Po¨¦tica pol¨ªtica
Aprovechando la (buena) idea que ha tenido el lehendakari de acabar su toma de posesi¨®n en Gernika con la lectura de dos poemas -de Wislawa Szymborska y Kirmen Uribe-, voy a unir tambi¨¦n poes¨ªa y pol¨ªtica, recordando, esta vez, a Antonio Machado: el famoso episodio de Juan de Mairena en el que ¨¦ste saca a un alumno a la pizarra y le dicta lo siguiente: "Los sucesos consuetudinarios que acontecen en la r¨²a". Mairena le pide luego a su alumno que vaya traduciendo la frase al "lenguaje po¨¦tico". Y el maestro acepta como buena esta versi¨®n: "Lo que pasa en la calle". Ni m¨¢s ni menos. Es una lecci¨®n como una aspiraci¨®n po¨¦tica: decir mucho con las palabras justas, para que cada una tenga suficiente espacio, se exprese a sus anchas, o evocar la m¨¢xima profundidad desde una superficie clara, sin estorbos ni artificios como de agua. Pero esa lecci¨®n de bondad po¨¦tica creo que vale tambi¨¦n para la pol¨ªtica, en fondo y forma.
Siempre me ha gustado la expresi¨®n "voz y voto", que implica que decir y decidir deben ir juntos, o que su mejor sentido es el ligado: los dichos desembocando en hechos; ¨¦stos fundament¨¢ndose transparente y libremente en su concepto. Y entiendo que esa expresi¨®n significa tambi¨¦n que la forma de la pol¨ªtica no est¨¢ s¨®lo en el entramado de su poder, en el dise?o de sus competencias o en la num¨¦rica de sus decisiones; que la forma de la pol¨ªtica es tambi¨¦n lenguaje. Un lenguaje que deber¨ªa alejarse siempre de los discursos endog¨¢micos, ¨¦sos que incesante, vorazmente se nutren de sus propios productos, de su propia ret¨®rica; ¨¦sos que se contentan con aparentar, subiendo el volumen o el esc¨¢ndalo de sus enunciados, una expresividad que en realidad no tienen; ¨¦sos que no han puesto nunca o desde hace mucho tiempo un pie en la calle. Y podr¨ªamos seguir nombrando rasgos de esa verbo-endogamia porque, por desgracia, en Euskadi la conocemos bien. Confiemos entonces en que esa superaci¨®n de tradiciones envejecidas que ha marcado el ceremonial de cambio de Gobierno acabe con la "tradici¨®n" del discurso endog¨¢mico. Que el cambio llegue a la pol¨ªtica vasca por la v¨ªa tambi¨¦n de la po¨¦tica, de esa po¨¦tica machadiana de la palabra aut¨¦ntica, hecha para informar con transparencia al ciudadano, y para atenderle y responderle del modo m¨¢s claro, es decir, m¨¢s profundo.
Pero esa m¨¢xima po¨¦tica del "lo que pasa en la calle" es tambi¨¦n una cuesti¨®n de fondo, de argumento y responsabilidad fundamentales de la gesti¨®n p¨²blica. No voy a abrumar(me) con el recordatorio del pasado, con el repaso de la etapa que precisamente ahora ha concluido. S¨®lo insistir¨¦ en que la pol¨ªtica vasca lleva demasiado tiempo desactivada en abstracciones y que necesita cuanto antes ponerse a pie de obra, ajustarse con las necesidades concretas (que ahora son como nunca urgentes) de la ciudadan¨ªa. En definitiva, sincronizarse con "lo que pasa en la calle", con una po¨¦tica-pol¨ªtica fundada en el realismo y la realidad.
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