"Un regalo en Birmania me cambi¨® la vida"
En 2003, cuando su guerra contra el mal llevaba al presidente de EE UU, el tejano George W. Bush, a invadir Irak, otra tejana de veintitantos a?os, reci¨¦n licenciada en Derecho y "no muy bien informada", se lanz¨® a conocer Myanmar. Maran Turner super¨® el miedo a adentrarse en un pa¨ªs subyugado durante d¨¦cadas a una dictadura militar para conocer a los opositores al r¨¦gimen. En el viaje, uno de ellos le oblig¨® a aceptar un tapiz de regalo: "Si lo llevas contigo, no nos olvidar¨¢s y luchar¨¢s por nuestra libertad", confi¨® el birmano. "Ese recuerdo me cambi¨®".
Hoy, Barack Obama deshace la herencia de Bush, y Turner, que admira a su nuevo presidente y tiene 32 a?os, dirige Freedom Now, una asociaci¨®n de abogados que trata de liberar a presos pol¨ªticos en todo el mundo. El sureste asi¨¢tico ya no es desconocido para Turner, que gu¨ªa al comensal por el men¨² de especialidades del restaurante tailand¨¦s. El reo de conciencia m¨¢s c¨¦lebre que defiende Freedom Now, desde 2006, es Ang Suu Kyi, a la que han llamado la Mandela birmana. Suu Kyi encarna desde hace 20 a?os la aspiraci¨®n por la democracia en su pa¨ªs. All¨ª la votaron masivamente en 1990 en unas elecciones que el r¨¦gimen no reconoci¨®. Un a?o m¨¢s tarde recibi¨® el Nobel de la Paz. Desde entonces ha pasado 13 a?os encerrada. Ahora la pueden condenar a cinco a?os m¨¢s de reclusi¨®n.
Esta abogada busca la libertad de presos pol¨ªticos, como la Nobel Ang Suu Kyi
Mientras busca los platos vegetarianos del men¨², Turner explica que, tras su viaje, su primer destino como joven jurista defensora de Derechos Humanos fue Sur¨¢frica. All¨ª redactaba informes de los abusos de la dictadura en Zimbabue para South African Litigation Center. No logr¨® encausar a nadie, pero conoci¨® al joven abogado que hab¨ªa fundado, en 2001, Freedom Now. No dud¨® en sumarse al proyecto, del que hoy es directora.
"Seleccionamos casos individuales claves, aquellos que representan una situaci¨®n de atropello general de los Derechos Humanos en su pa¨ªs". Y los llevan ante organismos internacionales, como el grupo de trabajo sobre detenci¨®n arbitraria de la ONU.
Han logrado liberar a algunos de los que defienden, no a todos. "Siento frustraci¨®n cuando el lenguaje b¨¢sico de los Derechos Humanos naufraga en las trastiendas de la geopol¨ªtica", dice Turner. Sabe de qu¨¦ habla: a principios de 2008, vio c¨®mo el veto de China y Rusia hac¨ªa fracasar una resoluci¨®n contra Myanmar en el Consejo de Seguridad de la ONU. La abogada no se desanima, y proclama sobre su plato de pescado que se enfr¨ªa: "La ¨²nica forma de avanzar es pedir responsabilidades. Aunque sea sobre el papel. Que las dictaduras se vean en la necesidad de justificar sus atropellos ya es un avance".
Cree que eso es lo que hace el r¨¦gimen birmano: la detenci¨®n sin cargos de Suu Kyi rebasa los cinco a?os que permite su propia ley, y ahora la juzgan. Tras este legalismo se esconde la b¨²squeda de tretas para mantenerla encerrada, denuncia Turner, que no pierde la esperanza: mantiene colgado en la pared de su casa el tapiz que le regal¨® el opositor birmano, del que no volvi¨® a saber nada hasta hace un mes. "Huy¨® del pa¨ªs tras la revuelta azafr¨¢n de 2007, ahora est¨¢ en un campo de refugiados tailand¨¦s". Aguardando la libertad, como Suu Kyi.
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