?Ad¨®nde fue Bambi?
En la habitaci¨®n de un hotel de cinco estrellas del centro de Madrid, un rato antes de que entre Miley Cyrus, la actriz de 16 a?os que interpreta a Hannah Montana, aparece su padre, el conocido cantante de country Billy Ray Cyrus. Maquillado y sonriente, lo primero que hace es aclarar que el l¨ªquido rojizo que se tambalea en el interior del vaso que lleva en la mano es zumo. Est¨¢ aqu¨ª para presentar la pel¨ªcula que protagoniza junto a Miley. Habla de la fe, de superar los obst¨¢culos que te pone la vida y un par de cosas m¨¢s. Antes de salir, cuando tiene un pie en la puerta, le interrumpen:
-?Cu¨¢l es el secreto de vuestro ¨¦xito mundial, Billy Ray?
-S¨¦ tu mismo y haz las cosas de coraz¨®n, con pureza.
En eBay se ha llegado a pagar hasta 1.500 euros por uno de sus conciertos. Los de U2 rondan los 250 de media
Quienes le escuchan se quedan en silencio. O no han entendido nada o creen que Billy Ray se ha ido con el secreto en el bolsillo.
Ni Bambi ni el rat¨®n Mickey Mouse, s¨ªmbolo de la factor¨ªa durante d¨¦cadas, pisan ya la alfombra roja. La generaci¨®n tween, chicos de entre 2 y 17 a?os, ha encumbrado a una hornada de artistas adolescentes (de carne y hueso) que hacen de todo. Cantan, bailan y ponen su cara a tazas y tubos de pasta de dientes. No usan piercings ni tienen tatuajes. Al contrario: leen la Biblia, cobran una paga mensual y alardean de mantener a¨²n la virginidad. Hablamos de The Jonas Brothers, una banda de pop formada por tres hermanos quincea?eros de Nueva Jersey; de la propia Miley Cyrus, y de Zac Efron y Vanessa Hudgens, los protagonistas de High School Musical (HSM). Mueven entre todos 2.900 millones de d¨®lares al a?o. El mundo se ha rendido a estos j¨®venes con acn¨¦ y pinta de haberse quitado hace poco el corrector de dientes, que ser¨ªan sin duda los amigos favoritos de los padres de muchos adolescentes.
Hace 58 a?os, Bob Iger naci¨® en una familia de clase media en Long Island (Nueva York). El padre, trompetista de jazz, trabajaba como publicista. Iger recuerda haber visto, de peque?o, los dibujos animados de Mickey, sentado ante un viejo televisor en el sal¨®n de casa. Hace poco confes¨® a la revista Fortune que se hab¨ªa bajado la sinton¨ªa de aquella serie a su Ipod. Es la nostalgia, quiz¨¢ porque no le queda otro remedio. Iger, estudiante ejemplar y empleado met¨®dico, presidente de Disney desde 2005, dirige una mastod¨®ntica compa?¨ªa que ha vivido momentos dif¨ªciles. Con Mickey y Minnie lejos de los focos, los adolescentes son ahora la imagen y el sello de Disney. El secreto de Iger, seg¨²n los analistas, consiste en sacar el m¨¢ximo rendimiento a todas las divisiones de la compa?¨ªa: la versatilidad de los artistas, que cantan, bailan y act¨²an, da para hacer pel¨ªculas, series, conciertos, musicales, giras promocionales... Todos recuerdan a Iger, en medio de una tormenta burs¨¢til, anunciado que la tercera parte de HSM estaba a punto de estrenarse. Era un aval.
A Billy Ray le se?alan como el hombre que se esconde tras la chica que convierte en oro todo lo que toca. No le preocupa en exceso, ni siquiera cuando le dicen en Madrid que ese mundo color de rosa que pregona no existe. "No somos perfectos", replica, "pero la religi¨®n y los valores son muy importantes para nosotros". El filme que promociona fue el m¨¢s taquillero durante su primer fin de semana (2,7 millones de euros de recaudaci¨®n) y la banda sonora ocupa el n¨²mero uno de ventas.
Billy Ray, compositor casi an¨®nimo de una canci¨®n pegadiza que lleg¨® a Espa?a con el t¨ªtulo No rompas m¨¢s mi pobre coraz¨®n, recuerda una tarde de hace cuatro a?os, cuando se present¨® con una guitarra y Miley ante los ejecutivos de Disney. Ellos planeaban lanzar en el canal de cable una serie sobre la vida de una cantante adolescente de ¨¦xito (Hannah) que, por el d¨ªa y con otra identidad, intenta llevar una vida corriente. Los eligieron, la serie arras¨®; la historia ha dado el salto al cine en 2009 y los discos que han grabado son ¨¦xitos en todos los pa¨ªses. Miley, a la que la revista Forbes sit¨²a ahora entre las veinte estrellas m¨¢s poderosas por debajo de los 25 a?os, acumula una fortuna personal cercana a los 1.000 millones de euros.
En la propia Disney cogi¨® por sorpresa tanta gloria, la de Hannah y la de los dem¨¢s artistas adolescentes. Abrumados, los ejecutivos de la factor¨ªa casi no ten¨ªan palabras para explicar el fen¨®meno. Pero no perdieron ni un minuto y pusieron en marcha la maquinaria. Adem¨¢s de discos y pel¨ªculas, tu vida podr¨ªa girar en torno a Hannah, HSM o The Jonas Brothers: pijamas, peines, maletas, MP3 y un largo etc¨¦tera. Baila como ellos, v¨ªstete como ellos y cuando lleguen a tu ciudad ve corriendo a comprar las entradas para el concierto.
