El batiburrillo 'tory'
Los conservadores brit¨¢nicos abandonar¨¢n las filas del Partido Popular Europeo (PPE) para formar parte de una miscel¨¢nea de partidos marginales nacionalistas, conservadores y populistas
Qu¨¦ calificativo aplicar¨ªan a un pol¨ªtico brit¨¢nico que prefiere familiarizarse con los detalles de la historia de las Waffen-SS en Letonia que hacer que el Reino Unido tenga la m¨¢xima influencia con Barack Obama? ?Idiota? ?Loco? ?Papanatas?
David Cameron no es ninguna de esas cosas y, sin embargo, ¨¦sa es la rid¨ªcula posici¨®n en la que se ha colocado al disponerse a sacar a sus parlamentarios europeos reci¨¦n elegidos del gran y poderoso grupo de centro derecha llamado Partido Popular Europeo (PPE), vencedor en estas elecciones, para meterlos en una miscel¨¢nea marginal de nacionalistas conservadores y populistas de Polonia, la Rep¨²blica Checa y, seguramente, el partido Patria y Libertad de Letonia, cuyos representantes opinan -con variaciones individuales, seg¨²n gustos- que quienes lucharon en la llamada Legi¨®n Letona (las unidades letonas de las Waffen-SS) fueron valientes patriotas que se aliaron con un demonio para combatir a otro peor, la Uni¨®n Sovi¨¦tica de Stalin.
Cameron logr¨® el apoyo de los parlamentarios euroesc¨¦pticos, en 2005, prometiendo abandonar las filas del PPE
Es lamentable que los 'tories' del Parlamento Europeo est¨¦n obligados a ejecutar una estrategia en la que no creen
Es decir, en vez de situarse con todo pragmatismo en una posici¨®n de poder y aumentar al m¨¢ximo la influencia del Reino Unido en la Uni¨®n Europea y, por consiguiente, con el Gobierno de Obama en Estados Unidos -que no est¨¢ nada interesado en tener una relaci¨®n especial con un Reino Unido que se a¨ªsle de Europa-, Cameron tiene que prepararse para responder inc¨®modas preguntas sobre el papel de las Waffen-SS en Letonia, las actitudes hom¨®fobas de destacados miembros del partido Ley y Justicia de Polonia y el hecho de que el presidente checo, V¨¢clav Klaus, que es para el Partido Democr¨¢tico C¨ªvico Checo (ODS) lo que Margaret Thatcher es para los conservadores brit¨¢nicos, niegue por completo la realidad del cambio clim¨¢tico.
No me creo ni por un momento que Cameron, un conservador completamente moderno y socialmente liberal, se sienta a gusto en esa compa?¨ªa. Es m¨¢s, las im¨¢genes en las que aparec¨ªa, la otra semana, haciendo campa?a en Polonia con Jaroslaw Kaczynski, el l¨ªder del partido Ley y Justicia, mostraban a un hombre visiblemente inc¨®modo. El pie de foto tal vez podr¨ªa haber dicho: "Me gustar¨ªa no estar aqu¨ª".
Tampoco creo ni por un momento que Cameron piense sinceramente que esto es lo que m¨¢s conviene a su partido y su pa¨ªs. Lo que pasa es que en 2005, cuando aspiraba a dirigir el Partido Conservador, obtuvo el apoyo de sus colegas parlamentarios euroesc¨¦pticos a base de hacer la incauta y c¨ªnica promesa de abandonar el PPE. Durante casi cuatro a?os se ha andado con rodeos y evasivas, pero ahora tiene que cumplir lo prometido.
Por eso est¨¢n ah¨ª, defendiendo lo indefendible con argumentos de paja. El ministro de exteriores en la sombra [portavoz de exteriores de la oposici¨®n] William Hague, cuando se le pregunt¨® al respecto en el programa especial de la BBC sobre las elecciones, dijo que no hay que olvidar que en el Parlamento Europeo hay muchos tipos raros. Por ejemplo, los laboristas se aliaron con un parlamentario polaco que hab¨ªa elogiado a Hitler (un detalle que luego volvi¨® a mencionar el presidente del Partido Conservador, o sea, que claramente lo hab¨ªa rebuscado alg¨²n plumilla desesperado en las oficinas centrales del partido. ?Podr¨ªamos saber algo m¨¢s de este asunto, por favor?). Y adem¨¢s, continu¨®, seamos sinceros: esos pa¨ªses del Este de Europa est¨¢n llenos de gente peculiar (se entiende que todo lo contrario que el Partido Conservador en el Parlamento). Y este nuevo grupo ser¨ªa una alianza partidaria de la reforma de la UE (la verdad es que, aunque este nuevo grupo sea capaz de ponerse de acuerdo sobre algo sustancial, le ser¨¢ muy dif¨ªcil conseguir que aprueben sus propuestas en el PE, y mucho menos en toda la Uni¨®n). En todo caso, los conservadores no podr¨ªan ser aliados de quienes desean una uni¨®n federal todav¨ªa m¨¢s estrecha (es decir, prefieren ser fascistas que federalistas).
