Rajoy se concentra en la cr¨ªtica al Gobierno sin anunciar sus alternativas

Lo hab¨ªa preparado con mucho cuidado, se encerr¨® en su casa, falt¨® a la presentaci¨®n el lunes del libro de Aznar... Todo fue in¨²til, porque el presidente del Gobierno, con su lista de medidas, cambi¨® el tercio y Mariano Rajoy se fue a toda prisa a su despacho en la calle G¨¦nova para revisar su discurso. Cambi¨® mucho, pero no todo, y eso que hasta los diputados m¨¢s liberales reconoc¨ªan que el discurso de Zapatero de la ma?ana era un buen punto de partida para discutir.

Rajoy trat¨® de evitar la trampa de Zapatero que, seg¨²n los estrategas del PP, quiso convertir el encuentro en un debate de investidura, poner el contador a cero y olvidarse de lo que ha sucedido hasta ahora para concentrarse en el futuro. Y el l¨ªder de la oposici¨®n necesitaba hablar de lo que ha pasado hasta ahora, de los cinco a?os de Gobierno socialista, y responsabilizar a Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero de los cuatro millones de parados.

Rajoy trat¨® as¨ª de seguir su gui¨®n, pero la bronca en la bancada socialista le hizo perder el hilo. Le pusieron tan nervioso que, como reconocen hasta los m¨¢s marianistas, cometi¨® un error: "Pero si ustedes no saben leer", espet¨® a los socialistas. Un exceso inesperado en Rajoy, que hab¨ªa preparado con mimo el tono para evitar el tremendismo. "Peor ha sido lo de Zapatero, que nos acusa de alegrarnos de que haya parados", insist¨ªan los marianistas para amortiguar el impacto del error que nadie negaba.

Todos reconoc¨ªan que el discurso inicial no fue de los mejores de Rajoy. Pero luego lleg¨® Zapatero, que le provoc¨® a¨²n m¨¢s al recordar sus dos derrotas electorales y la batalla interna en su partido, y el l¨ªder del PP se vino arriba. Recuper¨® su tono m¨¢s duro y, seg¨²n la coincidencia generalizada, salv¨® su debate con la r¨¦plica, como anteriores ocasiones. "En 2007 usted augur¨® que era el ¨²ltimo debate que har¨ªa conmigo. Pues bien, sigo aqu¨ª, ya vemos c¨®mo son sus predicciones", arranc¨® antes de lanzar un ataque sin contemplaciones.

S¨®lo en ese momento pareci¨® vibrar realmente, y no con aplausos mec¨¢nicos, la bancada popular. Y s¨®lo entonces pareci¨® empezar el debate real entre los dos candidatos. Mezclado con dur¨ªsimas descalificaciones en las que Zapatero recuper¨® la teor¨ªa de la conspiraci¨®n del 11-M y la crispaci¨®n; y Rajoy, la negociaci¨®n con ETA, la crisis de Perejil y el viaje de l¨ªder del PSOE a Marruecos y hasta las huelgas generales de los a?os noventa, el debate econ¨®mico trataba de hacerse un hueco.

Rajoy utiliz¨® much¨ªsimo tiempo para tratar de demostrar que Zapatero se equivoc¨® o minti¨® con sus previsiones, pero el presidente, al reconocerlo, hab¨ªa limitado la efectividad de esa denuncia. S¨ª gust¨® mucho el l¨ªder del PP a su grupo cuando dijo "deje de hablar usted de despido libre. El mayor recorte social son cuatro millones de parados. No hay despido m¨¢s barato que el que se cobra 7.000 empleos cada d¨ªa, ha convertido la econom¨ªa espa?ola en la que m¨¢s empleo destruye de Europa. Con el PP era la que m¨¢s creaba".

Para sorpresa de muchos diputados, Rajoy no trat¨® de sacar partido del acercamiento del PSOE a sus posiciones. Se limit¨® a criticar que las bajadas de impuestos y recortes de gastos anunciadas son muy parciales.

Pero s¨ª entr¨® de lleno al debate sobre la deducci¨®n de la vivienda. Y sac¨® alguna de sus mejores frases, siempre en las r¨¦plicas, al condenar la opci¨®n de Zapatero de eliminar las deducciones a partir de 2011 a las rentas superiores a 24.000 euros. "Usted ha dado la puntilla a las clases medias". "Condena a miles de j¨®venes a no poder independizarse", subray¨®.

Lo que m¨¢s sorprendi¨® a los diputados m¨¢s esc¨¦pticos es que Rajoy, en vez de entrar al choque con sus propias medidas, se limitara a ense?ar la carpeta que las contiene, el plan anticrisis que present¨® el PP hace 20 d¨ªas, sin desgranarlo. Se concentr¨® en la cr¨ªtica y orill¨® sus propuestas.

Los marianistas explican que Rajoy no puede, como le pidi¨® Zapatero, quemarse detallando una reforma laboral pol¨¦mica para que le acusen de antisocial. "En la construcci¨®n de la alternativa no hemos avanzado, pero en la explicaci¨®n de la cr¨ªtica s¨ª, y ¨¦se era el objetivo, animar a los nuestros y que la gente sepa qui¨¦n es el culpable de la crisis. El l¨ªder de la oposici¨®n no puede ganar un debate como ¨¦ste. Lo importante ahora son las europeas", sentenciaba un diputado que resum¨ªa una sensaci¨®n generalizada.

Los desencuentros de Rajoy y Zapatero en el debate