Verde atl¨¢ntico y chapoteos
Desde hoy y hasta el 23 de mayo se celebra en el Puerto de la Cruz el Festival de Cine Ecol¨®gico y de la Naturaleza
El Puerto de la Cruz, en el norte de Tenerife, fue en los a?os sesenta la ciudad en la que se avanzaron las ilusiones del turismo como soluci¨®n de futuro para las islas. Pero los turistas (los viajeros, m¨¢s bien) hab¨ªan descubierto el Puerto mucho antes, desde Alexander Humboldt hasta Bertrand Russell, Agatha Christie o Winston Churchill.
?Qu¨¦ ve¨ªan? Lo que a¨²n se puede ver. En primer lugar, ve¨ªan el puerto. Desde la atalaya del valle de La Orotava (fue Puerto de la Orotava hasta el siglo XVII), a finales del siglo XVIII, Humboldt descubri¨® un vergel al final del cual hab¨ªa lo que el poeta Luis Rodr¨ªguez Figueroa escribi¨® a finales de ese siglo: "Tendido al pie del valle, como el aduar del moro, / pareces un modesto tranquilo palomar, / cuyos aleros cubre magn¨ªfico tesoro / de blancas madreselvas y flores de azahar".
El tiempo convirti¨® el puerto de aquel modesto palomar en una ciudad, que, adem¨¢s, se llam¨® en seguida (en aquellos a?os sesenta del primer desarrollo) "ciudad tur¨ªstica". Era "la ciudad tur¨ªstica de Canarias". El cultivo del turismo se extendi¨® inmediatamente, y al Puerto sucedieron otras, en Gran Canaria y en Tenerife.
Ve¨ªan un vergel, un palomar y un acantilado, y los vientos. Hay en el Puerto de la Cruz una zona en concreto (justo donde vivi¨® aquel poeta, Rodr¨ªguez Figueroa, v¨ªctima luego de la Guerra Civil por socialista y republicano) que se llama la Punta del Viento y que podr¨ªa tenerse como la met¨¢fora mayor del Puerto de la Cruz. Los acantilados de San Telmo, la ermita del santo que nombra la zona, las olas inmensas que desprenden la sal que el viento convierte aqu¨ª en un aire especial: ¨¦sta es la Punta del Viento; es un rinc¨®n y, siendo tan poco, exactamente un punto m¨ªnimo en el mapa, supone para el viajero la visi¨®n exacta del conjunto de lo que fue siempre el Puerto de la Cruz, como si en esa aventada estuviera la esencia del pueblo.
?Y qu¨¦ vieron, adem¨¢s, que pueden ver a¨²n? Marti¨¢nez: la playa, los acantilados sobre la playa, y mucho m¨¢s tarde, el Lago Marti¨¢nez, que naci¨® como consecuencia de la idea de C¨¦sar Manrique de convertir ese litoral festoneado de charcos rocosos en un lugar nuevo en el que la vieja violencia del Atl¨¢ntico se convirtiera en el paisaje de un cuadro.
?Y qu¨¦ ve¨ªan adem¨¢s? Lo que ver¨ªan ahora: la plaza del Charco. Ha sido el escenario de la tradicional, y pac¨ªfica, tertulia del pueblo; al contrario que la vida, que se ha hecho abundante y apresurada, la plaza sigue siendo, muy probablemente, como la vieron aquellos a los que los ni?os del pueblo llam¨¢bamos ingleses porque simplemente eran turistas, y porque hasta entonces los turistas del Puerto eran ingleses a los que nosotros ped¨ªamos pennies. La plaza del Charco, umbrosa, acogedora, junto al viejo distribuidor del tr¨¢fico p¨²blico en el pueblo, junto al muelle.
El muelle es un valor antiguo, y moderno, del Puerto de la Cruz. "?El mar que a ti te acerca!... ?Cu¨¢n varias perspectivas / adquiere con los vientos que agitan su cristal! / Ora sumiso entona endechas sugestivas, / ora espumoso brama con ira colosal". As¨ª ve¨ªa el mar que el muelle calma el poeta Rodr¨ªguez Figueroa. Es el escenario de la fiesta mayor del Puerto, la de la Virgen del Carmen, en julio, y esa ira colosal del mar es la que dome?an desde siempre marineros que tienen en su historia el arrojo de haberse salvado de la extra?a violencia del oc¨¦ano en esta costa que va desde Punta Brava hasta los acantilados de Marti¨¢nez, y a¨²n m¨¢s lejos, a la playa de Bollullos, que ya corresponde a La Orotava.
