Un estilista 'pincha¨²vas'
Miguel ?ngel Delgado es un estilista de categor¨ªa, lo cual es una condici¨®n fundamental para ser figura del toreo; pero tambi¨¦n es un pincha¨²vas de campeonato, lo que puede convertirse en un muro infranqueable para alcanzar la meta so?ada.
C¨®mo torear¨ªa el chaval de ?cija al tercero de la tarde para que, despu¨¦s de un verdadero mitin con la espada y con la ¨ªdem de Damocles del tercer aviso sobre sus espaldas, el p¨²blico lo sacara a saludar al tercio.
Pues s¨ª que tore¨® bien, y conviene detenerse en la pel¨ªcula de los hechos porque no todos los d¨ªas se puede admirar el toreo que surge a borbotones de un alma sensible; el toreo fino, pre?ado de elegancia y personalidad.
A ver: tras unas ver¨®nicas de salida ejecutadas con gracia y compostura, tom¨® la muleta, se dirigi¨® a los medios y desde all¨ª cit¨® a su oponente, noble pero con las escasas fuerzas cogidas con alfileres. Dos estatuarios, un recorte garboso, una trincherilla, otro recorte y un remate con un largo pase de pecho, suave de pit¨®n a rabo. Estaba ya claro que el torero tiene planta y aroma.
La Quinta / Mart¨ªn, Aguilar, Delgado
Novillos de La Quinta -devueltos tercero y cuarto-, correctos de presentaci¨®n, bravucones, blandos y nobles. Sobreros de El Jaral de la Mira, corridos en cuarto y sexto lugares, mansos.
Daniel Mart¨ªn: pinchazo, estocada delantera y dos descabellos -aviso- (silencio); estocada (silencio).
Mario Aguilar: dos pinchazos -aviso- y casi entera (silencio); pinchazo y estocada baja (silencio).
Miguel ?. Delgado: pinchazo -aviso-, cinco pinchazos -segundo aviso-, pinchazo y tres descabellos (ovaci¨®n); pinchazo -aviso-, dos pinchazos, casi entera y cuatro descabellos (silencio).
Plaza de Las Ventas. 17 de mayo. Duod¨¦cimo festejo de feria. Casi lleno.
A Miguel ?ngel Delgado le sobran condiciones, pero ha de aprender a matar
Tom¨® la derecha, se cruz¨® como mandan los c¨¢nones, y dibuj¨® muletazos de buen traz¨® ligados con otro, enorme, de pecho. La faena fue ganando en intensidad, a pesar del poco fuelle del novillo, que iba y ven¨ªa sin la necesaria casta, que es la que hace brotar la emoci¨®n. Continu¨® con tres tandas de naturales, algunos de excelsa calidad, siempre con sentido de la colocaci¨®n y de la ligaz¨®n, y todo presidido por la despaciosidad, la finura y el aroma de toreo caro. Antes de doblarse por bajo con torer¨ªa aut¨¦ntica, dibuj¨® una trincherilla, un precioso pase de la firma y otro de pecho.
Miguel ?ngel Delgado se hab¨ªa inventado una faena plena de sentimiento artista ante un novillo que en otras manos hubiera pasado inadvertido. Pero la personalidad, la inspiraci¨®n y la creatividad dejan huella. Cuando mont¨® la espada ten¨ªa cortada la oreja del novillo. Pero, para decepci¨®n de todos, comenz¨® un baile de desaciertos con el estoque que casi le cuesta pasar por el mal trago de escuchar el tercer aviso. Imperdonable. Despu¨¦s de torear como lo hizo y, adem¨¢s, en plena feria de San Isidro, es imperdonable que se demuestre tanta impericia a la hora de matar. As¨ª, aunque se posea un alma sensible y artista, no se llega a figura en este pa¨ªs. Puede intentarlo en Portugal, donde no se matan a los toros, pero aqu¨ª, no. Aqu¨ª, o aprende a matar o acaba en los alba?iles. Porque lo mismo le ocurri¨® en el sexto, al que volvi¨® a despachar de forma horrorosa y lamentable despu¨¦s de una labor tesonera, de menor calidad que la anterior, ante un manso y soso novillo, con el que no acab¨® de entenderse. Tuvo la ocurrencia, sorprendente por inusual, de recibirlo en el centro del anillo, de espaldas a chiqueros con tres tafalleras que resultaron insulsas. Inici¨® la faena de muleta con un pase cambiado por la espalda, pero la faena nunca alcanz¨® el vuelo deseado. Y lo dicho: condiciones le sobran con capote y muleta, pero aprende a matar a los toros o ya se est¨¢ comprando el mono en las rebajas.
