Victoria en soledad

El debate sobre el estado de la naci¨®n se ha resuelto a favor del Gobierno, pese a la sucesi¨®n de malos datos econ¨®micos y la soledad parlamentaria en que se encuentra el Grupo Socialista. El l¨ªder de la oposici¨®n, Mariano Rajoy, volvi¨® a cometer el mismo error que las cinco ediciones anteriores en las que ha medido fuerzas con Rodr¨ªguez Zapatero: concentr¨® su discurso en la dureza de las formas sin arriesgarse a proponer ninguna pol¨ªtica alternativa.

En esta ocasi¨®n, adem¨¢s, la gravedad de la crisis econ¨®mica internacional, que en Espa?a se ha visto multiplicada por el estallido de la burbuja inmobiliaria y que se ha traducido en el mayor ¨ªndice de paro de la historia, exig¨ªa encontrar un dif¨ªcil equilibrio entre los reproches al Gobierno y la disposici¨®n a colaborar en la b¨²squeda de una salida. Rajoy no s¨®lo no ha sabido hallarlo, sino que ha vuelto a escorar el fiel de la balanza hacia el turbulento territorio de la bronca personal.

Que Zapatero se impusiera en el debate no quiere decir, sin embargo, que haya recompuesto las alianzas con las que ha gobernado hasta ahora. La paradoja reside en que el Gobierno ha conseguido retomar la iniciativa al mismo tiempo que sus antiguos socios escenificaban las mayores diferencias en lo que va de legislatura. A la raz¨®n de fondo de no querer implicarse en la gesti¨®n de la crisis, para no aparecer vinculado a las dificultades econ¨®micas, se ha superpuesto un abanico de motivos coyunturales que han empujado al conjunto de la oposici¨®n a tomar distancia del Gobierno.

Los partidos catalanes coincidieron en reprochar al Ejecutivo el retraso en el acuerdo de financiaci¨®n, pero mantuvieron un soterrado y particular segundo frente con el fin de subrayar que encarnan opciones pol¨ªticas distintas. Mientras que CiU dio a entender que no ten¨ªa preferencias por uno u otro partido en el Gobierno central, haciendo depender su apoyo del logro de un acuerdo sobre financiaci¨®n y sobre las propuestas econ¨®micas que desgran¨® Duran Lleida, Esquerra Republicana declar¨® expresamente su opci¨®n por Zapatero. Una opci¨®n condicionada, en todo caso, a la financiaci¨®n catalana, que el Gobierno se ha comprometido a resolver antes del 15 de julio.

El PNV, por su parte, sigui¨® ajustando cuentas con los socialistas por haber desalojado a Ibarretxe del Gobierno vasco mediante un acuerdo con el PP. Erkoreka se emple¨® a fondo contra la gesti¨®n de Zapatero, que evit¨® llevar demasiado lejos el enfrentamiento para no cerrar la puerta a eventuales acuerdos una vez que los nacionalistas vascos hayan asumido su paso a la oposici¨®n.

Izquierda Unida tambi¨¦n se sum¨® a las cr¨ªticas, defraudada por el hecho de que, en contra de las especulaciones de los d¨ªas previos al debate, el Gobierno descartase un giro hacia sus posiciones, prefiriendo adoptar una selecci¨®n de medidas orientadas a la reactivaci¨®n econ¨®mica sugeridas por otros grupos. Y Coalici¨®n Canaria, por ¨²ltimo, ten¨ªa poco margen para aparecer como la ¨²nica fuerza de oposici¨®n condescendiente con el Gobierno, y se sum¨® a la corriente general de acentuar las cr¨ªticas.

Tras el debate, el Gobierno tendr¨¢ que hacer frente a los mismos problemas que exist¨ªan, pero su victoria le coloca en una posici¨®n pol¨ªtica algo m¨¢s desahogada. La b¨²squeda de alianzas para aprobar los Presupuestos sigue siendo un objetivo prioritario. Y falta por saber si Zapatero estar¨¢ en condiciones de cumplir el nuevo plazo para alcanzar un acuerdo sobre la financiaci¨®n de Catalu?a y si las medidas econ¨®micas anunciadas dar¨¢n alg¨²n resultado, incluidas las sorpresas de ¨²ltimo momento, como la rebaja de las tasas aeroportuarias. Ahora la realidad econ¨®mica tendr¨¢ la ¨²ltima palabra.