Obama pide a Netanyahu un Estado palestino
El presidente de EE UU se niega a poner plazos a la negociaci¨®n con Ir¨¢n para que renuncie a su programa nuclear como pretende Israel
Barack Obama y Benjam¨ªn Netanyahu demostraron ayer estar tan lejos en su visi¨®n de Oriente Pr¨®ximo como sus diferentes biograf¨ªas y proyectos pol¨ªticos anticipaban. El presidente norteamericano se neg¨® a fijar un plazo exacto para que Ir¨¢n renuncie a las armas nucleares e insisti¨® en la necesidad de un Estado palestino. El primer ministro israel¨ª discrep¨® sobre ambos cruciales asuntos y dio paso a una nueva era de relaciones entre Israel y Estados Unidos en la que la urgencia de un acuerdo est¨¢ a la altura de su improbabilidad.
Lo mejor que puede extraerse de la esperada reuni¨®n en la Casa Blanca entre Obama y Netanyahu, los dos nuevos en sus respectivos cargos, es la dedicaci¨®n con la que ambos se emplearon en la dificil¨ªsima agenda que tienen por delante. Cuatro horas dur¨® una entrevista que se sald¨® sin m¨¢s ¨¦xito que el ret¨®rico compromiso mutuo de perseguir una negociaci¨®n de paz con los palestinos.
El director de la CIA viaj¨® a Jerusal¨¦n para advertir contra un ataque unilateral
Donde Obama dec¨ªa alto a las colonias jud¨ªas Netanyahu dec¨ªa terrorismo
Como los dos dirigentes se encargaron de recordar, Estados Unidos e Israel comparten historia y una larga tradici¨®n de relaciones especiales en las que Washington asume la seguridad del Estado jud¨ªo como una responsabilidad propia. Han tenido y tienen a¨²n enemigos comunes y objetivos comunes en la regi¨®n m¨¢s turbulenta del planeta. Su alianza no est¨¢ en peligro porque no puede estarlo. Pero, dentro de ese marco de cooperaci¨®n inevitable, Obama y Netanyahu fueron incapaces ayer de dar pasos concretos en la misma direcci¨®n en la soluci¨®n de los problemas actuales.
Si el destino de la amistad entre dos personas se forja, como creen algunos, en los primeros cinco minutos de su primer encuentro, ¨¦sta no nace entre los mejores augurios. Donde Obama dec¨ªa peras, Netanyahu dec¨ªa manzanas. Donde Obama dec¨ªa Estado palestino, Netanyahu dec¨ªa Ir¨¢n. Donde Obama dec¨ªa alto a los asentamientos, Netanyahu dec¨ªa terrorismo. Donde Obama dec¨ªa paz, Netanyahu dec¨ªa seguridad.
El primer ministro israel¨ª ven¨ªa a Washington a advertir de que la existencia de un Ir¨¢n con armas nucleares hace imposible cualquier progreso hacia la paz, y eso es lo que hizo. El presidente norteamericano quer¨ªa explicar a su invitado que un acuerdo de paz con los palestinos reduce los peligros contra Israel y facilita la desnuclearizaci¨®n de Ir¨¢n, y eso es lo que hizo. Pero ninguno pareci¨® mover al otro de las posiciones anteriores a su primer apret¨®n de manos.
Obama coincidi¨® con su colega en que "un Ir¨¢n con armas nucleares es un motivo de preocupaci¨®n, no s¨®lo para Israel y Estados Unidos sino para toda la comunidad internacional". Pero a?adi¨® que su Administraci¨®n quiere abordar ese problema a trav¨¦s de la negociaci¨®n con el r¨¦gimen de Teher¨¢n.
Netanyahu desconf¨ªa de ese camino y quiere forzar a Washington a poner sobre la mesa la opci¨®n militar o a fijar un plazo preciso -se ha mencionado la fecha del pr¨®ximo mes de noviembre- para que esas negociaciones den el fruto deseado. El primer ministro israel¨ª ha insinuado que, si EE UU no se decide, Israel podr¨ªa actuar contra Ir¨¢n por su cuenta, y lo ha hecho de forma tan cre¨ªble que el propio director de la CIA, Leon Panetta, tuvo que ir la semana pasada a Jerusal¨¦n para advertirle que no se le ocurriera una agresi¨®n unilateral.
Obama manifest¨® ayer que conf¨ªa en que antes de final de a?o, como pide Netanyahu, las conversaciones con Ir¨¢n hayan dado alg¨²n fruto, pero se resisti¨® a poner lo que llam¨® "un l¨ªmite artificial a la diplomacia" y se neg¨® a mencionar la alternativa militar. "No estamos cerrando el abanico de opciones contra Ir¨¢n, incluyendo las sanciones, si mantiene su programa nuclear", manifest¨®.
A su evidente decepci¨®n por esas palabras, el primer ministro israel¨ª contest¨® con otra frustraci¨®n para Obama: la negativa a respaldar la soluci¨®n conocida como "dos Estados", la creaci¨®n de un Estado palestino conviviendo pac¨ªficamente junto al Estado de Israel.
"Esa es la mejor soluci¨®n para todos, incluido Israel", dijo el presidente norteamericano. "Nosotros no queremos gobernar a los palestinos, queremos la paz con ellos, queremos que ellos se gobiernen por s¨ª mismos", contest¨® Netanyahu, sin doblar el brazo en la menci¨®n de la palabra "Estado".
