Votos y argumentos
La crisis econ¨®mica es la mayor preocupaci¨®n de los ciudadanos, que, por otra parte, est¨¢n cansados de escuchar que el problema es global y que la soluci¨®n tambi¨¦n debe serlo, evitando errores del pasado (como el de tratar de mejorar las posiciones nacionales a costa de los dem¨¢s pa¨ªses, empeorando las de todos: a?os 30). Sin embargo, es notable el desinter¨¦s ante las iniciativas y propuestas de la UE (y ante las elecciones europeas del domingo): el 76% de los espa?oles sigue la campa?a con poco o ning¨²n inter¨¦s, y s¨®lo el 26% conoce los nombres de los cabezas de lista del PSOE y el PP, seg¨²n un sondeo publicado el pasado fin de semana.
La paradoja es mayor a la luz de la evoluci¨®n institucional de la propia UE: tras a?os en los que el papel del Parlamento Europeo se limitaba a refrendar lo decidido en el Consejo Europeo o la Comisi¨®n, el Tratado de Lisboa, que entrar¨¢ en vigor -si los irlandeses no lo impiden- en 2010, atribuye a la Euroc¨¢mara una capacidad de decisi¨®n (o codecisi¨®n) mucho m¨¢s amplia en temas cruciales para hacer frente a la crisis y el paro.
El mensaje es que una victoria de los otros ser¨ªa un desastre hist¨®rico y una derrota de la democracia
?Podr¨ªa pensarse entonces que una campa?a centrada en la pol¨ªtica (y la bronca) dom¨¦stica estimular¨ªa una mayor participaci¨®n electoral? Podr¨ªa, pero lo que ocurre es lo contrario. Lo que favorece es la abstenci¨®n. Pero no tanto porque se hable mucho de temas de pol¨ªtica nacional como por los t¨¦rminos burdamente demag¨®gicos en que se plantean: con la exclusiva perspectiva de desacreditar al rival, cuya eventual victoria se presenta como un desastre hist¨®rico sin paliativos, y a sus l¨ªderes como incompetentes y corruptos.
La denuncia de la corrupci¨®n (de los otros) se ha convertido de nuevo, como en la primera mitad de los 90, en el discurso politico central, incluso en los debates electorales. Con la diferencia que la denuncia afectaba entonces sobre todo al partido del Gobierno y ahora al de la oposici¨®n. La reacci¨®n del PP est¨¢ a la altura de la que entonces tuvo el PSOE. Esto ensucia la campa?a, pero la soluci¨®n no es ocultar el problema. En Italia, periodistas prestigiosos lamentaron en su momento haber ignorado o minimizado, por supuestas razones de Estado, la crecida de ese mal en los a?os 80. El resultado fue que el problema se hizo tan grande que su estallido por la acci¨®n judicial se llev¨® por delante todo el sistema pol¨ªtico de postguerra, abriendo una crisis que de momento ha desembocado en el populismo que encarna un Berlusconi votado por el 40% de los obreros italianos.
Con cuatro millones de parados (y una oposici¨®n que no disimula su pesar porque la cifra se reduzca ligeramente), el malestar social se dobla en desorientaci¨®n pol¨ªtica. En esas condiciones, la abstenci¨®n electoral deja el campo libre a los sectores m¨¢s extremistas e incluso antisistema, que si tienen a qui¨¦n votar, lo hacen sin fisuras. En las elecciones del d¨ªa 7 no se presenta ninguna candidatura del entorno de ETA, pero s¨ª una, (Iniciativa Internacionalista, II-SP), encabezada por Alfonso Sastre y Doris Benegas, para la que ese entorno ha pedido el voto.
Lo hizo Otegi dos d¨ªas despu¨¦s de que el Constitucional dejase sin efecto la anulaci¨®n de esa lista por el Supremo, y en Azpeitia, a escasos metros del lugar donde en diciembre pasado fue asesinado el empresario Uria. Hizo saber Otegi que si la candidatura obtiene representaci¨®n denunciar¨¢ desde la Euroc¨¢mara "la situaci¨®n antidemocr¨¢tica" que se vive en el Pa¨ªs Vasco, de la que ser¨ªa prueba la ilegalizaci¨®n de Batasuna.
La Ley de partidos es constitucional porque as¨ª lo ha declarado el Tribunal Constitucional, que ha avalado numerosas resoluciones del Supremo en aplicaci¨®n de la misma. La coherencia lleva a aceptar ahora una resoluci¨®n que va en sentido contrario a las anteriores. Es posible que II-SP se identifique con las ideas de Batasuna, incluyendo las m¨¢s antidemocr¨¢ticas; pero no forma parte del entramado terrorista. A Batasuna, que seg¨²n los tribunales s¨ª forma parte de esa trama, se la combate judicial y policialmente, adem¨¢s de pol¨ªticamente. A la candidatura de Sastre y Benegas, s¨®lo pol¨ªticamente: con votos y argumentos.
Con votos, renunciando a la tentaci¨®n abstencionista; y con razones como que es incoherente que una formaci¨®n cuyo objetivo program¨¢tico es la "defensa de los derechos del pueblo castellano" se preste a amparar por solidaridad al ilegalizado brazo pol¨ªtico de una banda que ha asesinado a 134 hijos de Castilla; y recordando que 39.692 catalanes dieron su voto a Herri Batasuna en las elecciones europeas celebradas el 10 de junio de 1987, y que 9 d¨ªas despu¨¦s ETA colocaba un coche bomba en un supermercado de Barcelona causando 21 muertos y 45 heridos.
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