El Estado y el nuevo modelo econ¨®mico
Existe un cierto consenso, y as¨ª se est¨¢ reflejando en los medios informativos, respecto a la necesidad de cambiar el modelo econ¨®mico que ha funcionado en Espa?a durante el ¨²ltimo ciclo expansivo y que no parece adecuado ni para la salida de la crisis ni para obtener un crecimiento suficiente para generar el empleo que la sociedad espa?ola demanda y necesita. No s¨®lo lo dice el Gobierno sino las instituciones nacionales e internacionales y los economistas.
Pero es conveniente aclarar el significado de "modelo econ¨®mico", lo que se quiere cambiar y el papel que deben tener el Estado y los agentes sociales (sindicatos, empresas, consumidores, inversores) en este proceso y en una econom¨ªa de libre mercado. Es importante definir los objetivos y los plazos en los que se quiere realizar la transformaci¨®n. Si no se definen claramente se corre el riesgo de que todos hablemos de cosas diferentes y los esfuerzos de los distintos agentes econ¨®micos se dispersen e incluso vayan en direcciones opuestas.
Deber¨ªan impulsarse sectores como alimentaci¨®n, qu¨ªmica, farmac¨¦utico, electr¨®nico, electricidad o telefon¨ªa
Dejando aparte la acepci¨®n m¨¢s matem¨¢tica o econom¨¦trica del modelo econ¨®mico por no ser lo que est¨¢ en discusi¨®n, un modelo econ¨®mico es una s¨ªntesis o simplificaci¨®n de lo que ocurre en la econom¨ªa (en este caso de Espa?a) que refleja las actuaciones y relaciones causa-efecto entre los agentes econ¨®micos de producci¨®n, consumo e inversi¨®n. Si nos referimos a un modelo econ¨®mico social, estas relaciones se ampl¨ªan porque no se refieren ¨²nicamente a las transacciones econ¨®micas sino tambi¨¦n a las de car¨¢cter social que no tienen necesariamente una contraprestaci¨®n econ¨®mica como son los trabajos voluntarios (y no tan voluntarios) en el entorno de la familia o de organizaciones no lucrativas (ONG). En econom¨ªa pol¨ªtica se estudian tres tipos de modelos econ¨®micos: econom¨ªa de mercado, econom¨ªa dirigida y econom¨ªa mixta, siendo este ¨²ltimo una mezcla de los dos primeros.
Dando por hecho que estamos dentro del modelo de econom¨ªa de mercado establecido y aprobado para la UE y entendiendo que ¨¦ste no es el objetivo a cambiar, deber¨ªamos definir y si fuese posible consensuar qu¨¦ queremos cambiar. El Gobierno, por sus declaraciones y por las medidas tomadas, parece estar pensando en un cambio del modelo econ¨®mico-social m¨¢s que en un cambio del sistema productivo. Al referirse a veces a un cambio hacia "una econom¨ªa m¨¢s productiva y menos especulativa" si se refleja una intenci¨®n de modificar el modelo productivo (sistema productivo) aunque su resistencia a impulsar las reformas estructurales, aconsejadas por instituciones internacionales, analistas, economistas y profesores, parece estar en contradicci¨®n con ello.
Durante d¨¦cadas hemos tenido en Espa?a un sistema productivo basado en la construcci¨®n y el turismo. La construcci¨®n de viviendas y obras p¨²blicas ha llegado a pesar el 11% del PIB, porcentaje m¨¢s elevado que en el resto de nuestros socios europeos. Al turismo, teniendo en cuenta los diferentes sectores que intervienen en su actividad (hosteler¨ªa, comercio, transporte), se le estima un peso entre el 10% y el 11% del PIB. La dimensi¨®n relativa del conjunto de los sectores industriales, excluida la construcci¨®n, ha ido disminuyendo paulatinamente mientras ha aumentado la actividad de los servicios a las empresas con una clara tendencia a la externalizaci¨®n de algunos de ellos por parte de las empresas industriales (limpieza, seguridad, transporte, inform¨¢tica).
El cambio del sistema productivo espa?ol (no del modelo) consistir¨¢ en parte en la reducci¨®n de la dimensi¨®n de la construcci¨®n en el subsector de la vivienda y no de las obras p¨²blicas, alcanzando un tama?o m¨¢s adecuado para las necesidades de la demanda. Tras el ajuste que se est¨¢ produciendo como efecto directo de la crisis, el sector de la construcci¨®n deber¨¢ recuperar un peso en torno al 9% del PIB y por tanto ser¨¢ necesario que se incremente la actividad de otros sectores y/o aparezcan otros nuevos, que complementen esos dos puntos del PIB que perder¨¢ la construcci¨®n. Por otra parte, el turismo y los sectores que lo componen son piezas fundamentales en la estructura espa?ola dadas las ventajas competitivas que nos aportan la situaci¨®n geogr¨¢fica y el clima.
Ser¨ªa conveniente que los sectores industriales alcanzasen una dimensi¨®n algo mayor y ya que las industrias auxiliares de la construcci¨®n de viviendas se resentir¨¢n de su redimensionamiento, habr¨¢ que impulsar sectores en los que Espa?a haya alcanzado un cierto nivel de productividad y competitividad en el mundo: sector alimentario, qu¨ªmico, farmac¨¦utico, electr¨®nico, o en sectores que por tener asegurada una demanda interna su posici¨®n ventajosa les facilita el crecimiento. Es el caso de los sectores energ¨¦ticos y en particular el el¨¦ctrico. Otros tambi¨¦n de car¨¢cter m¨¢s novedoso est¨¢n situados entre los servicios: la telefon¨ªa y los servicios inform¨¢ticos. Pero todos los posibles cambios tienen que coincidir en una mejora de la calidad y de productos o servicios singulares que les permita competir en otros mercados. Habr¨¢ qu¨¦ definir en t¨¦rminos econ¨®micos que se considera sectores de econom¨ªa sostenible.
?Y cu¨¢l debe ser el papel del Estado y del Gobierno como instrumento del mismo? Sin olvidar que estamos en una econom¨ªa de mercado y que el peso del Estado es cada vez menor aunque complementado con el de las 17 comunidades aut¨®nomas, con la excepci¨®n de la actividad del sector p¨²blico (ense?anza, sanidad, infraestructuras), son las empresas las que tienen que buscar, decidir y poner en marcha la actividad productiva, ya sea industrial o de servicios. Lo que si puede hacer el Gobierno es mejorar las condiciones para el desempe?o de esa actividad de las empresas, ayudando a reducir los costes de producci¨®n, facilitando los tr¨¢mites tanto en el inicio de la actividad como en su desarrollo, generando un entorno de estabilidad y de seguridad jur¨ªdica, etc¨¦tera. Para ello tendr¨¢ que apoyarse en las directivas comunitarias y no buscar atajos para solventarlas, consensuar con las comunidades aut¨®nomas en las numerosas actividades de las que tiene autonom¨ªa legislativa y por ¨²ltimo consensuar con otros partidos pol¨ªticos para conseguir su apoyo en el Parlamento cuando presenta alguna legislaci¨®n con ¨¢nimo de cambio.
Carmen Alcaide es economista y ex presidenta del INE.
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