Hostilidad para recibir a los nuevos vecinos
Grupos de residentes de La Arboleda se organizan para "vigilar" a una familia gitana realojada - Voluntarios de asociaciones acompa?an a la pareja y sus hijos
Un conflicto social lleva m¨¢s de un mes dividiendo a La Arboleda, el peque?o y pintoresco barrio de Trapagaran, de apenas 600 habitantes, sito en lo alto del monte. Una familia de etnia gitana -un matrimonio de veintea?eros y sus cinco ni?os de entre ocho meses y siete a?os- fue realojada all¨ª por las autoridades el pasado 11 de mayo tras dos a?os viviendo en un hostal de Sestao. Desde entonces, decenas de vecinos hacen turnos para "vigilarles" a todas horas, aunque evitan llamarlo "acoso", mientras educadores y voluntarios de diferentes colectivos acompa?an, y en alguna medida, protegen a la familia para que no se sientan desamparados.
As¨ª ocurre todos los d¨ªas desde que llegaron Laura Jim¨¦nez, Manuel Hern¨¢ndez y sus hijos. Buena parte de los vecinos considera que la familia es "muy conflictiva" y quiere que se vayan del pueblo. Por ello se manifiestan desde que se supo de su llegada a La Arboleda, en octubre pasado, y, ahora que ya est¨¢n instalados, han pasado a una segunda fase: mantienen las marchas, que suelen reunir a unas 100 personas -para la una de la tarde de hoy mismo est¨¢ convocada otra-, pero han resuelto combinarlas con lo que llaman "presencia vecinal por la zona".
Los cinco menores empezar¨¢n a ir a clase en La Arboleda en septiembre
Los vecinos creen que el realojo puede suponer el inicio de conflictos
Cuando alg¨²n miembro de la familia sale a la calle -al colegio, a comprar o s¨®lo a tirar la basura- debe hacerlo acompa?ado por los voluntarios, mientras levantan buen n¨²mero de miradas de recelo. En su casa, limpia y con pocos muebles, Laura se muestra reacia a hacer declaraciones, mientras le reclaman sus peque?os, que acaban de llegar del colegio. El aislamiento en su casa le angustia algo menos ahora que en la mayor¨ªa de las tiendas ya les atienden a ella y a sus obligados acompa?antes. La pareja no trabaja y vive del cobro de la renta b¨¢sica.
Hace d¨ªas, las ventanas de su piso fueron apedreadas. Adem¨¢s, alguien les tapi¨® la puerta antes de que entrasen a vivir. La Asociaci¨®n de Vecinos de La Arboleda, organizadora de las protestas, censura estos comportamientos, pero responde que algunos de sus asociados han recibido "amenazas telef¨®nicas".
A los vecinos no les basta con que la abogada de la familia hiciese p¨²blica una nota que recalca que en los antecedentes penales de Hern¨¢ndez s¨®lo consta un hurto de chatarra. Quieren ver ellos mismos el certificado y est¨¢n seguros de que realojos como ¨¦ste suponen importar conflictos desde otras zonas. I?aki Zamarripa, el presidente de la asociaci¨®n vecinal, apostilla que, cuando tienen dudas al respecto, bajan a Sestao, donde se han registrado otros conflictos vecinales, algunos de ellos tambi¨¦n con familias gitanas.
De esa ¨²ltima localidad proceden Manuel y Laura. All¨ª viv¨ªan con sus hijos, en un bloque demolido hace dos a?os dentro del plan de "regeneraci¨®n social y urban¨ªstica" de la Vega del Galindo que inici¨® el Ayuntamiento. La familia se march¨® entonces a una pensi¨®n cercana que pagaba Sestao-Berri, la sociedad que acomete la regeneraci¨®n y en que coparticipan al 50% el Departamento de Asuntos Sociales y el consistorio. La familia era una de las 110 a las que se buscar¨ªa un alojamiento definitivo fuera de Sestao, pues un objetivo del plan era "evitar la concentraci¨®n de familias perceptoras de renta b¨¢sica, de etnia gitana o problem¨¢ticas".
"?Ya s¨¦ por qu¨¦ ha venido este se?or. Es por los carteles!", exclama la mayor de los cinco hijos de la pareja refiri¨¦ndose al fot¨®grafo que acaba de entrar en su casa para tomar im¨¢genes de los letreros que, hasta el pasado jueves, entorpec¨ªan las vistas desde su cocina con frases como "El pueblo no os quiere". La ni?a "ya se va dando cuenta de lo que est¨¢ pasando y pregunta, est¨¢ preocupada", apunta Marta, trabajadora social y voluntaria de Iniciativa Gitana que pasa con ellos varias tardes a la semana. Sus hermanos, en cambio, viven como una fiesta permanente que tengan siempre a gente en su casa. Pero el Consejo Gitano de Euskadi, SOS Racismo y el resto de colectivos que se han sumado al "acompa?amiento" a la familia muestran su temor ante la futura relaci¨®n de hermanos con los ni?os del pueblo.
