Clos defiende la calidad de las piezas que compr¨® a la Folch
El empresario considera que la colecci¨®n se disgrega
El coleccionista y empresario Jordi Clos, que ha adquirido 31 piezas de la extraordinaria colecci¨®n Folch de arte ¨¦tnico, sali¨® ayer al paso de las declaraciones a este diario de la presidenta de la Fundaci¨®n Folch y heredera del fondo, Stella Folch-Corach¨¢n, que justific¨® la venta diciendo que se trataba de objetos de poca calidad, "piezas de almac¨¦n, secundarias". En tono firme y visiblemente indignado, Clos manifest¨® que posee fotocopias de las fichas de inventario de las piezas que prueban la buena calidad de ¨¦stas. Y recalc¨®: "No s¨®lo eso, sino que tengo fotos, hechas por m¨ª mismo, de la mitad de las piezas que adquir¨ª expuestas en el museo de la fundaci¨®n; todos los t¨®tems, por ejemplo, estaban expuestos".
El empresario hotelero catal¨¢n subray¨® que Albert Folch-Rusi?ol, el industrial y mecenas que cre¨® la colecci¨®n, y Eudald Serra, el escultor y etn¨®logo que le ayud¨®, "no hubieran colocado esos objetos en la exposici¨®n si no fueran relevantes; ser¨ªa absurdo, estar¨ªan en los almacenes, que son enormes".Clos posee tambi¨¦n fotograf¨ªas originales -cedidas por la fundaci¨®n con el fin de editar un libro- de Folch-Rusi?ol y Eudald Serra recolectando objetos sobre el terreno y en las que se observa como cargan en canoa en el r¨ªo Sepik, en Pap¨²a-Nueva Guinea, precisamente algunas de las piezas que ¨¦l ha comprado y expone en el hotel Urban de Madrid.
Stella Folch-Corach¨¢n afirm¨® la semana pasada a este diario que las piezas vendidas a Clos no eran de "las primer¨ªsimas". La heredera a?adi¨®: "Evidentemente, no hubiera vendido esas piezas para que las pusieran en un hotel". Folch-Corach¨¢n admite que los objetos comprados por Clos fueron recogidos por su padre y Serra, pero "no son piezas buenas". La presidenta de la Fundaci¨®n Folch advirti¨®: "Y te aconsejo no decir que lo son porque te pillar¨¢s los dedos".
Clos mostr¨® ayer su perplejidad por el hecho de que Stella Folch-Corach¨¢n minimice el valor de las piezas que le vendi¨®. Lo achac¨® a que la heredera no quiere que se sepa que est¨¢ "desmontando" la colecci¨®n de su padre y el que haya salido a la luz la venta "le va mal" y "la ha puesto nerviosa". El empresario deplor¨®: "Me sabe fatal que por causas que la ata?en a ella minusvalore mis piezas, sin darse cuenta de que eso me perjudica a m¨ª, que le he pagado unos millones". A?adi¨®: "Adem¨¢s yo le fui de perillas porque los t¨®tems de Pap¨²a-Nueva Guinea de tres metros que sacamos de la sede de la fundaci¨®n con gr¨²a le hubiera sido dif¨ªcil sacarlos del pa¨ªs, y al fin y al cabo quedaban en manos de otro coleccionista catal¨¢n que s¨®lo se los llevaba a Madrid".
Clos asegur¨® que los objetos que adquiri¨® los ha hecho examinar por especialistas internacionales de arte tribal "y son buenos". El empresario manifest¨® a¨²n m¨¢s sorpresa por todo el asunto, dado que, sostiene, Stella Folch le llam¨® una segunda vez para ofrecerle m¨¢s piezas.
El empresario opina: "Toda la colecci¨®n Folch se est¨¢ disgregando, cosa que yo no juzgo; no se venden s¨®lo objetos de Pap¨²a-Nueva Guinea, sino tambi¨¦n otras". El hecho de que la colecci¨®n se fragmente causa preocupaci¨®n en el mundo del arte y en las administraciones.
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