Una noche de magia en Marbella
Casi me entra la risa. Yo estaba en la puerta del peque?o estadio de f¨²tbol de Marbella. Cuando, de pronto, escuch¨¦ el sonido de un helic¨®ptero y vi como se acercaba una limusina escoltada por seguridad. El coche hizo cinco minutos de maniobras para que Michael Jackson bajase exactamente a 50 cent¨ªmetros de la puerta correcta en lugar de a un metro. Sale y en lugar de los camerinos se encuentra la cocina donde unas se?oras cortaban la verdura. Al chaval lo volvieron a meter en el coche para hacer otros diez minutos de maniobras. Era 1988 y fue la primera vez que Michael Jackson actuaba en Espa?a. Con el BAD Tour estuvo el 5 de agosto en Marbella; el 7, en Madrid; y el 9, en Barcelona. Lo trajimos nosotros y eso es un orgullo. A¨²n, 21 a?os despu¨¦s, estoy seguro de que esa excentricidad de las maniobras de la limusina, como otras muchas en su vida, eran cosa de managers y de gente que lo rodeaba.
Siempre he cre¨ªdo que toda su excentricidad, que se hizo tan c¨¦lebre, era cosa de la gente que le rodeaba
Lo salud¨¦. Hablamos poco. Pero me pareci¨® como un ni?o grande. Fr¨¢gil. Patol¨®gicamente t¨ªmido. Muy solo. Desde que ten¨ªa cinco a?os ha estado rodeado de gente que le ha manejado y que le dec¨ªa lo que ten¨ªa que hacer. Cuando ves a Keith Richards, piensas que es mejor no vacilarle. Cuando ves a Mick Jagger intuyes que tiene rayos X en los ojos. Con Iggy Pop adivinas que lo mejor es no jugar con ¨¦l. Michael Jackson, en cambio, siempre me pareci¨® un ser desamparado.
En cualquier caso, lo respeto mucho como artista. Como cantante y como m¨²sico. En su ¨¦poca alucin¨¦ con su disco Off the wall (1979). Era innovador y perfeccionista. Desde la gloriosa ¨¦poca Motown ning¨²n artista de color hab¨ªa llegado tanto al p¨²blico. Jackson abri¨® las puertas de la MTV a la naci¨®n negra. La gente olvida a menudo su talento. Pero tambi¨¦n rompi¨® muchos moldes. No suelo ver los conciertos que organizo, pero aquella tarde de 1988 en Marbella me qued¨¦ clavado delante del escenario. No sab¨ªa si el espect¨¢culo que ve¨ªa era real o un v¨ªdeo. Aquello era incre¨ªble. Y sonaba realmente bien. Estaba ocurriendo de verdad delante de mis narices. Comparado con los montajes que llevan ahora grupos como Coldplay o U2 puede parecer rid¨ªculo. Pero en aquel momento era monstruoso. Me impact¨® mucho aquello de quedarse est¨¢tico en el escenario. En foto fija. No s¨®lo no romp¨ªa el ritmo, sino que adem¨¢s te animaba a subir m¨¢s. Muchos luego lo imitaron. Era un fen¨®meno.
No pidi¨® nada extra?o en los camerinos. S¨®lo deseaba que nadie se interpusiese en su camino al escenario. Tambi¨¦n pidi¨® una pista de baile en la suite del hotel donde se hospedaba. Me parece lo m¨¢s normal del mundo. Al fin y al cabo ¨¦se es su trabajo.
Le hemos dado por muerto varias veces, pero el t¨ªo hab¨ªa conseguido llenar 50 veces el O2 de Londres. Eso son un mill¨®n de entradas. Me alegr¨¦ mucho porque siempre me ha molestado que se suba a los altares a los m¨²sicos para luego practicar el tiro al plato con ellos. Es lo que se ha hecho con Michael Jackson. Me ha entristecido la noticia de su muerte, pero me parece m¨¢s triste que tenga que morir para que se reconozca lo bueno que era.
Gay Mercader es el promotor de conciertos que trajo por vez primera a Espa?a a Michael Jackson.
Babelia
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