Un seleccionador en la raia
Moncho L¨®pez vive en Tui y entrena al equipo nacional de Portugal
El seleccionador portugu¨¦s de baloncesto vive en las faldas del Monte Aloia. A punto de cumplir los 40, Moncho L¨®pez firma un curr¨ªculum at¨ªpico. "No es muy normal que a mi edad haya dirigido dos equipos nacionales", reconoce. Con 29 a?os subi¨® al Gij¨®n a la ACB, con 33 llev¨® a Espa?a a la plata en el Eurobasket de Suecia, pero ocho meses despu¨¦s dej¨® a Gasol, Navarro, Calder¨®n y Garbajosa por el Breog¨¢n, con el que sell¨® un traum¨¢tico descenso. Tras un ef¨ªmero paso por Sevilla, en febrero del a?o pasado le llamaron desde la federaci¨®n portuguesa.
L¨®pez, natural de Nar¨®n, se hab¨ªa comprado una casa cerca de Tui y decidi¨® que pod¨ªa hacer de ella un buen centro de operaciones. Se ha acostumbrado a cruzar el Mi?o. Lo mismo baja hasta Oporto, Ovar o Guimar?es para seguir partidos de la competici¨®n lusa, que acude a Lisboa a compromisos federativos o sigue a las estrellas de su selecci¨®n que juegan en la LEB espa?ola. "Hago muchos kil¨®metros", reconoce. Ahora anda enfrascado en la preparaci¨®n del preeuropeo. Resta una plaza para entrar en el Eurobasket de Polonia el pr¨®ximo septiembre, y Portugal la buscar¨¢ un mes antes. Es una misi¨®n imposible porque le esperan Bosnia y B¨¦lgica y despu¨¦s, en el mejor de los casos, Francia e Italia, que repatriar¨¢n a sus estrellas de la NBA.
A¨²n le preguntan por qu¨¦ dej¨® la selecci¨®n espa?ola por el Breog¨¢n
"Todo se vici¨® desde el primer d¨ªa con toneladas de mentiras"
Portugal es un pa¨ªs de bajitos, pero viene de tocar el cielo. Ninguno de sus p¨ªvots supera los 2,06, pero no s¨®lo jugaron el ¨²ltimo Eurobasket, sino que lograron un hist¨®rico pase a la segunda fase, un hito que L¨®pez ni se plantea repetir. Tampoco, asegura, se lo han demandado. "Hemos perdido al base y al cuatro titular de entonces, as¨ª que el objetivo es ir renovando el grupo, abrirlo y dar entrada a gente joven. Ya tengo a un sub 20 en el equipo y a la pr¨®xima concentraci¨®n vendr¨¢n tres m¨¢s con serias opciones de quedarse en el equipo definitivo", apunta.
Portugal tiene un plan y ha tejido una red de centros de formaci¨®n similares a los que en su d¨ªa propiciaron en Espa?a la eclosi¨®n del chantadino Fran V¨¢zquez. Claro que en ese camino era preciso mantener una posici¨®n, lograr que el equipo no cayera de categor¨ªa dentro del compartimentado baloncesto europeo y se mantuviera entre los 24 mejores. Lo consigui¨® el pasado verano no sin apuros, tras ir de menos a m¨¢s. "Nos fuimos haciendo, conociendo". L¨®pez se pone en modo entrenador cuando se le recuerda la carencia de altura: "Nada que no se solucione con la t¨¢ctica", sentencia.
Con todo, un t¨¦cnico de 40 a?os est¨¢ legitimado para echar de menos el d¨ªa a d¨ªa de un equipo. "No me aburro, pero tengo tiempo libre", reconoce. Su contrato contempla la posibilidad de entrenar un equipo en cualquier competici¨®n. "Me apetece hacerlo y me gustar¨ªa que fuera en Portugal porque ser¨ªa m¨¢s sencillo compatibilizar los trabajos". Ya ha habido inter¨¦s de algunos equipos, del Oporto, por ejemplo, un hist¨®rico en horas bajas. Aceptar una oferta de estas caracter¨ªsticas podr¨ªa entra?ar alejarse de la reducida rueda de la ACB, pero Moncho L¨®pez ya est¨¢ acostumbrado a asumir decisiones intr¨¦pidas.
A¨²n hoy le preguntan por qu¨¦ dej¨® la selecci¨®n, a tres meses de unos Juegos Ol¨ªmpicos en los que iba a luchar por una medalla, para entrenar al Breog¨¢n. Muchos ya le dan la respuesta antes de escucharle: el dinero. Y L¨®pez se rebela: "?No! En Lugo ten¨ªa un contrato inferior al de la federaci¨®n", afirma. Luego desgrana que aquella decisi¨®n tuvo que ver con la falta de afecto, con la necesidad de sentirse valorado, tambi¨¦n con una cierta inexperiencia para manejar situaciones de despacho. Tambi¨¦n se relacion¨® con la ilusi¨®n, con el plan que le ofreci¨® Jes¨²s Lence en Lugo, que se vendi¨® como el proyecto m¨¢s ambicioso de la historia de la entidad y acab¨® en fiasco. Todav¨ªa le duele. "Es cierto que los resultados me restan credibilidad, pero todo se vici¨® desde el primer d¨ªa con toneladas de mentiras. Fui con buena fe y voluntad, pero mi trabajo tambi¨¦n depende del rendimiento de otras personas. Hubo errores por parte de todos y aquello me afect¨® personalmente", recuerda. Aquel episodio en Lugo se zanj¨® con un descenso y una profunda frustraci¨®n en el t¨¦cnico. "Dej¨¦ la Federaci¨®n en parte porque la oferta era de Galicia, si me hubiese llamado el Pamesa, por ejemplo, probablemente no me hubiera ido", asegura.
Al menos desde su atalaya del Aloia vuelve la mirada hacia el Norte y sigue las peripecias de un deporte que en Galicia es tan fuerte en la base como escu¨¢lido en la punta de la pir¨¢mide. Lo hace con una lectura optimista -"tenemos a jugadores en la elite como Fran V¨¢zquez, Javi Rodr¨ªguez o Tamara Abalde, y a ver si pronto est¨¢n Obradoiro y Breog¨¢n en la ACB"- y con una advertencia: "Gestib¨¦rica Vigo est¨¢ trabajando muy bien en la cantera, pero atenci¨®n al trabajo mod¨¦lico que est¨¢n haciendo en el Basket Coru?a".
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