El que est¨¢ en el suelo
Tengo un amigo, historiador del arte, al que hace poco sucedi¨® lo que hac¨ªa largo tiempo estaba temiendo. Especialmente en el Renacimiento, mostraba a los alumnos del ¨²ltimo curso de la facultad una reproducci¨®n de El descendimiento, una obra de Correggio que se halla en la Galer¨ªa Nacional de Parma. Tras explicar algunos detalles del cuadro, como el juego entre los rostros de Mar¨ªa Magdalena, la Virgen Mar¨ªa y el fallecido hijo de ¨¦sta, recostado ya en el suelo, sobre una s¨¢bana, en lugar de ser sostenido por quienes lo bajan de la cruz, la iconograf¨ªa m¨¢s extendida en los descendimientos, el profesor aludi¨® a la luz que emanaba del cad¨¢ver, una luz que parec¨ªa surgir del interior del cuerpo, preludio por tanto de Caravaggio y de los pintores barrocos.
No se puede entender el arte occidental sin conocer la Biblia
Movido por su entusiasmo, el historiador de arte olvid¨® moment¨¢neamente el tema del lienzo para lanzarse a explicar la influencia de Leonardo da Vinci en Correggio y que ¨¦ste no ten¨ªa la fama que merec¨ªa a causa de la imbatible competencia de Rafael Sanzio. En medio de las entusiastas explicaciones del profesor, entr¨® en el aula un alumno que se sent¨® en primera fila, muy atento a la reproducci¨®n que ten¨ªa delante y con cara de preocupaci¨®n, tal vez un intento de compensar su retraso. Cuando hubo terminado su rodeo por la ¨¦poca, el profesor se propuso volver al motivo de la pintura, pero antes quiso saber si los oyentes quer¨ªan formular alguna pregunta. Como es habitual en estos casos, un espeso silencio se apoder¨® de la sala, hasta que el reci¨¦n llegado levant¨® decididamente el ¨ªndice. El profesor interrog¨® con la mirada, esperanzado, y el estudiante pudo expresar p¨²blicamente lo que le preocupaba: "?Por qu¨¦ el que est¨¢ en el suelo tiene los dedos crispados si ya esta muerto?". Incr¨¦dulo, el profesor le pregunt¨® a qui¨¦n se refer¨ªa. No hubo manera. ?nicamente oy¨® repetir: "El que est¨¢ en el suelo".
Mi amigo, que unos d¨ªas es ateo y otros s¨®lo agn¨®stico, y que defiende fervorosamente el Estado laico, propondr¨¢ para el curso pr¨®ximo la Biblia como el primer libro de la bibliograf¨ªa de su asignatura. "Si han olvidado qui¨¦n es Cristo, ?c¨®mo van a reconocer al 90% del arte occidental?".
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