Ellas se divierten menos
La espa?ola tiene casi una hora menos al d¨ªa para el ocio que el var¨®n, seg¨²n un estudio de la OCDE - La incorporaci¨®n femenina al trabajo ha sido m¨¢s r¨¢pida que la asunci¨®n por el hombre de tareas del hogar - La conciliaci¨®n a¨²n es desigual
A finales del siglo XIX, el economista Thorstein Veblen escribi¨® La teor¨ªa de la clase ociosa. Seg¨²n el fil¨®sofo, especializado en econom¨ªa, el ocio es un s¨ªmbolo de estatus social, m¨¢s que otros par¨¢metros. Cincuenta a?os despu¨¦s, en los cuarenta del siglo pasado, el psic¨®logo Abraham Maslow elabor¨® una pir¨¢mide de necesidades humanas en la que el ocio puede inscribirse en el ¨²ltimo escal¨®n, el de la autorrealizaci¨®n y la satisfacci¨®n. El ocio, desde entonces, ha sido distinguido por muchos analistas como medida de desarrollo de los pueblos.
La Organizaci¨®n para la cooperaci¨®n y el desarrollo econ¨®mico (OCDE) ha presentado recientemente un estudio centrado precisamente en el recreo; Panorama de la sociedad 2009 (en ingl¨¦s, Society at a glance, la sociedad de un vistazo) pretende valorar el desarrollo de estas sociedades y mostrar los avances y los lastres que definen a los pa¨ªses de la OCDE.
El ocio se ha usado muchas veces como un s¨ªntoma de evoluci¨®n
En Espa?a se trabajan 1.601 horas anuales, m¨¢s que la media de la OCDE
S¨®lo el 4% del tiempo libre se dedica a hacero recibir visitas
Los espa?oles se dan un 7,1 en bienestar, como los pa¨ªses del entorno
El estudio refleja las graves diferencias que a¨²n se arrastran entre mujeres y hombres en estos pa¨ªses, desarrollados o en desarrollo: ellos dedican, en todos los pa¨ªses de la OCDE, m¨¢s tiempo al ocio que ellas. Los espa?oles destinan 50 minutos m¨¢s a su recreo diario que las mujeres, lo que a lo largo del a?o significa casi 13 d¨ªas menos de ocio. "Me parece poco, es una cifra que se queda corta, porque s¨ª puede ser as¨ª entre los j¨®venes pero no en personas de edad mediana o avanzada", afirma Concha Campuzano, decana del Colegio de Soci¨®logos y Polit¨®logos de Andaluc¨ªa.
Las diferencias, persistentes en toda la OCDE, van desde los noruegos, los m¨¢s igualitarios, que se distraen cinco minutos m¨¢s al d¨ªa que las mujeres, a los 80 que los varones les llevan de ventaja a sus compa?eras en Italia. "Esto est¨¢ relacionado con la lentitud de los cambios sociales, la incorporaci¨®n de la mujer al trabajo remunerado ha sido m¨¢s r¨¢pida que la de los hombres al trabajo dom¨¦stico", explica Gerardo Meil, catedr¨¢tico de sociolog¨ªa de la Universidad Aut¨®noma de Madrid. Los expertos explican as¨ª, de forma un¨¢nime, la discriminaci¨®n a la mujer en este ¨¢mbito: los hombres se involucran menos en las tareas caseras. "Desde siempre se ha asociado m¨¢s al hombre con un trabajo p¨²blico, mientras que la mujer trabajaba en el ¨¢mbito privado", afirma Sergio L¨®pez, antrop¨®logo y presidente de la Asociaci¨®n Iberoamericana de Antrop¨®logos en Red.
El estudio se hace eco, ante la monumental diferencia en Italia, de la cantidad de trabajo no remunerado que desempe?an las mujeres en este pa¨ªs, as¨ª como la abundancia de tiempo que dedican los varones italianos a estar frente a la televisi¨®n. El patr¨®n es muy parecido en todos los pa¨ªses de la zona. Es rese?able, adem¨¢s, que los hombres tengan mejor definido cu¨¢l es su tiempo de ocio. "Las mujeres se siguen sintiendo m¨¢s responsables de su vida familiar y muchas veces son incapaces de disfrutar de su tiempo de ocio o de verlo como tal porque siempre tienen la antena puesta en sus quehaceres no remunerados", asegura Campuzano.
Adem¨¢s hay otro problema: la igualdad salarial es a¨²n un reto en los pa¨ªses de la OCDE. Las mujeres siguen cobrando, en general, sueldos m¨¢s bajos. En Espa?a, la diferencia es algo superior a la de la media de la organizaci¨®n, pero inferior a la de pa¨ªses como Alemania y Austria, con cierta fama de igualitarios. Alemania y Nueva Zelanda son, de hecho, los ¨²nicos donde se han agrandado esas diferencias desde 2000.
