Los hijos de la revoluci¨®n
Los brazaletes verdes que llevan los manifestantes en Ir¨¢n son una muestra de la energ¨ªa con la que una poblaci¨®n joven e insatisfecha combate a un r¨¦gimen isl¨¢mico fragmentado
Independientemente de lo que ocurra a partir de ahora, Ir¨¢n ya ha escrito un nuevo cap¨ªtulo en la historia del poder popular. Cada hombre y cada mujer iran¨ª que ha atravesado una barrera personal de miedo para manifestarse pac¨ªficamente por las calles de Teher¨¢n, Isfah¨¢n y Shiraz con un brazalete verde ha hecho historia. A solas, un individuo es impotente. Juntos, la fuerza de los n¨²meros hace que -aunque s¨®lo sea por unas horas- sean capaces de desconcertar totalmente al Estado y todo su violento poder de represi¨®n. Ni siquiera los brutales matones de la milicia basij pueden golpear en la cabeza a tantos seres humanos. Mientras las protestas de verde sigan siendo no violentas, como lo est¨¢n siendo en su gran mayor¨ªa, y mientras la gente siga saliendo en masa, Mahatma Gandhi aplaudir¨¢ desde su tumba. Porque significar¨¢ que han aprendido la lecci¨®n fundamental de Gandhi sobre el poder de los impotentes.
La revoluci¨®n isl¨¢mica ha engendrado hijos que acabar¨¢n devor¨¢ndola. Aunque eso no ocurrir¨¢ ni hoy ni ma?ana
La escala y el descaro del fraude electoral han convertido un momento pol¨ªtico en un momento hist¨®rico
La quintaesencia del poder popular es la misma desde hace mucho tiempo, pero cada cap¨ªtulo de su historia aporta una novedad. La innovaci¨®n iran¨ª de este a?o es el uso de las ¨²ltimas tecnolog¨ªas de la informaci¨®n y la comunicaci¨®n. Los detalles sobre los lugares de convocatoria, las t¨¢cticas y los esl¨®ganes se transmiten a trav¨¦s de Twitter, redes sociales como Facebook y mensajes de tel¨¦fono m¨®vil. Se cuelgan v¨ªdeos de las manifestaciones y los tiroteos en YouTube y otras p¨¢ginas web, a las que se puede acceder desde fuera del pa¨ªs y desde las que se pueden volver a emitir dentro de ¨¦l. El David digital lucha contra el Goliat teocr¨¢tico.
Todo eso no quiere decir que los j¨®venes iran¨ªes que utilizan Twitter para luchar por la libertad vayan a tener ¨¦xito a corto plazo. Ni que los matones basij no vayan a seguir atacando y asesinando a m¨¢s estudiantes en sus residencias, como ya ha ocurrido. Ni que en Occidente debamos apresurarnos a aplicar la etiqueta de "revoluci¨®n verde" y compararla con el derrocamiento del Sha hace 30 a?os. Ni que debamos ser ingenuos sobre los motivos de conspiradores clericales como Hashemi Rafsanyani, cuyas maniobras ocultas forman parte importante de esta historia.
Los movimientos populares, muchas veces, fracasan, al menos a corto plazo. Como las protestas de 2007 en Birmania, pasan a formar parte de la memoria como recuerdos e im¨¢genes conmovedoras de un breve momento de poder; hasta que, quiz¨¢ d¨¦cadas m¨¢s tarde, logran ocupar por fin su lugar en la mitolog¨ªa retrospectiva de un pa¨ªs liberado.
En este caso, no tengo duda de que los j¨®venes que aportan gran parte de la energ¨ªa en las manifestaciones de oposici¨®n acabar¨¢n triunfando. Dos de cada tres iran¨ªes tienen menos de 30 a?os. Muchos nacieron en una ¨¦poca en la que los mul¨¢s exhortaban a las familias a tener m¨¢s hijos -peque?os "soldados del im¨¢n oculto", los llamaban los propagandistas- para fortalecer el nuevo r¨¦gimen isl¨¢mico y sustituir a los m¨¢rtires de la guerra con Irak. Gracias a una enorme expansi¨®n de la educaci¨®n superior en la Rep¨²blica Isl¨¢mica, millones de esos j¨®venes han llegado a la universidad. Aproximadamente la mitad de esos licenciados son mujeres. Y m¨¢s de dos tercios de los habitantes de Irak viven en las ciudades.
Esta poblaci¨®n joven, urbana y cada vez m¨¢s educada quiere trabajo, vivienda, oportunidades y m¨¢s libertad. Cualquiera que haya viajado por Ir¨¢n y haya hablado con los j¨®venes sabe que est¨¢n muy insatisfechos. La semana pasada lo vio todo el mundo: sobre todo en los rostros y las palabras inolvidables de esas iran¨ªes que, como mujeres en un Estado isl¨¢mico, necesitan doblemente el poder de los impotentes.
Nos encontramos, pues, con que la revoluci¨®n isl¨¢mica ha engendrado los hijos que acabar¨¢n devor¨¢ndola. Los que ten¨ªan que haber sido los "soldados del im¨¢n oculto" acabar¨¢n expulsando, un d¨ªa, a los autodesignados soldados de ese im¨¢n oculto, como Mahmud Ahmadineyad. Pero no parece probable que eso vaya a ocurrir hoy ni ma?ana.
