Los locales abastec¨ªan a tiendas de moda y a mercadillos
Una adolescente china pregunta a un mosso si puede entrar al taller. Dice que ser¨¢ s¨®lo un momento: quiere llevarle a su madre un bocadillo del bar de al lado. La mujer lleva todo el d¨ªa metida en el taller de la calle de Rafael Carreras, uno de los 72 locales ilegales que ayer registr¨® la polic¨ªa auton¨®mica en Matar¨®, la capital de la comarca del Maresme. El polic¨ªa, que tambi¨¦n se ha levantado muy temprano y tiene cara de estar hasta las narices, accede a la petici¨®n.
La adolescente entiende a la perfecci¨®n el idioma -"mejor en catal¨¢n"-, pero no contesta a nada si antes no ha recibido el visto bueno (en chino) de una chica mayor. "Trabaja ocho horas. No problema. Todo bien pagado", dice la joven, preocupada por el destino de su madre: no sabe si la llevar¨¢n detenida.
En el taller, algunos trabajadores y la madre de la muchacha esperan a que termine el registro. En el local, oscuro, hay m¨¢quinas de coser como para dar trabajo, al menos, a 30 operarios. Los talleres ilegales de Matar¨® abren casi las 24 horas del d¨ªa y elaboran piezas de ropa para un amplio mercado: tiendas de barrio, cadenas de moda, mercadillos y almacenes de venta al por mayor. Al contrario que en otras ocasiones, no se hallaron productos falsificados.
Los locales han sido precintados y no podr¨¢n cumplir con los pedidos. "Puede haber excesos horarios, pero nuestros locales no est¨¢n sometidos a la mafia. Esta acci¨®n perjudica su imagen y les supone una p¨¦rdida importante", se?al¨® el despacho de abogados Mallart, Valls and Garc¨ªa Roqueta, que defiende a algunos de los propietarios chinos.
La madre de la adolescente sale a la calle. No le han puesto esposas, pero entra en el coche policial como detenida mientras los trabajadores est¨¢n libres. Ella no es una operaria m¨¢s, admite al fin la hija: es la due?a.
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