era desolador: 10 veces rechazada; en cuatro, recibido y dos en proceso. "En este caso", dijo subrayando una conocida marca de ropa, "hay 1.958 peticiones para una vacante ?C¨®mo me van a elegir a m¨ª?".

Tras trabajar tres a?os y medio como encargada en dos tiendas de bisuter¨ªa, Eva se qued¨® de la noche a la ma?ana en el paro. Pas¨® de cobrar 1.500 euros a cero porque cotizaba por 500 y el paro era tan bajo (de unos 300) que ni lo tramit¨®. Gan¨® el juicio en noviembre y se le est¨¢n agotando los 6.000 euros de indemnizaci¨®n. Ha dejado unos 40 curr¨ªculos y s¨®lo le han llamado de una tienda para comunicarle su preselecci¨®n. Nunca m¨¢s se supo. "Me gustaba ir a cenar y comprar y se acab¨®", dice Eva, que vive con una amiga. Nunca hab¨ªa estado en el paro y aguarda un golpe de suerte para trabajar en Menorca. Su drama es uno entre tantos. "En una comida con 15 amigos, dijimos '?Qui¨¦n trabaja ma?ana?' Y s¨®lo curraba uno".