Un pragm¨¢tico de pasado oscuro
Musav¨ª es un revolucionario que ha evolucionado hacia la moderaci¨®n
Ni su fama de hombre honesto ni su aspecto de profesor universitario explican el tir¨®n que Mir Hosein Musav¨ª ha tenido entre los j¨®venes iran¨ªes durante la campa?a electoral. Este arquitecto de formaci¨®n y pintor de vocaci¨®n carece del carisma que suele atribuirse a los l¨ªderes de masas. En realidad, ni siquiera es un reformista declarado, sino un conservador moderado. Su figura ha galvanizado sin embargo las ganas de cambio tanto de las nuevas generaciones de Ir¨¢n como de un sector de las ¨¦lites gobernantes, sin cuyo apoyo no hubiera logrado tanto ¨¦xito.
?l se ha definido a s¨ª mismo como un "reformador fiel a los principios" de la revoluci¨®n isl¨¢mica de 1979, tratando de vincular el presente con un pasado sobre el que el presidente, Mahmud Ahmadineyad, ha querido atribuirse la exclusiva. De hecho, Musav¨ª fue uno de los fundadores del Partido Isl¨¢mico que respald¨® al ayatol¨¢ Ruhol¨¢ Jomeini despu¨¦s del derrocamiento del sha.
El descontento con el presidente le ha servido para ganar el apoyo de los j¨®venes
Nacido en 1941 en Jamene, en la provincia de Azerbaiy¨¢n, Musav¨ª pertenece a la minor¨ªa ¨¦tnica azer¨ª, como el actual l¨ªder supremo, Al¨ª Jamenei. Esa coincidencia no ha tenido mayor trascendencia como tampoco ayud¨® a una mejor comunicaci¨®n entre ambos cuando, entre 1981 y 1988 durante los a?os de la guerra con Irak, fue primer ministro (un cargo que luego se suprimi¨®) siendo presidente Jamenei.
Su aura de buen gestor procede de esa etapa. Musav¨ª estableci¨® un sistema de racionamiento y un estricto control de precios que para muchos evit¨® una crisis de alimentos. Menos conocido es su papel en la revoluci¨®n cultural que purg¨® las universidades de profesores y estudiantes prooccidentales durante los primeros a?os de la revoluci¨®n, algo de lo que ¨¦l se ha desvinculado. Uno de los m¨¢s destacados intelectuales iran¨ªes contempor¨¢neos, Abdolkarim Sorush, le ha acusado de no ser honesto sobre su pasado.
Sea como fuere, igual que otros muchos revolucionarios de primera hora, Musav¨ª ha evolucionado hacia el pragmatismo. Incluso antes de dejar la pol¨ªtica activa admiti¨® que era un error intentar extender la revoluci¨®n iran¨ª al resto del mundo, como hab¨ªa defendido. Y, de todos modos, con dos tercios de la poblaci¨®n por debajo de 30 a?os, pocos recuerdan aquella etapa de primera mano.
Lo que ha hecho que millones de j¨®venes en todo el pa¨ªs se volcaran en su marea verde ha sido tanto el hartazgo con el populismo de Mahmud Ahmadineyad como el respaldo de influyentes cl¨¦rigos. El a¨²n popular Mohamed Jatam¨ª (que fue presidente entre 1997 y 2005) se retir¨® de la carrera electoral en su favor, le ha acompa?ado en varios m¨ªtines e incluso aparecido en las octavillas que promocionaban su candidatura. Menos visible, pero no menos efectivo, ha sido el apoyo de Al¨ª Akbar Hashem¨ª Rafsanyan¨ª, un poderoso pol¨ªtico que fue jefe de Estado de 1989 a 1997, ahora preside dos importantes instituciones del r¨¦gimen y mantiene una larga pugna ideol¨®gica y personal con Jamenei.
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