El avi¨®n que se perdi¨® en el 'caldero negro'
Brasil rescata los dos primeros cuerpos y objetos del Airbus de Air France - El vuelo 447 envi¨® 24 mensajes de fallos t¨¦cnicos antes de caer al Atl¨¢ntico
Seis d¨ªas despu¨¦s de que el avi¨®n desapareciera en medio del oc¨¦ano, el Ej¨¦rcito brasile?o recuper¨® ayer dos cad¨¢veres de hombres, un trozo de asiento, una mochila y una maleta que guardaba en su interior, milagrosamente intactos, dos billetes del Air France 447 R¨ªo de Janeiro-Par¨ªs. Son los primeros elementos tangibles de un vuelo enigm¨¢tico, que acab¨® hundido de noche sin que se sepa a¨²n por qu¨¦ y que hab¨ªa despegado, a la hora prevista, madrugada del lunes (hora espa?ola) de una forma perfectamente normal.
El Airbus 330 transportaba 228 personas que conformaban esas mezclas azarosas e irrepetibles que se forman en todo viaje transoce¨¢nico: un pr¨ªncipe de la depuesta monarqu¨ªa brasile?a, un director de orquesta, un hombre que regresaba por unos d¨ªas a Alemania para reunir los papeles necesarios para casarse a toda prisa y quedarse a vivir para siempre en R¨ªo... Iba completamente lleno: un m¨¦dico de Montpelier intent¨® hasta el ¨²ltimo momento comprar una plaza. En vano.
Francia confirma que el A330 ten¨ªa problemas para calcular la velocidad
El piloto autom¨¢tico no funcionaba cuando el aparato desapareci¨®
El comandante comunic¨® por radio que entraba en una zona de turbulencias
El ¨²ltimo mensaje recibido del vuelo fue: "Cabina en velocidad vertical"
Los radares de Dakar ya no registraron al avi¨®n de Air France
Un m¨¦dico franc¨¦s se salv¨® porque lleg¨® tarde y se qued¨® sin plaza
Se peg¨® a la costa brasile?a hasta que, a la altura de Arrecife, se intern¨® en el Atl¨¢ntico. M¨¢s al norte se formaba una de esas tormentas t¨ªpicas de esa franja intertropical, con vientos fuertes, lluvia, granizo y nubes altas de 15.000 metros imposibles de sobrevolar para ning¨²n avi¨®n de l¨ªnea. Esta zona es conocida por marinos y por comandantes de vuelo debido, precisamente, a esas colosales tempestades instant¨¢neas que pueden llegar a extenderse a lo largo de 100 kil¨®metros. Un piloto veterano explic¨® hace unos d¨ªas que lo m¨¢s parecido a atravesar esa zona movidos por vientos de esa potencia es manejar un avi¨®n dentro de un tambor de una lavadora en marcha. Por lo general, los pilotos tratan de evitar las tormentas dando rodeos. Aunque est¨¢n acostumbrados a perforarlas. No se trata de nada excepcional. En Francia, esta ¨¢rea particular tiene un nombre expresivo: el caldero negro.
A las tres y media de la madrugada, en medio de la noche, poco antes de que el avi¨®n se metiera de cabeza en este caldero negro, fuera ya de la cobertura de los radares de la costa americana y lejos de la de los radares africanos, en esa zona ciega, el comandante habla por radio con Brasil. Informa de la altitud: 11.000 metros, de la velocidad, 840 kil¨®metros por hora y de que empiezan a sufrir grandes turbulencias.
Por ahora es la ¨²ltima informaci¨®n llegada por medio de la voz humana que se tiene del AF-447. Y si no se encuentra la caja negra, cosa nada segura, oculta en alg¨²n m¨ªnimo pliegue de una monta?a submarina del tama?o de los Andes a 4.600 metros de profundidad, ser¨¢ la ¨²ltima. Durante un mes emitir¨¢ una se?al ac¨²stica que sirve de localizador. Hacia la zona supuesta del hundimiento viajan ahora, en una carrera contrarreloj, barcos cient¨ªficos y submarinos nucleares franceses y naves estadounidenses especializadas en sistemas de audici¨®n para tratar de escuchar ese bip-bip que se extinguir¨¢ el 1 de julio y que emite una baliza plateada del tama?o de un pl¨¢tano que, posiblemente, se haya desprendido de la caja negra despu¨¦s del choque.
