Puntualizaci¨®n
Recientemente pudimos comprobar c¨®mo su peri¨®dico dedicaba una nada desde?able doble p¨¢gina -No hay salas para tanto cine (espa?ol), 21 de mayo- a valorar ciertos datos acerca del sector cinematogr¨¢fico espa?ol y su pretendido divorcio con el p¨²blico.
Por el rigor que caracteriza a su peri¨®dico damos por buenas las fuentes y datos cuantitativos (muchos oficiales) que ofrecen sus redactores. Sin embargo, quisi¨¦ramos poner en su conocimiento que los utilizados no son suficientes para poder hacer deducciones valorativas acerca de la calidad del cine espa?ol o de sus profesionales.
Le aseguramos que al sector cinematogr¨¢fico espa?ol, a sus profesionales, y nos consta que a las instituciones (y afortunadamente tambi¨¦n a los responsables de los partidos de la casi totalidad del espectro pol¨ªtico), nos preocupan enormemente algunos de los datos relativos al consumo cinematogr¨¢fico espa?ol. Pero a la vez, les aseguramos de la misma manera que los que utilizan sus redactores no son precisamente los que explican una situaci¨®n que tiene razones hist¨®ricas, sociol¨®gicas, econ¨®micas, de comercio exterior, sin duda pol¨ªticas y, por qu¨¦ no reconocerlo, tambi¨¦n culturales que obligan a un an¨¢lisis m¨¢s en profundidad.
Hacer una deducci¨®n directa que lleve a la idea de que en Espa?a "igual se hace cine como se cultivaba el lino, para recaudar subvenciones, aunque luego ni se recoja el lino ni se proyecten los filmes" (sic) es un argumento absolutamente demag¨®gico y falaz que no responde a la realidad de un sector que es mucho m¨¢s complejo y que sin duda est¨¢ necesitado de un proceso de profunda reconversi¨®n. Por cierto, un sector mucho menos subvencionado que casi cualquier otro sector productivo en este pa¨ªs, como, sin ir m¨¢s lejos, el de la prensa. Basta para comprobarlo contabilizar la publicidad institucional que albergan sus p¨¢ginas.
?Cree usted que se pueden sacar conclusiones sobre la baja asistencia del p¨²blico al cine espa?ol sin analizar antes d¨®nde se encuentran las dificultades de acceso real de las pel¨ªculas espa?olas a sus espectadores naturales? Creemos que no se puede afirmar impunemente que no hay pantallas suficientes para el cine espa?ol sin echar antes una mirada a sus propias p¨¢ginas de Cartelera y constatar que algunos t¨ªtulos (casi todos americanos) sin m¨¢s prueba de talento que la publicidad que les precede ocupan 50 pantallas s¨®lo en Madrid. Nos ponemos a disposici¨®n de sus redactores para poder explicarlo. Aunque suponemos que ellos ya lo saben todo. Otra cosa es que no lo cuenten.
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