En su mundo
Ellos est¨¢n en su mundo, el de la escenificaci¨®n de un desacuerdo irreconciliable. El desacuerdo casero, peque?o y est¨¦ril. Imagino que ya saben de qui¨¦nes hablo. De ellos, los que andan en campa?a. Aparentan estar muy enfadados y, con esa vehemencia, tratan de ocultar el enojo ciudadano; nuestro gran cabreo, por utilizar el t¨¦rmino exacto. Se podr¨ªa pensar que con unas elecciones europeas levantar¨ªamos el vuelo, pero seguimos al ras del lodazal: hablan de Falcones, de Franco (?de Franco!), de la gripe, de trajes y corbatas, de la ni?a de Chaves, de la de Rajoy. Echan mano de esl¨®ganes ingenios¨ªsimos, como, "hace falta menos ceja y m¨¢s Mayor Oreja", o intentan asustarnos como a ni?os chicos con un v¨ªdeo anti PP que es en s¨ª mismo una negaci¨®n de Europa, puesto que otorga el poder a la derecha espa?ola de devolver a las cavernas a todo un continente. Y a nosotros todo esto nos suena tan mascado, tan manido, que estamos como sufriendo una campa?a electoral interminable desde hace cinco a?os, en la que s¨®lo cabe sacar la lengua al adversario.
Por fortuna, siempre hay motivos para la esperanza, escasos pero significativos puntos de encuentro entre nuestros dos grandes partidos. El otro d¨ªa se publicaba (si no lo leyeron, b¨²squenlo, se llamaba El gran saqueo) un art¨ªculo de Rafael Argullol sobre un informe aterrador que present¨® una diputada danesa en el Parlamento Europeo acerca del impacto brutal que ha tenido la especulaci¨®n inmobiliaria en las costas espa?olas. ?Qui¨¦n dice que los caminos de estos pol¨ªticos enfrentados no pueden encontrarse? El informe se aprob¨®, a pesar de que populares y socialistas (a quienes el informe dejaba a caer de un burro) votaron en contra. Mucho Franco y mucha ceja, pero cu¨¢nto se parecen algunos a la hora de no querer asumir responsabilidades. Esto s¨ª que dar¨ªa para un debate.
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