?Ad¨®nde va Feij¨®o?
Sabido es que las deliberaciones del Consello de la Xunta son secretas. Pero sus vacilaciones p¨²blicas abren este Gobierno como un libro. Con alguna licencia po¨¦tica pueden aventurarse los inquietantes debates de un Ejecutivo que, al menos en apariencia, se aplica m¨¢s en ir saliendo de los charcos donde se mete, que en ejecutar con orden y m¨¦todo aquel contrato firmado por Feij¨®o en campa?a.
-Presidente, se embrutece el biling¨¹ismo cordial- alerta el conselleiro de Educaci¨®n.
-Que pase el crack que fichamos para Pol¨ªtica Ling¨¹¨ªstica. ?C¨®mo va ese consenso, campe¨®n?
-Hay que enfriar el l¨ªo, presidente - asesora inteligentemente-. Para tranquilizar hemos anunciado que estamos estudiando la segregaci¨®n ling¨¹¨ªstica
El Gobierno del PP pone a todo el mundo de acuerdo en que quieto y callado es como mejor est¨¢
-Muy tranquilizador, ciertamente.
-Presidente, se sublevan en Pontevedra -avisa la conselleira de Sanidade-. Acabo de llegar de Vigo, de privatizar un poquito ese tercer hospital que no existe y no veas c¨®mo quedaban...
-A ver, Rueda, t¨² que estuviste de asesor en la Diputaci¨®n y por tanto conoces bien aquella realidad, ?qu¨¦ les duele?
-Yo es que m¨¢s bien estaba de secretario general del partido.
-Qu¨¦ me dices, ?y c¨®mo te las apa?abas con las dos cosas?
-Los secretarios de ayuntamiento gozamos del don de la omnipresencia, presidente... Con tanto ajetreo no me familiaric¨¦ mucho con las costumbres locales, pero para m¨ª que va a ser lo de la delegaci¨®n de Vigo... Propongo sacar en la tele las salas donde se lo hac¨ªan Touri?o y Quintana.
-Qu¨¦ transparente.
-A la par que entretenido, presidente.
-Tambi¨¦n podemos dar unas ayudas directas a los de Pontevedra por ir a Vigo -sugiere, emprendedor, el conselleiro de Industria-. De paso, podr¨ªan acercarse por Citro?n y cambiar de coche... le llamar¨¦ plan re-vigu¨ªzate.
-Lamento interrumpir tanto caos creativo, pero la Cidade da Cultura se resiste a acabarse sola- recuerda el conselleiro de Cultura.
-Oye Hern¨¢ndez, ?si hubiera que certificar que ya est¨¢ acabada, t¨² te animar¨ªas...? Se lo iba a pedir al superdelegado de Ourense, pero anda liado.
-Una palabra tuya bastar¨¢ para certificarla, presidente.
-Todo arreglado entonces... Salgo de gira a explicarle a Mariano y a Espa?a c¨®mo se ganan unas elecciones.
A¨²n sin cumplir los cien d¨ªas de gracia, lo cierto es que el primer Gobierno de la restauraci¨®n popular pasa m¨¢s tiempo justificando lo que no hace que explicando lo que hace. La inmediata derogaci¨®n del decreto del gallego ha degenerado en un culebr¨®n rid¨ªculo y peligroso. Promet¨ªa regeneraci¨®n pero dos de sus pesos pesados -Hern¨¢ndez y Rueda- renquean tocados por su personal manera de entender el servicio p¨²blico. Dec¨ªa que todo ven¨ªa del af¨¢n de lujo de Touri?o y las cuentas estaban echadas y sal¨ªan, pero ya no sabemos si estamos en quiebra o vamos sobrados. Un d¨ªa se rechazan las ayudas al autom¨®vil de Zapatero alegando no tener ni para pipas y al siguiente se anuncian propias y con dos huevos duros. Una semana el burato mide 600 millones y a la siguiente se estira como un chicle hasta los 1.200. Incluso su medida estrella, la famosa reducci¨®n de altos cargos, se enturbia por el gasto opaco que al parecer generar¨¢n los famosos superdelegados.
El Ejecutivo de Feij¨®o corre demasiado deprisa en la direcci¨®n de convertirse en uno de esos gobiernos que parece no saber bien ad¨®nde va y logra poner a todo el mundo de acuerdo en una cosa: quieto y callado es c¨®mo mejor est¨¢. A lo mejor ten¨ªa un plan porque contaba ganar las elecciones, pero o lo han olvidado o no le funciona. Feij¨®o disfruta a¨²n del impulso de su victoria y del cr¨¦dito del reci¨¦n llegado, pero necesita resultados, electorales y de gobierno. Las alertas se han encendido y en pol¨ªtica no se f¨ªa a nadie. Que se lo pregunte al bipartito si no. Rajoy tambi¨¦n viv¨ªa un ciclo alcista hasta su derrota en el debate. La crisis ampl¨ªa a diario la n¨®mina de quienes llaman a Monte P¨ªo reclamando soluciones. S¨®lo falta una victoria p¨ªrrica en unas europeas convertidas por su partido en un refer¨¦ndum sobre Zapatero, o que G¨¹rtel no tenga ese ansiado final feliz y ganen los inquisidores del siglo XXI. Entonces ser¨¢ como en la greguer¨ªa de G¨®mez de la Serna: de noche el gobierno est¨¢ en crisis total.
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