Los laboristas brit¨¢nicos sufren su peor derrota desde la I Guerra Mundial
Las urnas confirman la consolidaci¨®n de los 'tories' y el auge de la ultraderecha
Paradojas de la pol¨ªtica: el desastre electoral del Partido Laborista ha sido de tal magnitud que hace m¨¢s dif¨ªcil, no m¨¢s f¨¢cil, que Gordon Brown acabe siendo derrocado por su propio partido. Con tan s¨®lo el 15,7% de los votos, el peor resultado desde la I Guerra Mundial, quinto en algunas zonas del pa¨ªs, derrotado por primera vez en Gales desde 1918, batido por primera vez en unas europeas por los nacionalistas en Escocia, el laborismo se ver¨ªa abocado a unas elecciones anticipadas si intentara personalizar sus problemas en Brown y nombrar a su tercer primer ministro en lo que va de legislatura.
El l¨ªder laborista consigui¨® anoche el apoyo mayoritario de su grupo parlamentario en una reuni¨®n tormentosa en la que tuvo que afrontar tambi¨¦n numerosas cr¨ªticas. Seg¨²n un parlamentario normalmente cr¨ªtico con el primer ministro, hubo "muchas m¨¢s intervenciones a favor que en contra" de Brown. ?ste fue recibido con una ovaci¨®n por los diputados pero escuch¨® algunas peticiones de dimisi¨®n, como las que le lanzaron los ex ministros Charles Clarke y Stephen Byers.
La cat¨¢strofe electoral hace m¨¢s dif¨ªcil la sustituci¨®n de Gordon Brown
Los laboristas vivieron antes de esa reuni¨®n un d¨ªa de sorprendente calma. La dimisi¨®n de un cargo menor en el marco de los ¨²ltimos flecos de la remodelaci¨®n de Gobierno y el desaire de un par de diputados fueron las notas discordantes en un partido que parece literalmente noqueado por la crueldad del veredicto de las urnas.
Los barones del partido, encabezados por el actual hombre fuerte del Gobierno, Peter Mandelson, defienden la tesis de que derrocar a Gordon Brown condenar¨ªa a los laboristas a convocar elecciones anticipadas y, con toda seguridad, perder el Gobierno.
Desde hace d¨ªas el debate ya no es la idoneidad de Brown, sino si es electoralmente conveniente o inconveniente que dimita o sea derrocado. La mayor¨ªa parece creer que lo mejor es esperar una milagrosa recuperaci¨®n de la econom¨ªa, confiar en que se supere la crisis de los gastos de los diputados y retrasar las elecciones hasta la pr¨®xima primavera. En alg¨²n momento, de aqu¨ª a entonces, llegar¨ªa el momento de echar a Brown y acudir a las urnas con un candidato m¨¢s apetitoso para el electorado, que al menos amortiguara la derrota. Si es que alguien se arriesga a quemarse de esa manera.
La derrota del laborismo en las elecciones europeas no tiene paliativos. Las cifras son terribles, aunque dentro de las magnitudes previstas por los sondeos: 15,7% de los votos, un 6,9% por debajo y cinco eurodiputados menos que en las europeas de 2004, cuando obtuvo 18. Los tories han sido castigados con un porcentaje de votos 10 puntos inferior al de las municipales del jueves pasado, pero han incrementado en un punto (27,7%) y en un diputado (25) los resultados europeos de hace cinco a?os.
Entre los dos grandes partidos se ha colado el Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP), una formaci¨®n nacionalista, antieuropea y que coquetea con la xenofobia; con el 16,5% apenas ha mejorado los resultados de las ¨²ltimas europeas, pero ha logrado superar al partido del Gobierno. El UKIP, que se rompi¨® en peleas intestinas poco despu¨¦s de su sorprendente ¨¦xito de 2004, parec¨ªa condenado a perder gran parte de sus ganancias de entonces hasta que el estallido del esc¨¢ndalo de los gastos de los diputados de Westminster se tradujo en un s¨²bito incremento de sus expectativas de voto.
Los Verdes (8,5%, 2,4 puntos de incremento) y el racista Partido Nacional Brit¨¢nico (BNP), que ha logrado el 6,2% de los votos (un incremento de 1,3 puntos) y por primera vez ha obtenido dos eurodiputados, han capitalizado m¨¢s sensiblemente ese voto de protesta, aunque los Verdes no han podido incrementar los dos diputados que ten¨ªan y que siguen teniendo.
En Yorkshire and The Humber, donde obtuvo su primer eurodiputado, el BNP cosech¨® menos votos que en 2004 pero roz¨® el 10% del total gracias a una ca¨ªda de 10 puntos en la tasa de participaci¨®n en ese distrito. En el noroeste, donde logr¨® su esca?o el l¨ªder del partido, Nick Griffin, obtuvo el 8%. Su ¨¦xito ha sido especialmente doloroso para la clase pol¨ªtica dominante por lo que significa de cesi¨®n ante un partido que niega su racismo pero que s¨®lo admite blancos entre sus militantes.
"Hay una enorme cantidad de racismo en este pa¨ªs, pero est¨¢ dirigido abrumadoramente contra la mayor¨ªa nativa brit¨¢nica. Y ¨¦sa es una de las razones por las que nos ha ido tan bien en estas elecciones", declar¨® ayer Griffin. Las cifras sobre marginaci¨®n, pobreza, desempleo o poblaci¨®n reclusa no respaldan sus tesis sobre qu¨¦ grupos ¨¦tnicos est¨¢n m¨¢s discriminados en Reino Unido.
Como en el conjunto de Europa, los brit¨¢nicos se han mostrado muy remisos a acudir a las urnas. La participaci¨®n ha ca¨ªdo al 34,27%, cuatro puntos menos que en 2004. En Gales, la ca¨ªda ha sido de 11 puntos (del 41% al 30%), arrastrando al Partido Laborista a su primera derrota electoral desde 1919 en uno de sus bastiones m¨¢s firmes. En Escocia, otro basti¨®n tradicional, los nacionalistas del SNP han ganado por primera vez unas europeas. En el otro extremo del pa¨ªs, en el suroeste y en el sureste, territorio siempre dif¨ªcil para el laborismo, han quedado en quinto lugar, detr¨¢s de conservadores, UKIP, liberales-dem¨®cratas y Verdes.
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