El conductor es culpable
El carn¨¦ por puntos nos tiene acostumbrados a excelentes noticias. La m¨¢s satisfactoria es que el n¨²mero de muertos en la carretera se ha reducido a toda velocidad desde 2006 -3.017 fallecimientos en el asfalto- hasta 2008, en el que se registran 2.181, que siguen siendo excesivas, como lo es una sola. M¨¢s buenas noticias: desde que se implant¨® el carn¨¦ por puntos, 41.400 conductores han pasado por los cursos de reeducaci¨®n vial. Malo ha de ser que en esos cursos no se hayan pulido algunos de los usos letales que con tanta abundancia se aprecian en las carreteras espa?olas: desprecio a la distancia de seguridad, volantazos en la ¨²ltima d¨¦cima de segundo, devorar bocadillos o atender al m¨®vil mientras se circula a m¨¢s de 120 por hora en una autov¨ªa, adelantamientos por la derecha... Chuler¨ªas exhibicionistas que cuestan vidas. Y, por supuesto, es de suponer que los 41.400 habr¨¢n recibido las dos instrucciones capitales: nada de alcohol, nada de exceso de velocidad.
Un gran acierto, el carn¨¦ por puntos. Funciona porque ha conseguido transmitir a los conductores que la amenaza de retirada del carn¨¦ es real, que las probabilidades de ser pillado en una infracci¨®n son muy elevadas. Bien. Pero ?resulta imprescindible multar al conductor con 100 euros desde el primer kil¨®metro que rebasa el t¨®tem de los 120 kil¨®metros/hora? No est¨¢ claro que la precisi¨®n de un radar (o de un cuentakil¨®metros) permita discriminar por un kil¨®metro.
Sepan en Interior que Espa?a entera se felicita de la disminuci¨®n del n¨²mero de accidentes y de muertos. Ahora bien, hasta ahora todo el esfuerzo lo han hecho los conductores. Sobre ellos recaen la culpa y el castigo. Pero ya est¨¢n casi domesticados. Toca preguntar qu¨¦ har¨¢n las Administraciones a cambio de la ceniza en la frente del conductor. Estar¨ªa bien que el firme de las autov¨ªas deje de parecer chapa ondulada, que las carreteras nacionales se asfalten alguna vez, que las curvas sin peralte se rectifiquen, que los cruces se se?alen. La senda es peligrosa, advert¨ªa Perlita de Huelva. ?Tambi¨¦n multar¨¢ el legislador a la autonom¨ªa, ayuntamiento o ministerio a partir del primer kil¨®metro ruinoso o el primer paso a nivel mortal? Quid pro quo.
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