La eternidad de lo ef¨ªmero
La ver¨®nica de Morante es un canto a la fugacidad de la belleza instant¨¢nea. Pero eso es el toreo, el toreo de verdad. Lo percibes como un pellizco est¨¦tico, te convulsiona como el ¨¦xtasis sexual, te estremece como la contemplaci¨®n de un hermoso cuerpo de mujer, te seduce como el trazo m¨¢gico del pincel de C¨¦zanne o la esp¨¢tula de Julio Gonz¨¢lez. Y la emoci¨®n nos invade durante segundos, minutos. Horas y queda en nuestra memoria a?os, d¨¦cadas, siglos. Es la eternidad de lo ef¨ªmero.
Todos quienes estuvimos la otra tarde en Las Ventas evocaremos a amigos, mexicanos y franceses ausentes, sobrinos, nietos, y otros aficionados de otras generaciones que aquel 21 de mayo de 2009 Morante de la Puebla rindi¨® su personal homenaje al toreo, a los cincuenta a?os de la alternativa y confirmaci¨®n, de Curro, a la belleza, a la creaci¨®n, a la creatividad, a la inspiraci¨®n del artista, a la est¨¦tica de unas manos meciendo un capote de rosa con vueltas de color innombrable para seducir a un toro verag¨¹e?o, a veinte mil almas convocadas al clamor del excelso instante en el que en pleno siglo XXI un hombre -sin m¨¢s- nacido no lejos de la Giralda, en la verde Andaluc¨ªa, pero criado por aquel pigmali¨®n que fue Miguel Fl¨®rez y a los pechos de la ver¨®nica de Rafael y de Curro, de Romero y de De Paula, es decir de los dioses modernos y eternos del lance inspirado en la leyenda m¨¢gica de la historia sagrada, en el v¨ªa crucis de la vida, cuyo nombre evoca sin m¨¢s el mecer de una caricia, el balanceo de un ment¨®n hundido, de un capote alado, de una ingle que se ofrece en sacrificio al paso generoso del animal m¨¢s bello y potente del mundo animal, criado para permitir a un artista crear belleza.
O el toreo es arte o es emoci¨®n; o es pasi¨®n o es estremecimiento
O el toreo es arte o es emoci¨®n; o es pasi¨®n o es estremecimiento; o te recorre la m¨¦dula espinal como una descarga de silla el¨¦ctrica o te subyuga como una madonna florentina o un paisaje impresionista. O te rindes ante la generosidad corporal de uno o te embelesas con la creatividad; o recorres miles de kil¨®metros para ver el patetismo o el embrujo de la ver¨®nica. Si lo han adivinado. O Jos¨¦ Tom¨¢s o Morante. O los dos. Porque juntos completan y justificar la permanencia, el vigor, la pujanza de un espect¨¢culo ¨²nico, imprevisible, eterno, que nos enriquece como personas, como seres humanos dotados de sensibilidad para apreciar la eternidad de lo ef¨ªmero o lo ef¨ªmero de la eternidad.
Carlos Abella es escritor
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