Brotes en el jard¨ªn de al lado
La met¨¢fora de los brotes verdes ha hecho fortuna. Tanta que, desde que fue pronunciada en rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, gran parte del debate p¨²blico se ha limitado a tratar de identificarlos y a calibrar su valor como indicio de la evoluci¨®n de la econom¨ªa en los pr¨®ximos meses.
En eso consiste, ni m¨¢s ni menos, el principal efecto de las met¨¢foras cuando abandonan el ¨¢mbito est¨¦tico de la poes¨ªa e ingresan en el terreno pr¨¢ctico de la pol¨ªtica: estimulan debates m¨¢s pr¨®ximos al arrebato emocional, cuando no a la abierta superstici¨®n, que a la reflexi¨®n rigurosa sobre los problemas y los medios para abordarlos. La met¨¢fora de la invertebraci¨®n de Espa?a, por ejemplo, dio lugar a largas d¨¦cadas de lirismo antropom¨®rfico e historicista que, sin embargo, hubo que abandonar, recurriendo a otros saberes m¨¢s prosaicos, tan pronto se hizo necesario resolver con cierta urgencia asuntos como la estructura pol¨ªtica y administrativa del Estado. Y la met¨¢fora de las dos Espa?as, por su parte, inyect¨® tal fatalismo en la labor pol¨ªtica e intelectual de los espa?oles que, durante mucho tiempo, se busc¨® el mal gen¨¦tico que hac¨ªa de la historia algo inevitable en lugar de reflexionar sobre la mejor forma de Gobierno.
El n¨²cleo de esta crisis es si las personas en paro podr¨¢n recuperar pronto un puesto de trabajo
Quien habla de brotes verdes provoca en el oyente el mismo efecto que el visionario que se?ala un punto de luz en el horizonte: hace que todos los ojos se vuelvan en la misma direcci¨®n y, acto seguido, desencadena una ruidosa disputa entre cr¨¦dulos e incr¨¦dulos, entre quienes no s¨®lo ven la luz, sino que la ven con creciente nitidez, y quienes no distinguen ning¨²n signo anunciador de nuevas claridades. Las diferencias entre unos y otros no tienen soluci¨®n, puesto que, en rigor, lo que les separa no es s¨®lo ver o no ver la luz, sino la creencia de si existe o no existe en realidad. Es decir, la creencia en algo que no pueden ni confirmar ni desmentir desde el momento en que hay quienes aseguran que la luz est¨¢ ah¨ª porque la ven y tambi¨¦n quienes, puesto que no la ven, niegan que exista. La disputa, entonces, cambia de plano, y los que ven la luz suelen entonces entonar las alabanzas del optimismo y del poder transformador de la esperanza, y quienes no la ven alertar sobre los peligros de dejar el futuro en manos del sentimiento y la quimera.
Brotes verdes, muy bien. Como toda met¨¢fora, es relativamente sencillo interpretar el sentido general de lo que pretende decir. Pero lo que importa, no en el ¨¢mbito est¨¦tico de la poes¨ªa, sino en el terreno pr¨¢ctico de la pol¨ªtica, no es el sentido general de una afirmaci¨®n, sino los datos fehacientes en los que se apoya. ?La recuperaci¨®n de los mercados de valores es un brote verde? ?Lo es el t¨ªmido repunte de la compraventa de viviendas? ?Y la menor destrucci¨®n de empleo? Si se responde afirmativamente, lo que se pretende decir es, obviamente, que hay que considerarlos como indicios de que la econom¨ªa est¨¢ empezando a recuperarse. Pero en este salto desde los indicios a la conclusi¨®n faltar¨ªan uno o varios pasos en el razonamiento pol¨ªtico que, de alg¨²n modo, el recurso a la met¨¢fora de los brotes verdes permite escamotear. Porque la recuperaci¨®n de los mercados de valores podr¨ªa ser tambi¨¦n interpretado, no como la prueba de una inminente primavera, sino como evidencia de que la crisis sigue ofreciendo oportunidades para la especulaci¨®n, lo mismo que el t¨ªmido repunte en la compraventa de viviendas. Y en cuanto a la menor destrucci¨®n de empleo, convendr¨ªa recordar que el n¨²cleo fundamental de esta crisis no se sit¨²a tanto en el desorbitado n¨²mero de personas en paro como en la imposibilidad de asegurar que podr¨¢n recuperar pronto un puesto de trabajo.
Y luego falta por resolver alguna contradicci¨®n que, una vez m¨¢s, el recurso a la met¨¢fora y el derrotero de los debates a los que conduce el recurso a la met¨¢fora en pol¨ªtica est¨¢n haciendo pasar desapercibida. Si las incontables y deslavazadas medidas que ha adoptado el Gobierno se dirigen a cambiar el modelo productivo, no es congruente considerar algunos datos positivos en el contexto del antiguo modelo, como el retorno de las ganancias en Bolsa o del pulso del negocio inmobiliario, como prueba de que esas medidas son correctas. Ser¨ªa tanto como aceptar, siguiendo el hilo inacabable de las met¨¢foras, que lo hace bien un jardinero que, aplicado en cuerpo y alma a recuperar un jard¨ªn, obtiene brotes verdes en el de al lado.
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