Cuerda de imputados
Tal como ha poco describ¨ªa un veterano periodista, la atm¨®sfera pol¨ªtica valenciana se ha saturado s¨²bitamente de pestazo chacinero al removerse los asuntos judiciales en que, como es sabido, andan imputados el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, el secretario general del PP, Ricardo Costa, y quien preside la Diputaci¨®n de Castell¨®n, el inefable Carlos Fabra, ese "gran referente moral y ¨¦tico" a juicio del molt honorable. Los dos primeros tendr¨¢n esta semana su tan deseada oportunidad de comparecer ante el magistrado instructor y aventar si pueden los indicios de cohecho que les abruman. El otro, que completa "la tr¨ªada de las tinieblas" seg¨²n la ¨¢cida humorada de la diputada de Comprom¨ªs M¨®nica Oltra, habr¨¢ de neutralizar procesalmente la corajuda iniciativa de una jueza de Nules que pretende abrir la vista oral por uno de los varios delitos que presuntamente ha cometido y que se vienen beneficiando de una tan escandalosa demora como sospechosa laxitud.
No nos incumbe pulsar las teclas jur¨ªdicas de estos contenciosos que todav¨ªa han de sustanciarse y que seguir¨¢n sin duda y por largo tiempo dando carnaza noticiosa a la prensa. Ahora, sin embargo, el rasgo o imagen que compendia este episodio es la cuerda de imputados en que ha venido a parar lo m¨¢s granado del partido que nos gobierna y que obliga a reflexionar sobre la calidad o catadura de la clase pol¨ªtica -y muy especialmente su estamento conservador, pues a cada cual lo suyo- cuando sus m¨¢s egregios representantes dilapidan de una manera tan deplorable sus cr¨¦ditos personales y electorales.
Resulta obvio que una condena tan generalizada es injusta e infundada, pero habremos de convenir que algo falla y muy gravemente en nuestro universo p¨²blico y social cuando estos tres egregios personajes no han dimitido ya despu¨¦s de haber sido sorprendidos con las manos en la masa y uno de ellos, incluso, atentando posiblemente contra la salud p¨²blica aprovech¨¢ndose de su cargo corporativo. Nos referimos al rumboso cacique castellonense, capaz de haber resistido el tr¨¢nsito de diez jueces y juezas titulares y sustitutas, m¨¢s cuatro fiscales a lo largo de casi seis a?os sin que las diligencias que le conciernen lleguen a culminar. ?Puede chocar que el asunto hieda a podrido y los dedos se nos hagan hu¨¦spedes? Pues claro que no. Lo que maravilla es que alg¨²n insigne portavoz popular sugiera que se les persigue judicialmente cuando, en realidad no pocos de sus correligionarios son carne de trullo con sentencia aplazada.
En todo este esperpento que combina frivolidades y chorizadas hay un personaje que nos atiza la conmiseraci¨®n, y es el consejero Rafael Blasco, responsable de confeccionar d¨ªa a d¨ªa el argumentario con el que las huestes del PP han de defender las excelencias del partido en las inminentes elecciones europeas y que seguramente ser¨¢ extensible a las pr¨®ximas auton¨®micas. ?Qu¨¦ decir? ?C¨®mo endosarle a Rodr¨ªguez Zapatero la culpa de estas menores y mayores villan¨ªas que se les imputa a los se?alados gobernantes valencianos? ?Y c¨®mo explicar la befa que se hace del C¨®digo ?tico asumido, pero no aplicado por el partido? No es f¨¢cil, pero tampoco nos sorprender¨¢ que la derecha de estos pagos siga llevando el agua a su molino aplazando as¨ª una renovaci¨®n pol¨ªtica tan necesaria como enervante y desangelada, todo sea dicho.
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