Los peque?os siguen yendo al colegio en Sestao. "En septiembre vendr¨¢n a la escuela de La Arboleda y no sabemos c¨®mo ser¨¢ la reacci¨®n", explica Vicente Gil, t¨¦cnico de Iniciativa Gitana, quien de lunes a viernes lleva a los ni?os a clase y les devuelve a casa. Ni Manuel ni Laura tienen carn¨¦ de conducir y suelen ir acompa?ados en coche por personal de las asociaciones o por un amigo. "El acompa?amiento acaba a las 20.00, despu¨¦s quedan aislados", se?ala Ana Greaves, de SOS Racismo. Lo primero que se ve al llegar a La Arboleda son carteles: "M¨¢s currar y menos chupar", "Conflictivos no". En la Casa del Pueblo m¨¢s antigua de Euskadi luce una esquela que informa de la "muerte de La Arboleda". Y en la propia escuela, una gran pintada, con falta de ortograf¨ªa incluida, les insta a marcharse: "Kampora". El martes 19, agentes de la Ertzaintza se presentaron cuando varias personas colocaban uno de esos carteles y pidieron a dos que se identificaran. Dieron sus nombres m¨¢s de cien. "Le dije al suboficial que si identificaba a uno, identificaba a todo el pueblo. Estuvieron dos horas apuntando nombres", se jacta Zamarripa, quien mantiene que todo el pueblo est¨¢ "unido".
Sin embargo, varios vecinos, que exigen el anonimato, piden que no se meta a todo el pueblo "en el mismo saco". "Veo mal lo que est¨¢n haciendo, creo que es acoso", dice uno de ellos. El ¨²nico edil de EB en Trapagaran y vecino de La Arboleda, Javier ?lvarez, censur¨® la actuaci¨®n de la asociaci¨®n. Asegura que alguien le pinch¨® despu¨¦s las ruedas de su coche. Una pintada a la entrada del pueblo reza: "Si no defiendes tu pueblo, m¨¢rchate, J. A." El destinatario es evidente.
Los propios vecinos retiraron el pasado jueves los carteles que se ve¨ªan desde la cocina. Zamarripa explica que lo hicieron porque alguien del Ayuntamiento les pidi¨® que "rebajasen la tensi¨®n", ante una reuni¨®n que se producir¨¢ en las pr¨®ximas semanas con la consejer¨ªa de Asuntos Sociales. El consistorio, como el resto de instituciones p¨²blicas implicadas, declina hacer declaraciones, pero Pilar Souto, teniente de alcalde de Trapagaran, del PSE, hizo una excepci¨®n para manifestar a EL PA?S que no cree que los vecinos est¨¦n incurriendo en un acoso.
Vecinos y colectivos sociales esperan que en esa reuni¨®n se encuentre una salida. Eduardo Motos, presidente de la asociaci¨®n de gitanos de Barakaldo, recuerda que sigue en pie la oferta de que la familia se vaya a otro lugar si se les da un piso en las mismas condiciones. Pero ello, en opini¨®n de soci¨®logos como Mikel Arriaga o Imanol Zubero, sentar¨ªa un mal precedente. "Ser¨ªa una barbaridad poder decidir en asamblea qui¨¦nes son nuestros vecinos", se?ala Zubero.
Una cronolog¨ªa
- Julio de 2007. La vivienda de la familia en Sestao es derribada. Sestao-Berri les paga una pensi¨®n mientras Asuntos Sociales les busca otro piso. - 24 de julio de 2008. Sestao-Berri informa a los servicios sociales municipales de Trapagaran de la llegada de la familia a esta localidad.
- 27 de octubre de 2008. Los vecinos de la Arboleda piden a su Ayuntamiento una reuni¨®n sobre los "rumores de la llegada de tres familias conflictivas".
- 11 de noviembre de 2008. La familia presenta un escrito en el mismo Ayuntamiento solicitando, por cuarta vez, seg¨²n ellos, su empadronamiento.
- Diciembre de 2008. Los vecinos presentan unas 5.000 firmas pidiendo que la familia no sea realojada en La Arboleda.
- 30 de marzo de 2009.
El Ararteko insta al Ayuntamiento de Trapagaran a que empadrone a la familia, cosa que hace en varios d¨ªas.
- 1 de abril de 2009. La familia intenta mudarse a La Arboleda. Se producen disturbios.
- 11 de mayo de 2009. La familia se instala definitivamente en su piso en La Arboleda
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