Sorpresas y rebajas
En v¨ªsperas del pleno del Congreso sobre el estado de la naci¨®n, el l¨ªder del principal partido de la oposici¨®n, Mariano Rajoy, advert¨ªa mosqueado contra la tendencia del presidente del Gobierno, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, de aprovechar ocasiones como ¨¦sa para sacarse conejos de la chistera. Pero de nada sirvieron esas se?ales que marcaban las l¨ªneas rojas cuya transgresi¨®n volatilizar¨ªa las ¨¢reas de consenso. Seg¨²n pudimos comprobar, una vez m¨¢s los titulares del poder prefieren comportarse como adictos irremediables al factor sorpresa. Quieren que el tiempo, el espacio y el movimiento les pertenezcan en exclusiva y proh¨ªben su uso al adversario.
De esa propensi¨®n a la sorpresa vinieron algunos anuncios. As¨ª, por ejemplo, la reducci¨®n en cinco puntos del impuesto de sociedades durante tres ejercicios a las pymes que mantengan o incrementen su plantilla; igual reducci¨®n en el impuesto sobre la renta a los aut¨®nomos que mantengan el empleo de sus asalariados; recorte de 1.000 millones adicionales de euros del gasto fijado en los Presupuestos del Estado para el presente ejercicio; desarrollo del Plan Educa 3, en colaboraci¨®n con las comunidades aut¨®nomas, para que en 2012 todos los ni?os de 0 a 3 a?os puedan acceder a una plaza de educaci¨®n infantil; puesta en marcha del proyecto Escuela 2.0 por el que las aulas dispondr¨¢n de pizarras digitales, los centros tendr¨¢n conexi¨®n inal¨¢mbrica a Internet y cada alumno un ordenador personal port¨¢til; matr¨ªcula gratuita para titulados universitarios en paro que deseen cursar alg¨²n m¨¢ster durante la actual crisis.
Las promesas del presidente gravitan en buena medida sobre las autonom¨ªas, a las que nadie hab¨ªa consultado previamente
Otros anuncios adicionales incluidos en su intervenci¨®n inicial permitieron al presidente Zapatero ocuparse de cuestiones varias. V¨¦ase la reforma sustancial de la deducci¨®n en el IRPF por compra de vivienda, vigente de manera ¨ªntegra en adelante s¨®lo para las rentas m¨¢s bajas; la mejora de la deducci¨®n fiscal al arrendatario de una vivienda hasta equipararla a la que se obten¨ªa por la compra; los nuevos beneficios fiscales concedidos al arrendador sobre las rentas generadas por alquiler de vivienda; el Plan Renove turismo ampliado en 600 millones de euros; las ayudas directas para la compra de autom¨®viles y de autobuses; la extensi¨®n del tratamiento fiscal del cheque restaurante a un bono transporte; el Fondo para la econom¨ªa sostenible instrumentalizado a trav¨¦s del ICO; y el Fondo de inversi¨®n local para proyectos de sostenibilidad ambiental y tecnol¨®gica as¨ª como para centros sociales derivados de la aplicaci¨®n de la Ley de Dependencia, por un importe global de 5.000 millones de euros. El caso es que bajo el impacto del fuego graneado de todas estas promesas, Rajoy qued¨® aturdido y sin reflejos para modificar sobre la marcha una r¨¦plica que tra¨ªa preparada a ciegas desde la v¨ªspera.
Se dir¨ªa que al terminar la esgrima dial¨¦ctica el presidente Zapatero y sus asesores ¨¢ulicos hab¨ªan logrado el efecto que buscaban. A la tribuna termin¨® subiendo la peor versi¨®n de Mariano Rajoy. De modo que concluido el debate a mediod¨ªa del mi¨¦rcoles 13, los socialistas se mostraban euf¨®ricos. Cantaban la victoria de su l¨ªder, capaz de vencer en circunstancias muy desfavorables. Mientras, del otro lado, los diputados del PP llevaban marcada en sus rostros la se?al de la derrota y se dejaban decir palabras de cr¨ªtica a un Rajoy que hab¨ªa equivocado el tono de la cr¨ªtica implacable propia de la oposici¨®n para derivar hacia descalificaciones injuriosas, sin acertar en el empleo del lenguaje propositivo que la oportunidad reclamaba.
Pero, enseguida, fue necesario echar cuentas y empezaron las rebajas. Las promesas del presidente gravitaban en buena medida sobre las finanzas de las comunidades aut¨®nomas, a las que nadie hab¨ªa consultado previamente. De ah¨ª que, celosas de sus competencias, se aprestaran a reaccionar, cada una a su manera, invalidando el alcance deseable de las propuestas anunciadas. Nos hab¨ªa advertido nuestro Ortega que toda realidad que se ignora prepara su venganza y sucede que desde la Constituci¨®n de 1978 vivimos inmersos en la realidad inesquivable del Estado de las Autonom¨ªas. En todo caso, el presidente Zapatero sostuvo su compromiso de atenci¨®n a los m¨¢s d¨¦biles, sin concesi¨®n alguna a quienes propon¨ªan reformar el mercado laboral o los sistemas de protecci¨®n social. En ese plano, mientras la deuda aguante, nadie debe esperar ni un paso atr¨¢s. Y del consenso o los apoyos parlamentarios que precisa el Gobierno para ganar las votaciones, nunca m¨¢s se supo.
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