Ver a los tories del Parlamento Europeo obligados a ejecutar una estrategia en la que no creen resulta entre lamentable y rid¨ªculo. La Legi¨®n Letona de Cameron. No hay m¨¢s que remontarse a los recortes de prensa de 2005, cuando Cameron anunci¨® por primera vez la medida que le iba a ayudar a asegurarse la direcci¨®n conservadora, para ver la reacci¨®n horrorizada de Timothy Kirkhope, el l¨ªder tory en el PE, que ahora tiene la tarea de dar forma homog¨¦nea a este batiburrillo. Y lo de batiburrillo no lo digo yo, sino sir Robert Atkins, parlamentario europeo conservador del noroeste de Inglaterra, que en 2005 escribi¨® a sus correligionarios locales para advertirles de que el partido se iba a quedar en un "aislamiento in¨²til", en compa?¨ªa de un "batiburrillo nada atractivo" de partidos marginales de extrema derecha, racistas y eur¨®fobos. D¨ªganos, sir Robert, ?qu¨¦ palabra utilizar¨ªa usted ahora?
En s¨ª misma, esta pat¨¦tica maniobra no importa mucho. El Parlamento Europeo tiene m¨¢s influencia de la que se imagina la mayor¨ªa de los votantes europeos en los detalles de la pol¨ªtica de la UE, pero la automarginaci¨®n de los conservadores brit¨¢nicos no va a cambiar seguramente el curso de la historia europea. Sin embargo, s¨ª es importante como presagio de lo que nos espera.
El hecho de que se insista en abandonar un grupo en el que est¨¢n los partidos de la canciller alemana, el presidente franc¨¦s y los primeros ministros italiano y polaco env¨ªa a todos ellos, y a Washington, este mensaje: prep¨¢rense porque los brit¨¢nicos van a volver a ser la voz de la discordia, los negativistas, los que van a hacer que todo el proceso europeo sea m¨¢s lento. A eso hay que a?adir la insistencia de los conservadores en que celebrar¨¢n un refer¨¦ndum sobre el Tratado de Lisboa si no ha entrado en vigor para cuando asuman el poder. Y para complicar a¨²n m¨¢s las cosas est¨¢n los buenos resultados obtenidos en las elecciones europeas por el Partido de la Independencia brit¨¢nico, cuyos dirigentes dicen lo que piensan muchos votantes conservadores: que el Reino Unido deber¨ªa salirse de la UE. Que conste la advertencia.
Las cosas ser¨¢n distintas si, tras las pr¨®ximas elecciones generales brit¨¢nicas, hay un Parlamento empatado, que obligar¨¢ seguramente a los tories a pactar con los dem¨®cratas liberales, pro-europeos. Por consiguiente, la opci¨®n racional para cualquier votante brit¨¢nico que se preocupe por el lugar de Gran Breta?a en Europa, sea cual sea su partido, es votar a los dem¨®cratas liberales.
Pero supongamos que, como suele ocurrir en el Reino Unido, hay una mayor¨ªa amplia, en este caso de los conservadores. ?Qu¨¦ ocurre entonces? El conservador Tristan Garel-Jones (ahora, lord), que contribuy¨® de manera fundamental a que se aprobara el Tratado de Maastricht en la C¨¢mara de los Comunes contra la enconada resistencia de los euroesc¨¦pticos tories, comenta con voz autorizada: "Se ha convertido en tradici¨®n en el Reino Unido que todos los grandes partidos tengan un mal comportamiento respecto a Europa cuando est¨¢n en la oposici¨®n y se vuelvan bastante sensatos cuando llegan al Gobierno. Cameron es un joven sensato, listo y reflexivo. Si llega a primer ministro, se comportar¨¢ de forma sensata, lista y reflexiva, y tendr¨¢ en cuenta los intereses de Gran Breta?a".
Garel-Jones es un anciano sensato, listo y reflexivo, y tiene algo de raz¨®n en lo que dice. Pero, por un lado, Cameron est¨¢ firmemente apegado a la m¨¢scara euroesc¨¦ptica; por otro, la nueva aportaci¨®n de los j¨®venes parlamentarios conservadores ser¨¢ seguramente tan euroesc¨¦ptica como la de los viejos, y adem¨¢s, el miedo t¨¢ctico a que los votantes se pasen al Partido de la Independencia ha revivido con los resultados del fin de semana pasado.
Los conservadores, pues, tendr¨¢n que pasar seguramente varios a?os marginados por franceses, alemanes, italianos, espa?oles y polacos, y golpeados por las realidades de la pol¨ªtica y la econom¨ªa mundial -incluidas conversaciones en las que un decepcionado presidente Obama pregunte: "?Por qu¨¦ no tienen el peso que se merecen en Europa?"- para que el primer ministro Cameron retroceda lentamente de sus posiciones. Y esos a?os ser¨¢n a?os desperdiciados, no s¨®lo para el Reino Unido, sino tambi¨¦n para Europa, que no puede empezar a crear una pol¨ªtica exterior m¨¢s coordinada como la que todos necesitamos sin la participaci¨®n activa del Reino Unido. Se me cae el alma ante esta perspectiva tan cansina y conocida.
www.timothygartonash.com Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia
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