Jos¨¦ Vila es el vicepresidente y director general de Disney Channel para Espa?a y Portugal y a ¨¦l tambi¨¦n le parece espectacular c¨®mo la compa?¨ªa est¨¢ explotando estas franquicias para adolescentes. "En esta nueva ¨¦poca ofrecemos algo m¨¢s actual, que combina m¨²sica y baile con historias pr¨®ximas a los ni?os. Son historias universales", dice. Y se?ala que la fuerza de Disney radica en su flexibilidad, en que un producto hecho para televisi¨®n se puede trasladar al negocio musical, a los DVD o a los productos de consumo.
Al igual que millones de padres, Antonio Del Valle, comercial de 36 a?os, se pregunta: "?Qu¨¦ demonios puedo hacer?". Irene, su hija de 11 a?os, devora mientras tanto el men¨² infantil de una hamburgueser¨ªa. "En Navidad le compr¨¦ ropa de Hannah Montana y las joyas. Para el cumplea?os, el videojuego y el disco. Hasta nos pasamos a la televisi¨®n de pago", relata Antonio. Irene r¨ªe como un ratoncillo y cuenta que tambi¨¦n sus amigas son fan¨¢ticas. "Hannah tiene las mismos problemas con los chicos que nosotras", a?ade. Los padres, ahora m¨¢s que nunca, consultan a los hijos qu¨¦ comprar y los publicistas consideran que con la generaci¨®n tween se abre un mercado apetecible, muy inflado por padres generosos y abuelos cargados de regalos. Susan Linn, profesora de la Universidad de Harvard, considera que los padres se ven obligados a creer que sus hijos "tienen que tener experiencias adultas pronto", como acudir a un concierto de masas. La autora de un libro titulado Ni?os Consumidores explica que los padres tienen un miedo excesivo a decepcionarles y no cumplir con sus expectativas.
Los j¨®venes de Disney llevan tres a?os copando portadas de revistas. Una de ellas es Bravo, una publicaci¨®n juvenil de gran ¨¦xito. A su directora, Katrin Senne, nada de esto le ha pillado por sorpresa. "?Estrellas adolescentes que triunfan? Nada nuevo. Lo novedoso es que ahora nos implican a los mayores, que los acompa?amos al cine o al concierto. Y al d¨ªa siguiente lo comentamos en el trabajo". Jos¨¦ Mar¨ªa Castillejo, uno de los fundadores de Pocoyo, una serie espa?ola para peque?os de calidad, le da la raz¨®n y apunta que a ellos, que en muchos casos toman como referencia a Disney, les obsesiona gustar a los padres. "Tiene que ser algo entretenido, para toda la familia", a?ade. El ¨¦xito de estos teens, para el experto en psicolog¨ªa Ram¨®n Soler, se remonta a que antes los adolescentes, en las sociedades tradicionales, ten¨ªan que superar una serie de pruebas para convertirse en adultos. Los ritos "hoy han desaparecido y los chicos suplen la p¨¦rdida proyect¨¢ndose en sus ¨ªdolos", dice Soler. Hay otros que son muy cr¨ªticos, como Jos¨¦ Manuel Errasti, profesor de psicolog¨ªa de la Universidad de Oviedo, quien destaca que estos personajes son cantantes, no trabajadores de la metalurgia ni parados. "Disney crea una vida ficticia en la que los j¨®venes se sienten seguros, pero es irreal", comenta. Errasti cree que la factor¨ªa vende un set completo con ropa, m¨²sica, cine, discos e.... ideolog¨ªa. "Es la ideolog¨ªa conservadora americana, la que obliga a dejar las cosas como est¨¢n. Se vive en un universo donde lo importante es ver qu¨¦ chico te gusta y c¨®mo te peinas".
En eBay se ha llegado a pagar cerca de 1.500 euros por un concierto de estos chicos, cuando la media de grupos como U2 o Sprigsteen ronda los 250. Kevin, Joe y Nick son tres hermanos que forman la banda Los Jonas Brothers y que se enrolaron con Disney para grabar la pel¨ªcula Camp Rock, en la que hac¨ªan de grupo invitado a un campamento para aspirantes a cantantes. El padre de los chicos es m¨²sico y pastor, y la madre, cantante y actriz. Es el producto perfecto para la factor¨ªa. Educados y caballerosos, los tres sacan brillo a su castidad. "Ellos son personas", les ha defendido el progenitor en varias ocasiones, "no se fabricaron en un laboratorio de productos de Disney".
Los cr¨ªticos de m¨²sica han llegado a comparar el furor que desatan los j¨®venes de Disney con aquel que produjeron en los setenta cuatro chicos que se hac¨ªan llamar The Beatles. ?Qui¨¦nes son estos adolescentes, c¨®mo se atreven?, se preguntan muchos. En apariencia no son nada arrogantes y huyen de ese aura de j¨®venes, ricos y malditos. Britney Spears, otra chica de la factor¨ªa que se desvi¨® del buen camino, es todo lo que ellos no quieren ser. Hace un par de d¨ªas, Miley Cyrus escribi¨® en su Twitter que la gente no pierda el tiempo llam¨¢ndole gorda, despu¨¦s de que ella misma bromeara con sus muslos. "Leed la Biblia", aconsej¨® a sus detractores. -
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