EE UU r¨ªe el ¨²ltimo

Michael Bradley es el hijo del seleccionador de Estados Unidos, Bob Bradley. Es mediocentro y juega en el Borussia Moenchengladbach. Tiene 21 a?os y su aspecto de ni?o distinguido y pulcro debe de ser un resabio de sus a?os formativos en Princeton. Bradley parece un estudiante de universidad de pago. Tambi¨¦n es un buen jugador. Elegante y astuto. Su contribuci¨®n fue decisiva para desconectar el medio campo de Egipto y dar el mazazo que meti¨® a su selecci¨®n en las semifinales de la Copa Confederaciones.

Estados Unidos logr¨® una proeza contra todas las previsiones. Para pasar de ronda dej¨® en la cuneta al campe¨®n del mundo y al campe¨®n de ?frica. Egipto lleg¨® al partido convencida de su poder. Ven¨ªa de apretar a Brasil y de ganar a Italia. Sin embargo, no consigui¨® imponer su ventaja t¨¦cnica ante Estados Unidos. S¨ªntoma de inmadurez. Tambi¨¦n de fatiga. Sin su estrella, el escurridizo Zidan, a los egipcios les result¨® insoportable enchufarse al partido. Lo aprovecharon los estadounidenses, que jugaron con inteligencia y se apropiaron del bal¨®n.

Al campe¨®n africano le result¨® insoportable enchufarse tras una semana de euforia

Elegante y astuto, Bradley desconect¨® al medio campo egipcio y marc¨® el segundo gol

La t¨¢ctica consisti¨® en aislar a Ahmed Eid, Rabbou y Shawky, los directores del juego egipcio, para que no recibieran en condiciones. Cuando Egipto tuvo el bal¨®n, Estados Unidos le presion¨® arriba, sin tregua, con la contribuci¨®n de todos sus hombres, empezando por los centrales y terminando por Altidore, un punta omnipresente que baj¨® a ayudar a sus compa?eros apretando y descargando con sentido cada vez que le dieron la pelota. Estados Unidos no es un equipo fastuoso, pero supo cumplir con las m¨¢ximas del oficio. Supo competir con generosidad. El resultado es que Egipto, la revelaci¨®n del torneo, se vulgariz¨®.

Perder el bal¨®n result¨® fatal para un equipo que se siente seguro con el toque y la pausa. Egipto empez¨® a jugar en largo, con precipitaci¨®n, y Estados Unidos explot¨® el desorden para atacar los espacios y buscar el remate. Charlie Davies lo aprovech¨® con una arremetida de tanque. Pis¨® el ¨¢rea y su remate peg¨® en el portero, El Hadary, que no consigui¨® evitar el gol. M¨¦rito de Davies, que compens¨® su falta de habilidad con tes¨®n y agresividad.

El gol desencaj¨® m¨¢s a Egipto. Nada funcion¨® en el equipo africano, a excepci¨®n de su banda derecha, donde se prodigaba El Muhamadi, y de Abutreika, excelente delantero. Los rebusques de esta pareja fueron la ¨²nica respuesta al dominio norteamericano.

De principio a fin, el partido estuvo en el bolsillo de Bradley, que dio un golpe decisivo avanzada la segunda parte. Rob¨® el bal¨®n frente a su ¨¢rea y avanz¨® con clase. Cuando se aproxim¨® a El Hadary, toc¨® con Donovan, que le devolvi¨® el pase templadito para el disparo. Fue adentro.

La entrada de Hassan no sac¨® a Egipto del aprieto. Al rev¨¦s. Cay¨® en picado ante la l¨®gica precisa del juego de su rival. En un contragolpe, tras un centro de Spector desde la derecha, cabece¨® Dempsey ante la inoperancia de la defensa. El gol dej¨® a Egipto, que ven¨ªa de celebrar una fiesta, camino de un funeral.