Gerardo Meil atribuye el crecimiento de la brecha a ciertas pol¨ªticas de conciliaci¨®n que otorgan jornadas reducidas o mayores permisos a las mujeres, por tanto, con sueldos m¨¢s bajos. "Otro de los efectos de estas pol¨ªticas destinadas a compaginar la vida personal y laboral es que esos puestos, en su mayor¨ªa ocupados por mujeres, no suelen tener incentivos ni posibilidades de promoci¨®n, por eso esta tendencia puede estar ahondando las diferencias en estos pa¨ªses".
Respecto al tiempo de ocio, la diferencia entre hombres y mujeres se ha agrandado, adem¨¢s, porque ellos, desde la d¨¦cada de los sesenta, tienen una vida laboral m¨¢s corta, unos cinco a?os menos de trabajo remunerado; precisamente los mismos a?os en que se ha aumentado la de ellas, aunque siguen trabajando aproximadamente una d¨¦cada menos que sus compa?eros, siempre que no se cuente el trabajo dom¨¦stico.
Existen diferentes maneras de definir qu¨¦ es ocio y algunos matices a tener en cuenta. El estudio alerta de las diferencias de g¨¦nero que pueden darse seg¨²n se clasifique o no el "cuidado personal" dentro del tiempo de ocio. Las mujeres son, en su mayor¨ªa, quienes m¨¢s tiempo le dedican. La excepci¨®n la tienen en Polonia, Italia, Corea y M¨¦xico; en este ¨²ltimo, los hombres gastan casi media hora al d¨ªa m¨¢s en cuidarse. Estos datos coinciden con sociedades que est¨¢n, en su mayor¨ªa, menos avanzadas. En Espa?a, ellas les superan en casi 20 minutos y en Suecia, donde se da la mayor diferencia, se cuidan 25 minutos m¨¢s que los hombres.
Para aprovechar el tiempo libre, no obstante, es necesario disponer de ¨¦l. Con 1.601 horas de faena laboral al a?o los espa?oles est¨¢n entre los que m¨¢s trabajan s¨®lo superados por los estadounidenses y los ciudadanos de algunos pa¨ªses del Este. Adem¨¢s, indica L¨®pez, algunos pa¨ªses como EE UU no tienen reguladas las vacaciones ni hacen horas extras tras la jornada laboral. Los espa?oles son, no obstante, quienes disfrutan de m¨¢s d¨ªas de vacaciones al a?o (34), justo detr¨¢s de portugueses y austriacos (35).
Adem¨¢s de estas diferencias, otros t¨®picos se ven reflejados o refutados entre pa¨ªses. El mito de que los espa?oles, o en general, los pa¨ªses del sur, se divierten m¨¢s no es del todo cierto. Espa?a est¨¢ m¨¢s de un punto por encima de la media de la OCDE, con un cuarto del d¨ªa reservado al ocio, pero ocupa el quinto lugar de la tabla, atenci¨®n, por detr¨¢s de B¨¦lgica (27,7%), Alemania, Noruega y Finlandia. Para Campuzano, esto se debe sobre todo "a que los pa¨ªses del sur siempre han sido m¨¢s atropellados, la organizaci¨®n influye directamente en el tiempo libre y el sistema productivo de estos pa¨ªses es m¨¢s eficiente". L¨®pez, por el contrario, opina que la clave est¨¢ en el estatus econ¨®mico de sus habitantes. Esto tiene sentido si se tiene en cuenta que quienes menos tiempo tienen para divertirse son, con diferencia, los mexicanos, cuyo tiempo de ocio no llega al 16% del d¨ªa. En la cola est¨¢n tambi¨¦n japoneses, australianos y turcos.
En todas partes, los mayores de 65 a?os y los j¨®venes son los que m¨¢s tiempo disponen para divertirse o descansar. El ocio ocupa el 28% de la jornada habitual de los espa?oles de 15 a 24 a?os, un porcentaje s¨®lo superado por alemanes e italianos. Los ancianos espa?oles figuran, en cambio, junto con japoneses y surcoreanos en la cola del tiempo libre. ?Ser¨¢ porque secundan m¨¢s a sus hijos atendiendo a sus nietos? Parece que s¨ª. Concha Campuzano hace hincapi¨¦ en el papel creciente de los abuelos espa?oles como "segundos padres". "A muchos les gusta atender a sus nietos, pero el problema est¨¢ en que esto es cada vez m¨¢s una obligaci¨®n, determinada por la necesidad de los padres de trabajar ambos a jornada completa", justifica la soci¨®loga. Gerardo Meil, sin embargo, asegura que existen graves dificultades para determinar qu¨¦ se considera ocio en este colectivo, algo muy subjetivo.
