Partiditis
Tras la insufrible campa?a para las elecciones europeas los partidos se encontraron en la inevitable Tercera Fase: ese momento de ciencia ficci¨®n en el que tratan de explicar que han salido ganando aunque no hayan conseguido los votos que esperaban. A esto, que siempre tiene su gracia, se a?ad¨ªa en esta ocasi¨®n el hecho de que deb¨ªan interpretar la abstenci¨®n.
La visi¨®n optimista fue la norma. Todos los partidos afirmaron que, en comparaci¨®n con otros pa¨ªses, Espa?a no pod¨ªa quejarse del nivel de participaci¨®n. Luego a?adieron que el electorado a¨²n no acaba de entender el verdadero significado de las instituciones europeas. Desde luego. ?Y ellos?, ?entend¨ªan de qu¨¦ iba la cosa? Porque dio la impresi¨®n de que trataban de esquivar la raz¨®n por la que se convocaba a los ciudadanos. Esa t¨¢ctica elusiva me trajo a la memoria una antigua artima?a escolar: "Me preguntaron por Roma y contest¨¦ con Grecia, que era lo que me sab¨ªa".
Para rematar la lectura de los resultados, nuestro presidente opt¨® por felicitar a los responsables de su campa?a, y la oposici¨®n, tras anunciar que est¨¢ a un paso de La Moncloa, se sinti¨® refrendada hasta en sus m¨¢s sonoros disparates, como esa chiripitifl¨¢utica Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa en ingl¨¦s que tanto le gusta al se?or Camps. A partir de ah¨ª, la vida sigue igual: los telediarios son previsibles partidos de pinp¨®n entre Rajoy y Paj¨ªn, y la mayor¨ªa de los contertulios pol¨ªticos (salvo honrosas excepciones) muerden si es necesario por defender al partido para el que parecen trabajar.
Los supuestos defensores de la izquierda aseguran que detr¨¢s de un independiente siempre hay un derechista, y los defensores de la derecha afirman que detr¨¢s de un independiente hay un miedoso. Y a nadie se le ocurre pensar que a cuenta de la partiditis se est¨¢ acabando con la pol¨ªtica.
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