Reciclado vital
"Hay nuevos comienzos, en el lugar apropiado", dice Nadine Gordimer en Atrapa la vida, y esas palabras podr¨ªan haber sido escritas para ilustrar el sentido del trasplante de ¨®rganos, porque eso supone la donaci¨®n: un nuevo comienzo en el sitio m¨¢s apropiado, m¨¢s vital. Se acaba de celebrar el D¨ªa del Donante con el recordatorio de que m¨¢s de 2.200 vascos viven gracias a un trasplante y de que Euskadi est¨¢ a la cabeza no s¨®lo de Espa?a, sino del mundo, en tasa de donaci¨®n de ¨®rganos (40,7 por mill¨®n de habitantes). Pero las organizaciones e instituciones implicadas insisten en que no hay que dormirse en los laureles de esas buenas noticias, que se siguen necesitando ¨®rganos (s¨®lo en Euskadi hay 250 personas esperando un trasplante) y que adem¨¢s en 2008 se produjo un ligero aumento (del 12% al 13,8%) en el n¨²mero de familias que se negaron a donar los ¨®rganos de sus parientes fallecidos. Hay, por lo tanto, que persistir en los debates y las campa?as de informaci¨®n y concienciaci¨®n.
Y en ese sentido se nos recuerda que es fundamental que nuestro entorno conozca cu¨¢les son nuestras disposiciones al respecto, que tenga claro que queremos donar, llegado el caso, nuestros ¨®rganos. Yo acabo de recibir mi tarjeta ONA, esa txartela sanitaria de segunda generaci¨®n que nos va a permitir gestionar nuestros datos y relacionarnos con la Administraci¨®n electr¨®nicamente, v¨ªa Internet. Entre las informaciones sanitarias que incorpora esta nueva tarjeta podr¨ªa incluirse nuestra decisi¨®n donante. ONA se convertir¨ªa de ese modo en un registro actualizado y autogestionado de nuestra voluntad, y adem¨¢s de f¨¢cil acceso, es decir, transparente para nuestros familiares, llegado el caso.
En cuanto a la concienciaci¨®n, quisiera aportar a este proceso colectivo dos granitos de arena argumentales. El primero tiene que ver con la sostenibilidad. No se me ocurre nada m¨¢s radical, esencial, espl¨¦ndidamente sostenible que la donaci¨®n de ¨®rganos. Nada m¨¢s coherente con la responsabilidad ecol¨®gica, con el aprovechamiento civilizado y humanista de los recursos naturales que ese reciclado vital. Nada m¨¢s esperanzador que esa recuperaci¨®n de la materia de la vida. El segundo argumento tiene que ver con el hecho innegable de que todos somos trasplantados, de que todos vivimos gracias a aportaciones generadas y desarrolladas en otros cuerpos. Que la cultura, entendida en su sentido m¨¢s extenso, m¨¢s un¨¢nime, es un constante pasar de ¨®rganos (ideas, sentimientos, c¨®digos, gestos, h¨¢bitos, pactos, ense?anzas, imaginaciones) de unas personas a otras, de unas generaciones a otras. Que no habr¨ªa vida humana sin todos esos trasplantes que vamos recibiendo desde que empezamos a vivir. Las lenguas, sin ir m¨¢s lejos, son un trasplante, una unidad entera de trasplantes que acogemos, alimentamos y transmitimos sin cesar, reciclada, maravillosamente.
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