Puerta grande para Castella
Mientras Sebasti¨¢n Castella sal¨ªa a hombros por la puerta grande tras una actuaci¨®n plet¨®rica de valor, quietud, t¨¦cnica y personalidad, un hombre de plata, Rafael Cuesta, de la cuadrilla de Morante, era operado de una grave herida en el tercio superior de la cara interna del muslo derecho, con una trayectoria descendente de 25 cent¨ªmetros, que produce destrozos en los m¨²sculos abductores. Todo sucedi¨® en el tercio de varas del cuarto, un toro de embestida descompuesta, que no obedec¨ªa a los capotes. Cuando Cuesta lo cit¨® para llevarlo al caballo, el toro le hizo un regate certero que dej¨® descubierto al torero. Acert¨® de lleno el pit¨®n en el muslo derecho, y, aunque la cogida fue vista y no vista, pronto se vio que era una cornada seca y seria.
GARCIGRANDE / MORANTE, CASTELLA, TALAVANTE
Toros de Garcigrande, justos de presentaci¨®n -anovillado el segundo-, mansos y descastados; deslucidos primero y cuarto, y muy noble el quinto. Morante de la Puebla: media baja (silencio); pinchazo y media perpendicular y ca¨ªda (silencio). Sebasti¨¢n Castella: estocada trasera -aviso- (oreja); casi entera ca¨ªda (oreja). Sali¨® por la Puerta Grande. Alejandro Talavante: estocada -aviso- y un descabello (silencio); pinchazo, media y un descabello (algunos pitos). El subalterno Rafael Cuesta result¨® grave.
Plaza de Las Ventas. Jueves 14 de mayo. Octava corrida de feria. Lleno.
El ¨¦xito y el dolor mezclados como s¨ªntesis de una fiesta en la que unos h¨¦roes de oro y plata se juegan la vida para ganar la gloria a hombros de la multitud o para ganar dignamente un sueldo que, a veces, como ayer, exige a cambio un precio de sangre.
Pero hab¨ªamos dejado a Sebasti¨¢n Castella en ese ¨¦xtasis que debe suponer para un torero cruzar esa otra gran puerta del toreo, que proporciona prestigio, contratos y cotizaci¨®n econ¨®mica. Se puede discutir, c¨®mo no, la idoneidad de ese premio conseguido por el diestro franc¨¦s. Bien es cierto, adem¨¢s, que esa norma de entrar en la gloria con una oreja en cada toro es ambigua y err¨¢tica, pues una m¨¢s una no suman, necesariamente, dos.
Es verdad, no obstante, que Castella lleg¨® a Madrid a triunfar s¨ª o s¨ª, enormemente responsabilizado, dispuesto a todo para convencer a todos. Y cuando un torero sale al ruedo con esa disposici¨®n, amigo, eso se nota.
El momento culminante lleg¨® al inicio de faena al quinto, al que cit¨® de los medios para un estatuario. El toro galop¨® con inusitada codicia, vio el cuerpo del torero y hacia ¨¦l dirigi¨® la carrera con la clara intenci¨®n de mandarlo fuera de la plaza. Un segundo antes de que ello ocurriera, unas d¨¦cimas, quiz¨¢, el torero hace un imperceptible movimiento de mu?eca y desv¨ªa la trayectoria del toro, que pasa roz¨¢ndole materialmente los muslos. La plaza entera salt¨® como un resorte ante tal demostraci¨®n de valor y quietud. A¨²n le dio dos m¨¢s y cerr¨® la tanda con un garboso recorte, al tiempo que la ovaci¨®n se hac¨ªa ensordecedora.
?se fue el comienzo de una faena, esencialmente por la mano derecha, compuesta de muletazos limpios, ligados, largos y hondos, con el toro siempre imantado en la muleta. Toreo heroico, ce?ido, emocionado y c¨¢lido, que no alcanz¨® la misma plenitud por el lado izquierdo ante la negativa del oponente, que lleg¨® a desarmar al torero. Pero ya hab¨ªa anunciado Castella que ven¨ªa a por todas en su primero, un novillote impresentable, que se vino arriba en banderillas con arreones de manso. El animal lleg¨® al tercio final loco por volver a la dehesa, pero el diestro lo oblig¨®, una y otra vez, a embestir y los muletazos brotaron con mucha hondura. Nunca fueron m¨¢s de dos seguidos, pues el cobarde manso daba una patada y sal¨ªa por peteneras. Pero hasta ¨¦l volv¨ªa de nuevo Castella en una demostraci¨®n palpable de entrega, de dominio y, tambi¨¦n, de buen toreo. Se puede discutir el premio, pero lo que no admite discusi¨®n alguna es que Castella lleg¨® a Madrid como hay que venir: a jugarse la vida.
Tambi¨¦n se la jug¨® a su manera Morante, que pech¨® con el lote m¨¢s deslucido, pero nunca se arredr¨® el artista, y a sus dos toros le plant¨® cara con gallard¨ªa y lleg¨® a dibujar algunos muletazos con el empaque propio de este torero. Muy distra¨ªdo y desclasado fue su primero, con el que porfi¨® con decisi¨®n; y descastado y deslucido fue el cuarto, ante el que se puso flamenco; es decir, valiente y decidido. Tanto, que dibuj¨® tres derechazos preciosos. ?Y Talavante? Sus toros y ¨¦l mismo, prendados de soser¨ªa. No se sabe si le pudo la apat¨ªa o es que es as¨ª. ?l sabr¨¢...
La corrida de hoy
- Toros de Cort¨¦s. El segundo hierro de Victoriano del R¨ªo, sangre de Juan Pedro, pero tambi¨¦n con algo de Atanasio, v¨ªa 'Los Bayones'. Uno de estos toros le sirvi¨® a Jos¨¦ Tom¨¢s para triunfar el a?o pasado por todo lo alto en una tarde gloriosa en Las Ventas.
- Antonio Ferrera. Segunda tarde del extreme?o. Anima el cotarro en banderillas, pero los exigentes le reprochan que no se asoma al balc¨®n.
- Mat¨ªas Tejela. Se consolida como uno
de los valores medios del escalaf¨®n, donde parece encontrarse a gusto. Es innegable que atesora calidad, no siempre acompa?ada de la necesaria decisi¨®n.
- Luis Bol¨ªvar. Con 10 cent¨ªmetros, sin apenas cerrar, de herida en la pierna derecha pidi¨® ayer el alta voluntaria para torear esta tarde. Desde luego, sobra todo tipo de comentarios.
La corrida se retransmite por Canal + Eventos.
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