El primer ministro israel¨ª ten¨ªa previsto reunirse despu¨¦s con la secretaria de Estado, Hillary Clinton, y ma?ana lo har¨¢ con los miembros del Congreso. Es poco probable que vuelva con m¨¢s resultados que el de haber satisfecho a su clientela dom¨¦stica con una exhibici¨®n en el Despacho Oval de sus dotes de halc¨®n de la pol¨ªtica jud¨ªa. Pero eso no significa que aqu¨ª acaba todo. Ni mucho menos. Como dijo ayer Obama, "vamos a arremangarnos y vamos a ser socios en este proceso".
La pr¨®xima semana, el presidente norteamericano recibir¨¢ al presidente de Egipto, Hosni Mubarak, y al de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas. El 4 de junio pronunciar¨¢ en El Cairo un hist¨®rico discurso al mundo isl¨¢mico. Quedan, por tanto, tres semanas por delante en las que se pueden producir movimientos de gran relevancia para la paz en Oriente Pr¨®ximo.
Pero ninguno de esos movimientos puede cobrar fuerza si Obama no consigue subir a su tren a Netanyahu. El primer ministro israel¨ª record¨® ayer, respecto a Ir¨¢n, que "nunca ha habido antes un tiempo en que ¨¢rabes e israel¨ªes sientan una amenaza com¨²n como hoy".
Muchos pueden coincidir, m¨¢s o menos silenciosamente, con esa visi¨®n. Pero Obama, que est¨¢ entre los que la comparten, considera que un ataque a Ir¨¢n arruinar¨ªa esa oportunidad, mientras que un acuerdo con los palestinos la potenciar¨ªa. El tiempo, se dijeron Obama y Netanyahu, dir¨¢ qui¨¦n tiene raz¨®n.
LAS CLAVES DE LA NEGOCIACI?N
- Dos Estados. La constituci¨®n de un Estado palestino que conviva en paz junto a su vecino israel¨ª es la clave de las negociaciones emprendidas en la ¨²ltima d¨¦cada. El concepto, impl¨ªcito en los acuerdos de Oslo de 1993, fue adoptado por la Administraci¨®n Bush en 2002 y fue incluido en 2003 en la Hoja de Ruta establecida por el Cuarteto (EE UU, UE, Rusia y la ONU). El acuerdo de Annapolis de 2007 tambi¨¦n establece como fundamento para la paz la soluci¨®n de los dos Estados. El Gobierno de Netanyahu rechaza aceptarlo.
- Reparto territorial. El reparto de la tierra ha sido un obst¨¢culo hasta ahora insuperable. El plan de partici¨®n de la ONU de 1947 asign¨® a los jud¨ªos un 55% de los territorios de la antigua Palestina. El Estado de Israel fue fundado en 1948 tras la victoria en la guerra por la independencia contra los Estados ¨¢rabes. El nuevo Estado se apoder¨® de una superficie equivalente al 78% de la antigua Palestina. Tras la guerra de 1967, Israel tom¨® tambi¨¦n el control de Jerusal¨¦n Este, Sina¨ª, Cisjordania, Altos del Gol¨¢n y franja de Gaza. El regreso al reparto territorial anterior a 1967 es una soluci¨®n con amplio respaldo internacional, incluso en la comunidad ¨¢rabe.
- Asentamientos. La resoluci¨®n 242 de 1967 del Consejo de Seguridad de la ONU pide, aunque con una formulaci¨®n ambigua, "la retirada de las Fuerzas Armadas de Israel de territorios ocupados". M¨¢s de 400.000 colonos viven en asentamientos jud¨ªos en Cisjordania y Jerusal¨¦n Este, lo que complica las negociaciones territoriales. Pese a los llamamientos internacionales, el proceso de colonizaci¨®n sigue, aunque su ritmo se ralentiza.
- Refugiados. Millones de palestinos han sido desplazados a causa del conflicto. Seg¨²n un recuento de la ONU, en 2006 hab¨ªa 1.835.000 refugiados palestinos registrados en Jordania, 435.000 en Siria y 405.000 en L¨ªbano. Otros 1.700.000 son desplazados dentro de Cisjordania. El regreso de los refugiados alterar¨ªa profundamente el equilibro demogr¨¢fico de la regi¨®n, que de por s¨ª tiene una din¨¢mica desfavorable a Israel, debido a la mayor tasa de natalidad palestina.
- Ir¨¢n. La desafiante actitud de Teher¨¢n y su desarrollo de un ambiguo programa nuclear ponen a Ir¨¢n en el centro del proceso. Israel exige a EE UU firmeza ante la amenaza iran¨ª y pretende poner este asunto por delante del proceso de paz.
- Siria. Es otro actor fundamental en el proceso, tambi¨¦n debido a su papel en L¨ªbano y las estrechas relaciones que mantiene con Hezbol¨¢. Tiene abierto con Israel un contencioso sobre los territorios de los Altos del Gol¨¢n. En 2007, un bombardeo destruy¨® unas instalaciones sirias que, seg¨²n muchos los analistas, albergaban el incipiente programa nuclear de Damasco. Nadie duda de que fue la aviaci¨®n israel¨ª la responsable del ataque. Pese al incidente, los expertos coinciden en que hay margen para mejorar las relaciones.
- El plan saud¨ª. Arabia Saud¨ª propuso en 2002 a Israel un plan de paz respaldado por los pa¨ªses de la Liga ?rabe. La oferta consist¨ªa en el reconocimiento del Estado de Israel por parte de los 22 miembros de la Liga a cambio de la retirada de los territorios ocupados y del reconocimiento del Estado palestino. La iniciativa ha logrado el respaldo de la ONU y del Cuarteto.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.