En general para todas las edades, la televisi¨®n es la estrella a la hora de repartir el tiempo de ocio. En Espa?a absorbe un tercio del total -un 5% menos que la media de la OCDE-. Quienes pasan m¨¢s tiempo frente a la televisi¨®n son los mexicanos (48% de su tiempo libre) seguidos de los estadounidenses (44%) y los japoneses (47%). Aunque las diferencias se ven, m¨¢s que en el tiempo dedicado al ocio, en la forma de emplearlo. Recibir o visitar a amigos, por ejemplo, s¨®lo les ocupa a los espa?oles el 4% de su tiempo de recreo, uno de los porcentajes m¨¢s bajos de la OCDE. Si se socializa con amigos no es en casa y aqu¨ª entra en juego, sobre todo, el clima. Profesionales europeos residentes en Espa?a se quejaban, en otra encuesta hecha a mediados de esta d¨¦cada, de lo dif¨ªcil que resulta ser invitado a un hogar espa?ol. Por pa¨ªses, los que prefieren las visitas son los turcos, que dedican m¨¢s de un tercio de su tiempo a este fin; le siguen los neozelandeses y los canadienses. Por el contrario, italianos y franceses dedican un tiempo parecido a los espa?oles, con los que comparten clima.
Quiz¨¢ la principal sorpresa del estudio sea el 12% de su ocio que los espa?oles declaran emplear en hacer deporte. Ni siquiera los canadienses o los escandinavos viven con tanta intensidad su afici¨®n deportiva. La letra peque?a al pie de la tabla aclara, sin embargo, que los datos sobre la pr¨¢ctica del ejercicio f¨ªsico no son del todo comparables. El antrop¨®logo Sergio L¨®pez, que reside en Estados Unidos, apunta a que la cifra puede deberse a "los diferentes conceptos de deporte, que en Espa?a se asocian m¨¢s a cualquier actividad al aire libre".
Aparte del ocio, el comer y el dormir tambi¨¦n son v¨¢lidos indicadores del car¨¢cter de una sociedad. La duraci¨®n del sue?o en los pa¨ªses de la OCDE var¨ªa en 60 minutos entre quienes duermen m¨¢s y menos. Los espa?oles disfrutan de uno de los descansos m¨¢s largos (517 minutos, algo m¨¢s de ocho horas y media), por detr¨¢s de los franceses, los m¨¢s dormilones (570), y muy por delante de coreanos y japoneses, que s¨®lo dedican 470 minutos al reposo. Cu¨¢nto puede influir esto en la productividad o en la calidad de vida es relativo, ya que los japoneses, aparte de productivos, mantienen una de las esperanzas de vida m¨¢s altas del mundo, con 82 a?os.
En lo dedicado al placer de comer y beber, los franceses vuelven a liderar este campo con 130 minutos diarios sentados a la mesa (tambi¨¦n son los que m¨¢s alcohol beben de Europa). En la cola est¨¢n los mexicanos, que apenas dedican algo m¨¢s de una hora al d¨ªa para alimentarse y beber. Los espa?oles invierten algo m¨¢s de 100 minutos y, junto a los mexicanos, canadienses y estadounidenses le consagran algo m¨¢s de una hora al d¨ªa.
El estudio se hace eco de algunos aspectos centrados en la cohesi¨®n social. Espa?a destaca en uno: es el pa¨ªs de la OCDE cuya poblaci¨®n padece menos delincuencia. S¨®lo el 9,1% de los espa?oles la ha sufrido en alguna que otra ocasi¨®n, mientras que en Reino Unido e Irlanda (el pa¨ªs con m¨¢s violencia) ese porcentaje se duplica con creces (20%). Incluso algunos, con fama de muy seguros, como Jap¨®n, tiene unos ¨ªndices algo m¨¢s altos que Espa?a. Es curioso, por tanto, que un tercio de los espa?oles no se sienta seguro en la calle por la noche, por encima de la media de la OCDE (25,7%).
Todo lo dicho son fotos fijas, que deben considerarse como tales. Los datos provienen de encuestas efectuadas en 2006 y 2007, a¨²n en momentos previos a la crisis. Por eso deber¨¢ ser tenido en cuenta de forma especial un ¨²ltimo dato, el de la percepci¨®n subjetiva del bienestar. En una escala de 0 a 10, los espa?oles se daban a s¨ª mismos (en 2006) un 7,1, una puntuaci¨®n en sinton¨ªa con la que se atribuyen los ciudadanos de otros lugares industrializados, aunque Espa?a es uno donde m¨¢s se ha mejorado esta percepci¨®n desde principios de siglo.
El ocio, como se apuntaba al principio, es una herramienta clave para observar a una sociedad: "Las modernas sociedades desarrolladas se han caracterizado por su lucha por los derechos laborales, que implican directamente m¨¢s tiempo de descanso; tambi¨¦n crece actualmente la importancia del sector servicios en sociedades altamente desarrolladas", afirma Meil.
El tiempo libre es s¨ªntoma de buena salud y de desarrollo de los pueblos, un arma para alcanzar el bienestar social, y un derecho a defender, en igualdad para ambos sexos.
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