Gestionar el presente de la banca mirando al futuro
Como es conocido, nos encontramos en medio de una grave crisis econ¨®mica y financiera de una intensidad y globalidad sin precedentes. En Espa?a la ca¨ªda interanual del producto interior bruto hasta marzo fue de un 3% con unas perspectivas a la baja para el cierre del a?o y no se espera una recuperaci¨®n antes de finales de 2010. Adem¨¢s, la crisis de la econom¨ªa se est¨¢ desarrollando en un contexto econ¨®mico internacional de gran dificultad, en el que se prev¨¦ una ca¨ªda del PIB de la econom¨ªa mundial del 1,6% en 2009 (3,7% para las econom¨ªas avanzadas), mientras que las previsiones para 2010 pulsan a¨²n con gran debilidad.
Pero a diferencia de otros pa¨ªses, en Espa?a la crisis econ¨®mica no ha tenido su origen en la insolvencia de las entidades de cr¨¦dito o en el colapso de su sistema financiero. Tras sufrir dos a?os de cierre de los mercados financieros internacionales, en los que hemos visto desparecer a importantes entidades extranjeras y a otras muchas ser rescatadas por sus respectivos Gobiernos, los bancos espa?oles siguen operando sin haber recibido ayudas p¨²blicas para su recapitalizaci¨®n.
M¨¢s a¨²n, operan y obtienen beneficios, es decir, no han tenido que hacer uso de sus recursos propios para absorber p¨¦rdidas, en un contexto nacional e internacional de gran incertidumbre e inestabilidad, en el que todav¨ªa persisten las dificultades de los mercados financieros y se ha agravado la recesi¨®n general de la econom¨ªa.
Nuestros bancos no han sucumbido a la crisis financiera. No han sido intervenidos o nacionalizados, ni se encuentran sin rumbo como muchos de sus competidores internacionales, si bien coincidimos con el Banco de Espa?a y con el Fondo Monetario Internacional en que no ser¨¢n inmunes al duro cambio de ciclo experimentado por la econom¨ªa espa?ola y mundial. Por tanto, hay que actuar. Nos equivocaremos si simplemente decidimos esperar a que la crisis pase. Pues ¨¦sta puede durar m¨¢s que nuestra capacidad de resistencia.
A estas alturas nadie duda de la importancia que tiene para cualquier econom¨ªa contar con un sistema bancario solvente, rentable y eficiente. Tampoco duda nadie de que un sistema bancario sano es una condici¨®n esencial para poder salir de la crisis econ¨®mica lo antes posible.
Nos encontramos pues en un momento clave, ya que adem¨¢s de ocuparnos de c¨®mo mitigar los efectos inmediatos de la crisis en la actividad crediticia y financiera del pa¨ªs, tenemos que tomar las medidas necesarias que nos permitan salir reforzados, esto es, salir con capacidad para poder competir con ¨¦xito cuando la econom¨ªa recupere la senda de crecimiento.
En consecuencia, los bancos espa?oles est¨¢n abocados a gestionar el presente sin dejar de mirar al futuro para poder as¨ª aprovechar toda su capacidad empresarial. Por fortuna, nuestras entidades no s¨®lo parten de una situaci¨®n econ¨®mica y patrimonial m¨¢s favorable, sino que cuentan con capacidad de gesti¨®n y con un modelo de negocio que ha demostrado ser sensato y resistente y que no necesitan cambiar como les ocurre a muchos de sus rivales internacionales.
Para salir con ¨¦xito de la crisis, quiz¨¢s sea oportuno comentar dos conceptos que considero necesario preservar: la competencia en el mercado y la competitividad de nuestras entidades. Espa?a disfruta de un mercado de servicios bancarios muy competitivo. La alta competencia existente entre nuestras entidades ha contribuido al desarrollo de nuestra econom¨ªa y a la expansi¨®n internacional de nuestras entidades. Les ha permitido, adem¨¢s, ofrecer a sus clientes precios muy ajustados y m¨¢s ventajosos que los ofrecidos en cualquier otro pa¨ªs europeo.
La competencia es uno de los grandes activos del sistema bancario espa?ol que es necesario preservar, y por eso confiamos en que las autoridades sabr¨¢n c¨®mo evitar las distorsiones de la competencia que puedan producirse como consecuencia de las inyecciones de capital p¨²blico que est¨¢n recibiendo algunas entidades de sus respectivos Gobiernos.
Adem¨¢s, favorecer con ayudas p¨²blicas, o con cualquier otro tipo de medida proteccionista, a quienes no han sabido gestionar adecuadamente sus riesgos, conlleva un grave desincentivo a la buena gesti¨®n. En suma, es preciso prevenir, o al menos mitigar, la distorsi¨®n de la competencia causada por las ayudas de Estado -a veces inevitables- y para ello es imprescindible someter a las entidades beneficiarias a rigurosos planes de reestructuraci¨®n.
En este sentido, es de agradecer la declaraci¨®n de la comisaria de la Competencia Europea del pasado 26 de marzo, en la que se?alaba que "toda ayuda de Estado debe ser seguida por una reestructuraci¨®n para minimizar la distorsi¨®n de la competencia".
La salida de la crisis exige, por otro lado, que nuestras entidades sigan ganando competitividad. El tama?o y las caracter¨ªsticas del sistema financiero han cambiado, lo que obliga a las entidades a dimensionar su estructura a la nueva realidad del mercado en el que operan. Es necesario, pero no suficiente, continuar avanzando en la contenci¨®n de los costes operativos y seguir invirtiendo en tecnolog¨ªa. Pero, si de verdad se quiere mejorar la competitividad, habr¨¢ que acometer procesos corporativos que proporcionen ganancias de econom¨ªa de escala mediante la consolidaci¨®n de negocios v¨ªa integraci¨®n de entidades.
Ser¨ªa igualmente deseable aprovechar la resoluci¨®n de esta crisis econ¨®mica en el ¨¢mbito financiero como din¨¢mica de ajuste del sistema. No tiene sentido econ¨®mico emplear dinero p¨²blico en recapitalizar entidades sin viabilidad y que no hayan sabido gestionar bien sus riesgos. Es preferible emplear esos fondos para reforzar al sistema resultante, mediante la ayuda a aquellas entidades que con esfuerzo de gesti¨®n puedan minimizar el coste de las que desaparezcan.
No hay peor sistema financiero para la econom¨ªa de un pa¨ªs que uno ineficiente, poco competitivo y que est¨¦ sostenido por subvenciones p¨²blicas. En definitiva, un sistema financiero que sea incapaz de contribuir a la generaci¨®n de riqueza.
Para terminar, me gustar¨ªa resaltar la urgencia en la definici¨®n de estas necesidades. Todo retraso en abordar las reformas necesarias para ajustar la dimensi¨®n del sistema financiero espa?ol s¨®lo restar¨¢ a la econom¨ªa espa?ola capacidad de recuperaci¨®n.
No me cabe duda de que, con el esfuerzo colectivo que estas acciones merecen, saldremos adelante con ¨¦xito. No ser¨ªa la primera vez que nuestro sistema financiero saca de la necesidad virtud.
Pedro Pablo Villasante es secretario general de la Asociaci¨®n Espa?ola de Banca (AEB).
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