Normalidad democr¨¢tica
Hace pocos d¨ªas tuvimos la ocasi¨®n de o¨ªr c¨®mo los se?ores Anasagasti y Joan Ridao calificaban como un hecho de normalidad democr¨¢tica los silbidos al himno nacional espa?ol durante la final de la Copa del Rey entre los equipos del Barcelona y del Athletic de Bilbao.
Pues miren, no. Eso no es normalidad democr¨¢tica porque la democracia se basa, entre otras cosas, en el respeto a las ideas y sentimientos del contrario, y los silbidos a un himno con el que se identifican muchos millones de personas es una falta de respeto con la agravante de cobard¨ªa al hacerlo escondidos entre una gran masa an¨®nima de personas.
?Ser¨ªa normalidad religiosa la de un no creyente que acude a un funeral y se pone a silbar cuando empieza a hablar el cura?
Lo que s¨ª es normalidad democr¨¢tica es saber ceder el poder en una comunidad cuando as¨ª lo decide una mayor¨ªa de parlamentarios, elegidos por los ciudadanos. Y, precisamente, muchos de los representantes pol¨ªticos del PNV eso no lo han sabido o querido hacer.
Hay que ver la viga en el ojo propio antes que la paja en el ojo ajeno, y un poco m¨¢s de humildad y autocr¨ªtica democr¨¢tica, y un poco menos de odio, nunca vienen mal en la profesi¨®n que estos se?ores ejercen.
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