A partir de la conversaci¨®n del piloto con Brasil, nada o casi nada es seguro. Hay quien afirma que un rayo pudo ara?ar el fuselaje, da?ando el sistema de radar, dejando al Airbus inerme ante la localizaci¨®n de la tormenta, lanz¨¢ndole a ciegas a lo m¨¢s profundo del caldero negro. Hay quien piensa en una bomba, teor¨ªa que no est¨¢ excluida al 100% pero que, para la Oficina de Investigaciones y An¨¢lisis, organismo encargado de la investigaci¨®n oficial, "no es muy coherente". Estos investigadores consideran que las condiciones atmosf¨¦ricas tampoco escond¨ªan "nada de excepcional".
A las cuatro y diez de la ma?ana del lunes pasado la central de Air France en el aeropuerto de Charles de Gaulle recibe el primero de una serie de 24 mensajes codificados enviados por el avi¨®n de forma autom¨¢tica, seg¨²n informaron ayer los responsables de la investigaci¨®n. Indica que el piloto autom¨¢tico ha sido desconectado y que el control es manual. El avi¨®n ya vuela por entonces a una velocidad inapropiada. Mientras, los medidores de velocidad dan datos contradictorios, lo que llev¨® ayer a la investigaci¨®n francesa a aconsejar la sustituci¨®n del sistema en los Airbus 330.
Dos minutos despu¨¦s se reciben dos se?ales m¨¢s: reflejan una ca¨ªda en bloque del sistema inform¨¢tico vitales para dar datos del vuelo adem¨¢s de la velocidad, la altitud o la direcci¨®n, entre otros. Un minuto despu¨¦s otro mensaje informa de un fallo general y en cadena del sistema el¨¦ctrico. El ¨²ltimo mensaje que lleg¨® al ordenador central de Air France en Par¨ªs, a las 4. 14 de la madrugada, el n¨²mero 24, es terminante, ag¨®nico y brutal. Se ha traducido por "Cabina en velocidad vertical" y anticipa, seg¨²n ciertos expertos, una despresurizaci¨®n, una ca¨ªda en picado y una desintegraci¨®n del avi¨®n en pleno vuelo, en un punto indeterminado del Atl¨¢ntico, situado a 650 kil¨®metros al noreste del min¨²sculo y tur¨ªstico archipi¨¦lago de Fernando de Noronha. En medio del caldero negro. En medio de la tormenta.
A las ocho de la ma?ana, sin noticias del Airbus 447, salta la alarma. Los radares africanos de Dakar no registran el avi¨®n. La noticia da la vuelta al mundo. En el aeropuerto de Charles de Gaulle, donde se esperaba al avi¨®n a las 11.45, alguien adjunta en el casillero correspondiente del panel de informaci¨®n delayed (retrasado). Poco despu¨¦s, se avisa por megafon¨ªa a las personas que esperan el vuelo rog¨¢ndoles que se acerquen lo antes posible a la terminal 2D, donde se organiza a toda prisa un gabinete de crisis.
Algunos de los familiares, amigos, hermanos, padres e hijos de los 228 ocupantes del avi¨®n, entre los que se contaban siete ni?os y un beb¨¦, acuden, atontados por el impacto de la noticia y el dolor, a esa terminal fat¨ªdica en busca de informaci¨®n, o de consuelo. Casi en ese momento, la Oficina de Investigaciones y An¨¢lisis comienza a recoger los primeros datos para tratar de reconstruir el misterio de un accidente ocurrido en pleno vuelo, algo muy raro en los accidentes de avi¨®n. Francia y Brasil se paralizan de estupor.
De las v¨ªctimas, por lo menos del lado franc¨¦s, no se sabe mucho. Las autoridades reagruparon a los familiares en un hotel. Hubo un testimonio que se repiti¨® en radios y televisiones. Era de un hombre con gafas, mayor, que miraba a la c¨¢mara con cara de asustado, sin haberse recuperado del todo de la sorpresa y del miedo. Confesaba a quien quer¨ªa o¨ªrle que era m¨¦dico de Montpellier y que se qued¨® sin plaza por llegar tarde y por pura buena suerte, que hab¨ªa llegado a Par¨ªs al d¨ªa siguiente, por la misma ruta, pero en un vuelo distinto.
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