Y vieron, claro, y ven, el Jard¨ªn Bot¨¢nico, que es la estufa fr¨ªa de esta zona, donde se guardan y se conservan especies que ahora parecen milagros de una naturaleza que Humboldt consider¨® privilegiada. Lo dijo: "He hallado bajo la zona t¨®rrida parajes en que la naturaleza es m¨¢s majestuosa, m¨¢s rica en el desenvolvimiento de las formas org¨¢nicas; pero despu¨¦s de haber recorrido las orillas del Orinoco, las cordilleras del Per¨² y los hermosos valles de M¨¦xico, confieso no haber visto en parte alguna un cuadro m¨¢s variado, de m¨¢s atractivos, m¨¢s hermoso por la distribuci¨®n de las masas de verdura y de las rocas".
Pero muchos de los que vinieron cuando el turismo era a¨²n el futuro y ellos no sab¨ªan que aqu¨ª se iban a mezclar los ch¨¢rteres con los antiguos viajeros, ahora llamados turistas, vivieron en un paraje extraordinario, el Parque del Taoro, donde durante a?os estuvo el hotel Taoro, donde en los a?os treinta se reun¨ªan a bailar los j¨®venes de la vanguardia de entonces (entre los cuales estuvo el gran escritor surrealista Agust¨ªn Espinosa, autor de Crimen, portuense de ra¨ªz) con los visitantes ilustres o despistados de la ¨¦poca... El Taoro, dicen, desde donde se tiene la mejor vista del Teide.
Finura liberal
Mar¨ªa Rosa Alonso, lagunera que est¨¢ cerca del siglo, escritora, que vive ahora en el Puerto despu¨¦s de largos periodos en Venezuela y en Madrid, escribi¨® una vez del lugar donde pasa estos a?os de su veteran¨ªa: "Hay un pueblo de Tenerife matizado de fina elegancia y de sugestiva tradici¨®n cosmopolita: el Puerto de la Cruz... Un claro ambiente de tradicional liberalismo, y no burda demagogia, se respira todav¨ªa por las calles del Puerto de la Cruz, por el chato y alegre barrio de La Ranilla, por el maravilloso paseo de Marti¨¢nez, donde los atardeceres son inolvidables, o por el otro lado del camino del cementerio, junto a las ruinas del castillo de San Felipe".
Y conclu¨ªa la escritora: "Estampas del Puerto las debe haber en Londres, en Par¨ªs, en Suecia o en otras poblaciones europeas, en mayor abundancia que de otro pueblo del archipi¨¦lago".
Hay una fuerza interior en el aire cosmopolita de este lugar que el Atl¨¢ntico inunda de luz y de viento: que el extranjero, el turismo, no ha podido arrebatar la esencia popular, el aliento que a¨²n hoy hace convivir un lugar del siglo XXI con un antiguo pueblo de pescadores.
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C¨®mo ir
? El Puerto de la Cruz se sit¨²a a 30 kil¨®metros del aeropuerto Los Rodeos-Tenerife Norte.
Iberia (www.iberia.com), Spanair (www.spanair.es), Air Europa (www.aireuropa.com), Vueling (www.vueling.com), Clickair (www.clickair.es) y Binter Canarias (www.bintercanarias.com) vuelan Los Rodeos.
Visitas
? Lago Marti¨¢nez (922 37 13 21). Avenida de Col¨®n, s/n. Puerto de la Cruz. De 10.00 a 18.00 (¨²ltima entrada, a las 17.00). Adultos, 3,50 euros; ni?os, hasta 10 a?os, 1,10 euros.
? Jard¨ªn Bot¨¢nico (922 38 94 64; www.icia.es). Retama, 2. Puerto de la Cruz. De 9.00 a 19.00. Entrada, 3 euros.
Informaci¨®n
? Oficina de turismo del Puerto de la Cruz (922 37 84 79; www.puertodelacruz.es).
? Turismo de Tenerife (902 00 31 21; www.webtenerife.com).
? Festival de Cine Ecol¨®gico y de la Naturaleza (www.festivaldecineecologicodecanarias.org). Del 16 al 23 de mayo.
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