El resto del festejo tuvo otro color muy diferente. Abr¨ªa el cartel Daniel Mart¨ªn, un joven nacido en Alemania, pero que no es alem¨¢n, sino que sus padres trabajaban all¨ª, que lleva casi cinco a?os como novillero, lo cual es mala se?al. Sin que nadie le preguntara, ¨¦l solito se encarg¨® de explicar el motivo de tan larga espera. Le toc¨® un primer novillo de embestida repetidora, y un segundo, manso, encastado y noble, que acudi¨® a la muleta de forma incansable los 10 minutos reglamentarios, y hubiera seguido si no lo mata. La faena a ¨¦ste fue largu¨ªsima por ambos lados, y c¨®mo ser¨ªa la cosa que un espectador, a voz en grito, le pregunta al torero: "?Qui¨¦n te ha enga?ado, chaval?". ?Se entiende? ?C¨®mo es que todav¨ªa nadie le ha dicho que en esta profesi¨®n no va a hacer fortuna? No tiene calidad alguna, se coloca siempre fuera de cacho, da medios pases, y nada tuvo sabor alguno. Alguien que lo quiera bien debe hacerlo llorar...
Y, por ¨²ltimo, enga?¨® el mexicano Aguilar. Da la impresi¨®n de tener maneras toreras, pero lo estrope¨® con p¨¦sima colocaci¨®n y aparente indolencia. Result¨® volteado por el quinto, que le produjo una herida leve de tres cent¨ªmetros en el pene y un puntazo en el tercio superior de la cara posterior del muslo izquierdo.
Y la an¨¦cdota de la tarde: salen los cabestros para llevarse al devuelto tercero de la tarde. No consiguen arroparlo y, con esa cara de aburrimiento que tienen todos, deciden dejarlo all¨ª y volverse por donde hab¨ªan venido. Pero, hete aqu¨ª que el ¨²ltimo cabestro se queda solo en la puerta de chiqueros, detiene el paso, gira la cabeza hacia el novillo, con una mirada circunspecta, como dici¨¦ndole: "Muchacho, que te estoy esperando...". El toro obedeci¨®, y, cuando lleg¨® a su jurisdicci¨®n, el cabestro se retira de la puerta, lo deja pasar y s¨®lo le falt¨® empujarlo con una mano. De arte total...
La corrida de hoy
Toros de N¨²?ez del Cuvillo. La factor¨ªa ganadera por excelencia, por cantidad, no exenta de calidad, de toros lidiados cada a?o. Adem¨¢s, salen del gusto de las figuras como las que vienen esta tarde y se dejan torear con nobleza. Juampedro en estado puro. La blandura suele ser su punto d¨¦bil.
- El Juli. Se espera con ilusi¨®n que pueda repetir
la faena cumbre que realiz¨® hace dos a?os, pues se encuentra pleno de maestr¨ªa.
- El Cid. Casi tres puertas grandes perdi¨® el a?o pasado por culpa de la espada, despu¨¦s de torear como
los ¨¢ngeles, sobre todo,
la corrida de El Pilar.
- Miguel ?ngel Perera. O el temple. Sus ¨²ltimas actuaciones indican que est¨¢ recuperado de las cornadas.
- La corrida se retransmite por Canal + Eventos.
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