Una pobre idea de Europa
Las cosas no salen siempre mal. Europa es la prueba de ello y de lo contrario. La prueba de que ese gran proyecto pol¨ªtico no est¨¢ garantizado y estamos a tiempo de pifiarla si nos lo proponemos.
?La Europa pol¨ªtica es todav¨ªa posible? ?Ha habido una pol¨ªtica contra la crisis suficientemente coordinada y efectiva? ?Podr¨ªamos rebajar el d¨¦ficit democr¨¢tico con partidos transnacionales y eligiendo al presidente de la Comisi¨®n y del Consejo directamente? ?Tiene la Uni¨®n Europea (UE) una pol¨ªtica energ¨¦tica de futuro? ?Cu¨¢l puede ser la relaci¨®n con esa Rusia que nos abre y cierra los grifos de la energ¨ªa? ?Tienen que ser nuestras fronteras de goma y llegar con Turqu¨ªa hasta el C¨¢ucaso, Ir¨¢n, Irak y Siria, o decapitamos al comisario de la ampliaci¨®n y nos fortalecemos pol¨ªticamente? ?Optamos por una Europa asim¨¦trica o vamos los 27 todos a una, aunque no sepamos ad¨®nde?
Los partidos hurgan en las bajas pasiones, y la campa?a del PSC, simplista pero efectiva en las legislativas, ahora ya est¨¢ agotada
?Alguien sabe qu¨¦ piensan nuestros candidatos al Parlamento Europeo sobre alguna de estas preguntas? Les hemos o¨ªdo llamar al rearme moral de Espa?a, acusarse de mentirosos, de llevar el pa¨ªs a la ruina, de no defender el catal¨¢n en la UE, hasta de tener un bisabuelo esclavista. Pero no sabemos cu¨¢l es su idea de Europa.
Estamos ante la segunda mayor convocatoria democr¨¢tica del mundo y, a pesar de que tres de cada cuatro leyes espa?olas nacen en Europa, las elecciones no interesan. La participaci¨®n no ha dejado de caer y la previsi¨®n es no llegar al 45% de los ¨²ltimos resultados.
El malhumor de los europeos est¨¢ claro. El Eurobar¨®metro dice que dos de cada tres no votar¨¢n y que pierden confianza en las instituciones. La credibilidad de la Comisi¨®n y el Banco Central Europeo se ha precipitado en los ¨²ltimos seis meses. La crisis econ¨®mica y la respuesta pol¨ªtica deben de tener algo que ver.
La lectura de los partidos es que el desinter¨¦s se combate animando las bajas pasiones. De esa manera, el PSOE y el PP desnaturalizan la convocatoria y la convierten en la t¨ªpica bronca dom¨¦stica, en una primera vuelta o en la segunda de cualquier otra elecci¨®n.
As¨ª se explica la campa?a del PSC, que result¨® simplista pero efectiva en las legislativas y a estas alturas est¨¢ agotada. La insistencia la hace ofensiva a la inteligencia del votante, que es un ser no necesariamente bobo, que toma decenas de decisiones racionales al cabo de d¨ªa. El miedo funciona, pero tambi¨¦n funcionan a m¨¢s largo plazo la ilusi¨®n y las ideas. Las banderolas rojas se?alan un discurso agotado.
La disuasi¨®n del votante tiene su m¨¢ximo exponente en los bloques electorales. Los partidos se reparten el tiempo que se otorgan ellos mismos en los medios p¨²blicos, atendiendo a la legislaci¨®n referente a la propaganda electoral, sin tener en cuenta que, aunque a veces no lo parezca, informaci¨®n y propaganda son t¨¦rminos diferentes. Los criterios period¨ªsticos desaparecen hasta el punto de que se llegan a hacer cr¨®nicas sobre m¨ªtines suspendidos o se explican antes las reacciones que las noticias. Son espacios de poco inter¨¦s informativo y mucha consigna, que no salen gratis al sistema democr¨¢tico, sino que lo degradan. La reivindicaci¨®n de la pol¨ªtica pasa por su supresi¨®n por respeto al votante.
El desinter¨¦s y la bronca alimentan el populismo y la xenofobia, especialmente en tiempos de crisis econ¨®mica que favorece a euroesc¨¦pticos y radicales; a xen¨®fobos y a la extrema derecha, parapetados tras mensajes antiinmigraci¨®n.
El que puede ser el Parlamento Europeo con m¨¢s competencias de la historia se puede convertir tambi¨¦n en el m¨¢s imprevisible si se cuela un alud de partidos ultras que van del British National Party -cuyo principal mensaje es "el trabajo para los brit¨¢nicos"-, el Frente Nacional de Le Pen, la Liga Norte de Roberto Maroni -especializado en la persecuci¨®n de gitanos-, los antiislam holandeses y flamencos, y la ultracat¨®lica Liga de las Familias polaca al hom¨®fobo rumano Gigi Becali, pasando por el neofascismo h¨²ngaro y el Ataka del diputado b¨²lgaro que hace dos a?os ofrec¨ªa por correo electr¨®nico novias gitanas por una m¨®dica cantidad.
Europa no es un proyecto irreversible. Depende de nosotros, los europeos, a pesar de la campa?a con la que nos castigan.
Esther Vera es periodista
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