El Atl¨¦tico se dispara

Era el partido del a?o para los dos, el que les daba medio billete para la anhelada Champions. Era un partido de altura, de v¨¦rtigo, de pura pasi¨®n, de equipos grandes. Uno hubo: el Atl¨¦tico, que le dio un meneo de cuidado al Valencia, por mucho que diga el marcador, que es una enorme mentira. Y lo es pese a que el ¨²nico gol llegara merced a un penalti inventado al alim¨®n entre un p¨ªcaro Ag¨¹ero y un ¨¢rbitro despistado. Porque el Atl¨¦tico, a ratos, agujere¨® a un Valencia que no se llev¨® un saco de goles por culpa de un se?or llamado C¨¦sar y que a la saz¨®n ocupa su porter¨ªa.

Las bajas obligaron a Abel a rehacer su defensa (mejor ser¨ªa derribar la antigua y apostar siempre por la de ayer) y confi¨® en Ujfalusi para el lateral derecho, el mejor lateral que ha tenido el Atl¨¦tico en a?os, adem¨¢s de darle vuelo al joven Dom¨ªnguez en el centro. Le sali¨® redonda la jugada. Tambi¨¦n Emery tuvo que tapar agujeros, y los tap¨® cambiando el sistema. La baja de Silva, imprescindible en este Valencia, empuj¨® al t¨¦cnico a inventar una l¨ªnea de tres centrocampistas (Baraja, Albelda y Edu) que no le llev¨® precisamente al ¨¦xito. Tuvo problemas de circulaci¨®n el Valencia, Mata qued¨® varado en la izquierda sin socio con el que congeniar y s¨®lo Pablo Hern¨¢ndez logr¨® conectar un rato con Villa. Pero fue sujetado ¨¦ste por Pablo y Dom¨ªnguez con una sorprendente autoridad y el equipo vivi¨® todo el partido seco.

El penalti fue injusto, pero si al Valencia no le cay¨® una goleada fue gracias a C¨¦sar

No hab¨ªa amenaza alguna del Valencia y ese hecho envalenton¨® a un Atl¨¦tico que hab¨ªa arrancado a verlas venir. Exist¨ªa mucho miedo mutuo, pero ah¨ª estaba Forl¨¢n para espantar tantos fantasmas de rojo y blanco. El uruguayo comenz¨® a dejarse ver por todos lados, y a rematar hasta el agotamiento, y el Atl¨¦tico se puso a carburar. Intent¨® elevarla Forl¨¢n ante C¨¦sar, pero se le qued¨® peque?o el globo; chut¨® Maxi una vez, dos, en la misma jugada, pero en ambos remates encontr¨® los guantes de un C¨¦sar que daba inicio al recital; lanz¨® de nuevo Forl¨¢n y el bal¨®n rebot¨® en la espalda del portero cuando ¨¦ste reculaba tras un despeje. El Valencia empezaba a agujerearse en defensa y el Atl¨¦tico, atado Villa y espantados todos sus temores, se encontr¨® en el para¨ªso.

Y en ¨¦stas lleg¨® Mejuto. Hasta entonces, el ¨¢rbitro lo hab¨ªa pitado todo, parando el juego a cada minuto, rompiendo el ritmo de un partido fren¨¦tico, anunciando, en fin, que antes o despu¨¦s se adue?ar¨ªa de la escena. Lo hizo antes y despu¨¦s. En el siguiente arre¨®n del Atl¨¦tico, Sim?o encontr¨® un min¨²sculo hueco donde coloc¨® la pelota a la llegada de Ag¨¹ero. El Kun encar¨® a C¨¦sar, le intent¨® regatear y se dej¨® caer ante las manos del portero. Mejuto decidi¨® que aquello era penalti, un penalti mal visto y peor se?alado. Forl¨¢n transform¨® la m¨¢xima pena. Aunque llegara de manera injusta, el gol era la consecuencia justa a lo ocurrido hasta ese momento.

Y m¨¢s a¨²n debi¨® crecer el marcador, porque el Atl¨¦tico encaden¨® unos minutos fabulosos. Una gran jugada de Ag¨¹ero la finaliz¨® Maxi obligando a C¨¦sar a lucirse. Contest¨® Mata en un contragolpe, pero Leo Franco se dej¨® ver en la ¨²nica ocasi¨®n digna de llamarse as¨ª del Valencia. El primer acto finaliz¨® con un chutazo monumental del omnipresente Forl¨¢n que sac¨® el no menos omnipresente C¨¦sar con una estirada para el recuerdo. Se inaugur¨® la reanudaci¨®n con una llegada de Simao ante C¨¦sar que ¨¦ste rechaz¨®. El Valencia actuaba con una lentitud desesperante, dinamitado por completo su centro del campo por Assun?ao, mientras el Atl¨¦tico viv¨ªa disparado en busca del segundo gol.

Y en ¨¦stas volvi¨® a llegar Mejuto. Ag¨¹ero regate¨® a Maduro, quien le zancadille¨® de forma descarada. Pero el ¨¢rbitro, cosas de la conciencia, de la mala conciencia, dijo que nones, se trag¨® el penalti y sancion¨® al Kun. Todo al rev¨¦s. Al rato, Emery cambi¨® su discurso. Quit¨® un medio centro y mand¨® al escenario a Joaqu¨ªn. Y luego a Morientes. Parec¨ªa que el Valencia se lanzar¨ªa arriba a morir con toda su artiller¨ªa, pero el que estuvo a un paso de gol fue, de nuevo, Forl¨¢n. Y el que lo evit¨® fue, de nuevo, el portentoso C¨¦sar, que sac¨® con los pies el zurdazo del uruguayo. Fue otra parada m¨¢s, la en¨¦sima, que dio paso a unos ¨²ltimos minutos ag¨®nicos para ambos, con el Atl¨¦tico defendiendo una renta tan m¨ªnima como injusta. El histerismo general acab¨® con el pitido final y el marcador, que fue un embuste, no retrat¨® un partido en el que uno, el Valencia, jam¨¢s crey¨® en s¨ª mismo, y otro, el Atl¨¦tico, se dio un atrac¨®n de f¨²tbol al que s¨®lo le faltaron m¨¢s goles. O al que le sobr¨® C¨¦sar, que viene a ser lo mismo.