Por ahora, concentr¨¦monos en las elecciones robadas. La escala y el descaro del fraude electoral han convertido un momento pol¨ªtico en un momento hist¨®rico. Si el r¨¦gimen hubiera ama?ado las votaciones para que Ahmadineyad hubiera ganado por poco, digamos un 52%, y los candidatos de la oposici¨®n hubieran ganado en sus circunscripciones de origen, habr¨ªa habido protestas, pero seguramente no de esta dimensi¨®n. Muchos, incluidos los gobiernos occidentales, quiz¨¢ habr¨ªan aceptado los resultados y habr¨ªan reconocido que Ahmadineyad cuenta con un nivel significativo de apoyo real. Pero el l¨ªder supremo, el ayatol¨¢ Al¨ª Jamenei, autoriz¨® esta victoria abrumadora y fraudulenta e incluso la bendijo y dijo que era un "juicio divino".
Como consecuencia del supremo error pol¨ªtico del l¨ªder supremo, los protagonistas del cambio disponen hoy de dos grandes ventajas. Primero, hacen un llamamiento claro y sencillo que atrae el respaldo de millones de iran¨ªes ordinarios que quiz¨¢ no est¨¢n de acuerdo en muchas m¨¢s cosas: "Han tratado mi voto con desprecio. Deben respetarlo". Segundo, el r¨¦gimen est¨¢ profundamente dividido, y eso siempre ha sido crucial para el ¨¦xito de otros movimientos populares.
Los iran¨ªes que desean el cambio se enfrentan ahora al reto de continuar la presi¨®n popular pac¨ªfica y mantenerla estrat¨¦gicamente centrada en la exigencia de Musav¨ª de que se celebren nuevas elecciones. Un momento fundamental se producir¨¢ la pr¨®xima semana o la siguiente, cuando el Consejo de los Guardianes, que est¨¢ revisando el "juicio divino" hasta el punto de haber ordenado un recuento parcial, decida que Ahmadineyad ha ganado pero por un margen menor de falsificaci¨®n divina. ?Qu¨¦ suceder¨¢ entonces? ?Hay suficiente energ¨ªa, entre una juventud que se ha movilizado a s¨ª misma a trav¨¦s de las redes, la gente de Musav¨ª y las facciones desafectas del r¨¦gimen, para seguir exigiendo nuevas elecciones? ?O se desinflar¨¢ todo el movimiento, derrotado por una mezcla de represi¨®n, censura, agotamiento y desuni¨®n?
S¨®lo el pueblo de Ir¨¢n puede responder a esta pregunta. S¨®lo ellos tienen derecho a responderla. Si los gobiernos occidentales mostrasen expl¨ªcitamente su apoyo a Musav¨ª y los manifestantes -como habr¨ªa hecho George W. Bush, y como pretende ahora que se haga John McCain-, proporcionar¨ªan al r¨¦gimen un palo con el que golpear a los dem¨®cratas iran¨ªes. Estamos hablando, al fin y al cabo, de un Estado que lleva decenios culpando de todos los males a las maquinaciones de los Satanes occidentales, el grande (Estados Unidos) y el peque?o (Reino Unido). Por el contrario, hacer como China y Rusia, que han reconocido la victoria fraudulenta de Ahmadineyad -en un intento equivocado de poner el inter¨¦s inmediato de las negociaciones nucleares por delante del inter¨¦s a largo plazo de la democratizaci¨®n-, ser¨ªa dar una bofetada a los iran¨ªes despose¨ªdos. Como, por suerte, hemos podido ver tantas veces durante los ¨²ltimos cinco meses, Barack Obama ha dado con el punto medio necesario.
Sin embargo, s¨ª hay una cosa que los gobiernos democr¨¢ticos pueden y deben hacer, sin necesidad de decir nada directamente relacionado con las autoridades en Ir¨¢n. Se trata de mantener y mejorar la infraestructura mundial de la informaci¨®n que en este siglo XXI permite a los iran¨ªes -apoyen al candidato que apoyen- mantenerse en contacto unos con otros y averiguar lo que sucede verdaderamente en su pa¨ªs. Hace unos d¨ªas, estuve en el estudio londinense del servicio de televisi¨®n en persa de la BBC viendo c¨®mo colgaban en la red y emit¨ªan impactantes im¨¢genes de v¨ªdeo, comentarios de blog y mensajes enviados por iran¨ªes desde el interior de su pa¨ªs. Seguramente, lo m¨¢s importante que ha hecho el Departamento de Estado norteamericano por Ir¨¢n en los ¨²ltimos tiempos fue ponerse en contacto con Twitter durante el fin de semana y pedirle que aplazara unos trabajos de actualizaci¨®n que ten¨ªa previstos y que podr¨ªan haber dejado sin servicio a los iran¨ªes durante unas horas cruciales de las protestas populares. Bienvenidos a la nueva pol¨ªtica del siglo XXI.
www.timothygartonash.com Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia
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