Dios como guionista de c¨®mic
Robert Crumb, leyenda de la historieta, reaparece con una ¨¢cida versi¨®n del 'Libro del G¨¦nesis' - El creador de Mr. Natural ha invertido cuatro a?os en la obra
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En el principio dibuj¨® Robert Crumb los cielos y la tierra. La ¨²ltima obra del padre del c¨®mic underground estadounidense consiste en una plasmaci¨®n literal del Libro del G¨¦nesis del Antiguo Testamento. Un trabajo minucioso, casi mani¨¢tico, en el que ha empleado cuatro a?os. El resultado es la obra m¨¢s sorprendente de esta leyenda de la contracultura, autor de trazo pol¨¦mico y sumo sacerdote del tebeo como exorcismo de los bajos instintos.
La obra ya est¨¢ lista para su publicaci¨®n en oto?o en todo el mundo (en Espa?a ser¨¢ trabajo de La C¨²pula, su editorial de toda la vida). EL PA?S adelanta las vi?etas de uno de los ¨¢lbumes m¨¢s esperados de los ¨²ltimos a?os. "Me ofrecieron 200.000 d¨®lares de anticipo, que parec¨ªa un past¨®n", explicaba recientemente el dibujante. "Despu¨¦s de tanto tiempo de trabajos forzados despu¨¦s, he llegado a la conclusi¨®n de que no resulta tanto dinero".
El ¨¢lbum saldr¨¢ a la venta en todo el mundo el pr¨®ximo oto?o
Crumb: "Quiz¨¢ sirva para ense?ar en los colegios el Antiguo Testamento"
Lucrativo o no, a buen seguro, ¨¦ste no es el paso que el seguidor medio esperar¨ªa del hombre que se elev¨® a la categor¨ªa de arquetipo universal de la historieta a golpe de c¨®mic autobiogr¨¢fico. Por esta vez, el protagonista no es el mequetrefe perplejo de Crumb, asediado por la culpabilidad y una moderada perversi¨®n sexual. El tipo ha dejado paso a Sodoma y Gomorra, los famosos seis d¨ªas de la creaci¨®n, a Ad¨¢n y a Eva o al abnegado Abraham.
Desde la portada y en esa graf¨ªa inequ¨ªvocamente crumbiana se advierte con modos de c¨®mic sensacionalista: "El primer libro de la Biblia, expl¨ªcitamente dibujado. ?No se ha dejado nada fuera!".
Es cierto. El gui¨®n del c¨®mic es fiel hasta en las comas al texto sagrado. Y por esa raz¨®n en sus p¨¢ginas hay lugar para el incesto, los asesinatos, los adulterios y el resto de lo que siempre ha hecho del libro una lectura apasionante tambi¨¦n para los no creyentes.
El aroma de la controversia se deja sentir en un simple vistazo al dibujo que adorna la cobertura. Hay algo que se desv¨ªa burlonamente del esp¨ªritu b¨ªblico en el trazo de Dios, que expulsa del Para¨ªso a una Eva de generoso escote y esas formas femeninas torneadas, que si bien hicieron famoso a Crumb tambi¨¦n lo convirtieron en bestia negra del feminismo.
Durante el proceso de creaci¨®n del c¨®mic, el autor recibi¨® a EL PA?S en el castillo del sur de Francia al que se mud¨® a principios de los noventa con su mujer Aline, la hija, los gatos, y las deliciosas anacron¨ªas que ocupan su vida. El dibujante acababa de terminar el cap¨ªtulo 19 y mostraba orgulloso el episodio correspondiente a las hijas de Lot. En el bocadillo de la vi?eta se pod¨ªa leer. "La mayor dijo a la peque?a: 'Nuestro padre es viejo y no hay ning¨²n hombre en el pa¨ªs que se una a nosotras, como se hace en todo el mundo. Ven, vamos a propinarle vino a nuestro padre, nos acostaremos con ¨¦l y as¨ª engendraremos descendencia". Lo que segu¨ªa no se diferencia mucho de la cl¨¢sica escena de sexo rijoso con la que Crumb escandaliz¨® hasta a los h¨¦roes de la liberaci¨®n hippie de los sesenta. Los mismos que tuvieron en el dibujante a uno de sus m¨¢s ¨¢cidos cronistas. "Bucear en el texto me ha servido para darme cuenta de que mis burradas estaban all¨ª al principio del principio", explicaba Crumb, con esa media sonrisa suya de travieso soci¨®pata.
Escenas como las de Lot fueron las que convencieron al creador de Fritz el Gato o Mr. Natural (por cierto, s¨¢dico trasunto de un profeta del Antiguo Testamento) para colocar otra advertencia en la portada. "Se requiere supervisi¨®n adulta para lectores menores". Por razones obvias, no se pod¨ªa correr el riesgo de que el volumen se confundiese con uno de esos inocentes c¨®mics que ayudan a comprender a los ni?os el mensaje de la Biblia.
Pese a todo, Crumb no supo decidirse aquel d¨ªa en su casa sobre si el c¨®mic le traer¨¢ o no problemas. "Quiz¨¢ lo compren en los colegios para ense?ar el Antiguo Testamento", dijo con iron¨ªa. Aunque no religioso, el dibujante se reconoce obsesionado con la Antig¨¹edad y se considera "espiritual". "?De qu¨¦ otro modo se iba a meter si no en un trabajo como ¨¦se?", se pregunt¨® Aline Crumb, su compa?era en la vida y en la vi?eta desde mediados de los 70.
Como un empe?o herc¨²leo con horario de oficina, se plante¨® el dibujante la tarea de plasmar en vi?etas el G¨¦nesis. Se document¨® a base de pel¨ªculas b¨ªblicas proporcionadas por Peter Poplaski, su cobi¨®grafo y vecino de Sauve, el pueblito de expatriados de la regi¨®n de Languedoc-Roussillon en el que habita la familia.
Pronto qued¨® claro que no ser¨ªa f¨¢cil. Crumb decidi¨® que los pasatiempos de la casa que siempre le han dejado trabajar (sus 5.000 discos de pizarra, los mu?equitos extraterrestres que acumula, "el gato que se alimenta de tinta"), esta vez iban a distraerle demasiado. As¨ª comenz¨® la b¨²squeda de un apartamento de la zona en el que recluirse durante el proceso. Un lugar cuya direcci¨®n s¨®lo conociese Aline. "Cost¨® encontrarlo, hasta que sucedi¨® algo casi m¨¢gico", explic¨® ¨¦sta.
La familia recib¨ªa por equivocaci¨®n la correspondencia de una tal A. Crumb. La A no correspond¨ªa a Aline, sino a Arabella Crumb. Una inglesa, vecina de la regi¨®n que, casualmente, ten¨ªa un piso en alquiler a un precio razonable. Por si fuera poco, la se?ora se hab¨ªa doctorado en Oxford... ?Con una tesis sobre el G¨¦nesis! A la luz de esta coincidencia, Robert decidi¨® alquilar el apartamento sin dudarlo. Cada d¨ªa durante cuatro a?os, su mujer lo ha llevado al trabajo en coche por la ma?ana y lo ha recogido por la tarde. As¨ª, hasta completar las 200 p¨¢ginas que ocupan los 50 sagrados cap¨ªtulos.
?Y al s¨¦ptimo d¨ªa? Al s¨¦ptimo d¨ªa es de esperar que Crumb descanse. A la vuelta del verano le espera la promoci¨®n de la obra. T¨ªmido patol¨®gico y rematado solipsista, la tarea se le presenta, ¨¦sta s¨ª, como una empresa de proporciones b¨ªblicas.
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