Osetia del Sur, elecciones en un 'Estado' inexistente
La reconstrucci¨®n en el territorio escindido de Georgia apenas ha avanzado tras la guerra de agosto de 2008
Bajo la protecci¨®n militar de Rusia, Osetia del Sur se siente m¨¢s segura frente a Georgia, pero el haberse declarado independiente de forma unilateral y tener el reconocimiento de Mosc¨² no basta para ser un Estado ni para construir un sistema democr¨¢tico. Los retos se evidenciaron durante la campa?a que culmin¨® ayer de las primeras elecciones parlamentarias desde la guerra de agosto de 2008. Para los 34 esca?os se enfrentaban cuatro formaciones. La favorita era Unidad, creada seg¨²n el modelo del partido mayoritario en el Parlamento ruso. Los l¨ªderes de otras dos fuerzas participantes, Patria y Partido Popular, han acusado al presidente surosetio, Eduard Kokoiti, de manipular el registro de candidatos para desactivar esto partidos.
La polic¨ªa hizo estallar el ordenador de la corresponsal de EL PA?S
Osetia del Sur apenas da sus primeros pasos en la arena internacional y ya tiene un buen elenco de exiliados que, por temor a Kokoiti y a sus allegados, residen en Mosc¨² y en Vladikavkaz, la capital de la regi¨®n rusa de Osetia del Norte. "Estas elecciones son una farsa. Debemos construir un Estado democr¨¢tico. Occidente debe ayudarnos y Rusia tambi¨¦n, porque podemos convertirnos en un modelo para ella", afirma Roland Kelesj¨¢ev, l¨ªder del Partido Popular, en Vladikavkaz. En esta ciudad vive tambi¨¦n el ex fiscal Ajsar Kochiev, que como otros opositores, acusa a Kokoiti de intentar cambiar la Constituci¨®n para prolongar su permanencia en el poder, que ocupa desde 2001.
Mientras tanto, la reconstrucci¨®n postb¨¦lica de Osetia del Sur avanza con gran dificultad. En Tsjinvali, la capital, el paisaje de viviendas destruidas el pasado agosto apenas ha cambiado. Sobre la cuant¨ªa de la ayuda que Mosc¨² ha prometido hay datos controvertidos. Distintas fuentes se?alan que Rusia se ha gastado ya 1.500 millones de rublos (34,5 millones de euros). Ante la falta de resultados notables, los ciudadanos de a pie afirman que la ayuda humanitaria se queda por el camino. Tema actual para los polit¨®logos es saber en qu¨¦ medida el Kremlin puede influir en Kokoiti. Por de pronto, sus oponentes han recibido la oportunidad de expresarse en ruedas de prensa en Mosc¨² y mantenido contactos con funcionarios.
La situaci¨®n econ¨®mica en Osetia del Sur es precaria y sus habitantes siguen emigrando, sobre todo a Rusia, por falta de trabajo. Uno de los problemas de las elecciones de ayer era la situaci¨®n en el distrito de Leningor (Ajalkalaki para los georgianos), parte del cual estuvo bajo el control de Georgia durante 18 a?os hasta el pasado agosto. Tras la guerra, los georgianos han huido en parte y los que no lo han hecho recibieron un certificado de residentes que les permit¨ªa votar. En Leningor esta corresponsal pudo ver el s¨¢bado una notable concentraci¨®n de efectivos militares osetios y rusos, destinados a reforzar la vigilancia. Por ahora, los georgianos residentes en Leningor pueden pasar sin problemas la frontera con Georgia, donde siguen cobrando las pensiones, e incluso hay transporte p¨²blico que cubre el trayecto, seg¨²n Natalia Burduli, una georgiana que ha permanecido en la localidad. Los georgianos de Leningor no saben qu¨¦ futuro les espera y si seguir¨¢n manteniendo la posibilidad de ir de una zona a otra, cuando los rusos construyan una frontera definitiva.
A los problemas econ¨®micos, demogr¨¢ficos y pol¨ªticos, hay que a?adir la psicosis y el primitivismo agreste de sus ¨®rganos de seguridad. El ordenador de esta corresponsal, dejado en el centro de prensa de las elecciones bajo la custodia de un polic¨ªa, fue volado por artificieros de los ¨®rganos de seguridad, pese a que esta corresponsal se identific¨® al dejarlo e incluso dej¨® su tel¨¦fono. Los ¨®rganos de seguridad de Osetia del Sur encargaron a la ministra de Informaci¨®n Irina Gogloeva informar de la voladura del ordenador, efectuada seg¨²n alegaron, por pensar que se trataba de una bomba. Posteriormente, a insistencia de esta corresponsal, los servicios de seguridad expidieron un certificado de la destrucci¨®n y permitieron recoger el cad¨¢ver del instrumento de trabajo en un pol¨ªgono militar.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.