Obama llega a Oriente Pr¨®ximo en busca de la reconciliaci¨®n con el islam
Las visitas a Riad y El Cairo son clave para dar un impulso a la paz regional
Impulsar un acuerdo entre palestinos e israel¨ªes, abrir una nueva era de relaciones de Estados Unidos con el mundo isl¨¢mico y contener a Ir¨¢n. Cualquiera de esos objetivos puede ser el trabajo de una vida entera, pero Barack Obama intentar¨¢ cumplirlos en las primeras 48 horas de una gira que inicia hoy en Riad, la capital de Arabia Saud¨ª, y que incluye despu¨¦s visitas a Alemania y Francia.
Riad puede ser, pol¨ªticamente y estrat¨¦gicamente, la etapa m¨¢s importante de este viaje. La posici¨®n saud¨ª es crucial para movilizar al mundo ¨¢rabe y con vistas a otras crisis como Ir¨¢n y Pakist¨¢n. Pero el momento culminante de este viaje, la raz¨®n por la que fue organizado, ser¨¢ el discurso que Obama pronunciar¨¢ ma?ana en la Universidad de El Cairo en un acto patrocinado tambi¨¦n por la Universidad de Al Azhar.
El presidente hablar¨¢ en el centro Al Azhar, referencia del mundo musulm¨¢n
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Los funcionarios norteamericanos han querido enfatizar la involucraci¨®n de este ¨²ltimo centro educativo en el discurso porque Al Azhar en una de las grandes referencias hist¨®ricas del pensamiento musulm¨¢n y alma m¨¢ter de destacadas figuras de la literatura y la pol¨ªtica sun¨ª, entre ellas el n¨²mero dos de Al Qaeda, Al Zawahiri.
Para un presidente de EE UU, hablar en ese entorno constituye un desaf¨ªo enorme en los tiempos actuales. Obama tiene a favor su segundo nombre, Hussein, y su popularidad, incluso entre los ciudadanos ¨¢rabes. S¨®lo un 24% de los habitantes de los ocho principales pa¨ªses de esa regi¨®n manifestaba una posici¨®n contraria al presidente norteamericano en una encuesta de Zogby. Pero tiene en contra todo lo dem¨¢s: el estancamiento del conflicto palestino-israel¨ª, la continuaci¨®n de las guerras en Irak y Afganist¨¢n y la incapacidad de EE UU de crear un modelo positivo de relaciones con los ¨¢rabes que le permita romper con la tradici¨®n de apoyar reg¨ªmenes totalitarios para mantener la estabilidad.
A todo eso se referir¨¢ Obama en su discurso en El Cairo. El ¨²ltimo aspecto es el m¨¢s delicado. Este viaje es, en s¨ª mismo, el reconocimiento de la importancia que Arabia Saud¨ª y Egipto tienen dentro del mundo ¨¢rabe. Son, sin duda, las dos naciones de referencia. Pero son tambi¨¦n sistemas pol¨ªticos donde la democracia y el respeto a los derechos humanos son ignorados desde hace d¨¦cadas.
Miembros de la oposici¨®n egipcia han pedido a Obama que denuncie ese hecho en su intervenci¨®n en la universidad, y es posible que, de forma gen¨¦rica, aluda a la necesidad de que los reg¨ªmenes ¨¢rabes den respuesta a las ansias de prosperidad y democracia de la poblaci¨®n joven. Es improbable que Obama se re¨²na con la oposici¨®n, pero al acto ser¨¢ invitado, seg¨²n han adelantado portavoces norteamericanos, "un amplio abanico de la sociedad egipcia".
El principal argumento de ese discurso va a ser, sin embargo, el asunto palestino. Obama considera capital avanzar en ese terreno para conquistar el coraz¨®n de la poblaci¨®n ¨¢rabe y conseguir progresos en todos los dem¨¢s temas pendientes. "Mi intenci¨®n es enviar un mensaje sobre c¨®mo EE UU quiere relacionarse con los musulmanes, pero el problema de la paz en Oriente Pr¨®ximo es algo a lo que hay que referirse porque es un factor cr¨ªtico en las mentes de muchos ¨¢rabes, en muchos pa¨ªses de la regi¨®n y de fuera de la regi¨®n", declar¨® Obama la pasada semana.
La aproximaci¨®n de Obama a ese conflicto fue, m¨¢s o menos, esbozada en sus recientes encuentros en Washington con el primer ministro israel¨ª, Benjam¨ªn Netanyahu, y con el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas. Por un lado, presi¨®n a Israel para detener los asentamientos y aceptar la soluci¨®n de dos Estados; por el otro, presi¨®n a los ¨¢rabes para que reconozcan a Israel y su derecho a vivir en paz.
La presi¨®n sobre Israel ha sido clara hasta este momento. El hecho de que esta primera misi¨®n de Obama a Oriente Pr¨®ximo no incluya una escala en ese pa¨ªs resulta muy significativo. El diario The New York Times informaba ayer de que la Administraci¨®n norteamericana est¨¢ estudiando otros medios de influir en la posici¨®n de Netanyahu, como el de poner fin al respaldo, ahora absoluto, de EE UU a Israel en las votaciones de Naciones Unidas.
La presi¨®n a los ¨¢rabes comienza hoy en Riad. Obama pretende que Arabia Saud¨ª consiga el apoyo de todo el mundo ¨¢rabe a su vieja f¨®rmula (2002) de paz por territorios, del completo reconocimiento de Israel a cambio de la existencia de un Estado palestino en las fronteras de 1967. Obama quiere que el rey Abdul¨¢ le d¨¦ argumentos que justifiquen su pol¨ªtica. No va a ser f¨¢cil. Entre otras razones, porque Arabia Saud¨ª, el mayor productor de petr¨®leo del mundo y uno de los cuatro principales suministradores de EE UU, no suele ser comprensivo con las necesidades de Washington.
La ausencia de Israel de este itinerario ser¨¢ compensada por la visita de Obama al campo de exterminio nazi de Buchenwald, en Alemania, donde decenas de miles de jud¨ªos murieron durante la Segunda Guerra Mundial. Buchenwald alberg¨® a muchos presos de relevancia, entre otros, el premio Nobel de la Paz Elie Wiesel, el premio Nobel de Literatura Imre Kert¨¦sz y el dirigente comunista, escritor y ex ministro espa?ol Jorge Sempr¨²n. Uno de los 250.000 prisioneros del campo fue el t¨ªo de Obama.
El recuerdo de la Segunda Guerra Mundial y el papel determinante jugado por EE UU ser¨¢ m¨¢s claramente evocado el d¨ªa 6 en las playas de Normand¨ªa, donde el presidente norteamericano participar¨¢ en las ceremonias de celebraci¨®n del 65? aniversario del desembarco aliado.
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