La catedral subterr¨¢nea

Dos c¨²pulas de vidrio y acero rematan la catedral subterr¨¢nea. Forman una especie de caleidoscopio urbano que proyecta reflejos circulares en los edificios de la Puerta del Sol. Es inevitable compararlas con las pir¨¢mides que construy¨® Pei en el patio de Napole¨®n. Antes de que ese arquitecto chino norteamericano las levantara en Par¨ªs pas¨® por Madrid con sus estructuras de cristal y nuestro consejero de Urbanismo le tom¨® por un charlat¨¢n de feria.

El caparaz¨®n de vidrio que 25 a?os despu¨¦s se alza en el kil¨®metro cero lleva la firma del arquitecto y acad¨¦mico de Bellas Artes Antonio Fern¨¢ndez Alba. Era la que mas gust¨® a Gallard¨®n de las cuatro propuestas que present¨® Fomento. Hoy, bajo esa c¨²pula se inaugura oficialmente la nueva estaci¨®n de Cercan¨ªas de la Puerta del Sol.

La obra de la Puerta del Sol es enorme en coste, volumen y complejidad

Ha sido una haza?a sacarla adelante con la hostilidad de las administraciones

Cuando ma?ana domingo a las 5.18 de la ma?ana pare el primer tren en ese templo del transporte p¨²blico la gente advertir¨¢ que no es una obra m¨¢s ni una estaci¨®n cualquiera. All¨ª abajo han socavado la caverna de andenes m¨¢s grande del mundo, con un vest¨ªbulo de 7.500 metros y la altura equivalente a un edificio de nueve plantas. Es una obra enorme en t¨¦rminos de coste, volumen y complejidad. Siete a?os ha invertido el Ministerio de Fomento en su construcci¨®n. Siete a?os que nos han parecido 14 por los trastornos, incomodidades y perjuicios de imagen que ha ocasionado en la plaza m¨¢s concurrida y emblem¨¢tica de Madrid. Todo un suplicio para la siempre machacada carne del urbanita capitalino con el objeto de meter los trenes de Cercan¨ªas en el coraz¨®n mismo de la ciudad. Nada que no advirtiera esta columna cuando el entonces ministro ?lvarez-Cascos anunci¨® la puesta en marcha del proyecto.

Aqu¨ª se dijo que iba a ser duro, hasta el extremo de cuestionar la necesidad de someter a los ciudadanos a tanto padecer en un momento en que las obras hac¨ªan de Madrid una ciudad insufrible. Se dijo tambi¨¦n que horadar bajo los cimientos de los viejos edificios de Montera comportaba riesgos casi inasumibles. Y se dijo adem¨¢s que el subsuelo de Sol ya estaba demasiado hueco.

El convencimiento de que todo aquello era cierto es el que ahora me hace apreciar a¨²n m¨¢s el m¨¦rito en la ejecuci¨®n de esta obra. Descend¨ª a la gran caverna cuando a¨²n hab¨ªa que hacerlo con las botas y el casco. No hay que poseer mayores conocimientos t¨¦cnicos para advertir que estamos ante una gran obra de ingenier¨ªa. En efecto, no han dejado un solo metro cuadrado de la plaza sin excavar a pesar de lo cual la sensaci¨®n de solidez es absoluta. Un abanico de tubos de acero y lechada de cemento consolid¨® las casas centenarias de Montera. Viendo lo que han hecho abajo ya no parece tan severo el trastorno de arriba.

En esa obra se ha luchado contra todos los elementos imaginables y algunos que nadie imagina. Es el punto m¨¢s c¨¦ntrico de la capital y desviar el entramado de cables y tubos de las galer¨ªas de servicios en una zona antigua y sensible fue de una dificultad extrema. Hab¨ªa conducciones de casi un siglo que tuvieron que fotografiarlas y enviar copias a todas las compa?¨ªas de servicios antes de cortarlas porque nadie se hac¨ªa cargo de ellas.

Su condici¨®n de obra p¨²blica tampoco le libr¨® del infierno administrativo municipal. Hasta cuatro meses pod¨ªa tardar el Ayuntamiento en conceder los permisos para talar un ¨¢rbol o cortar una calle, mientras en las obras de la M-30 se gestionaban de un d¨ªa para otro. Otro tanto ocurr¨ªa con el transporte de vigas gigantes. Problemas menores si los comparamos con los que plante¨® el Gobierno regional, motivados en gran medida por la mutua inquina que se profesaban la ministra ?lvarez y la presidenta Aguirre. Casi un a?o estuvo parada la obra por la Consejer¨ªa de Cultura ante la aparici¨®n de los restos de la iglesia del Buen Suceso, del siglo XV, que hoy, tras una mampara, se exponen en la entreplanta.

Creo que los t¨¦cnicos de Fomento y los ingenieros de FCC, la compa?¨ªa que ha ejecutado la obra, podr¨ªan escribir un tratado sobre los devastadores efectos que causan al inter¨¦s com¨²n las rivalidades pol¨ªticas mal entendidas. Echar la culpa a quienes curraban en el tajo de los dos a?os de retraso con que concluye la obra ser¨ªa infame. En ese clima de hostilidad abierta y descarada entre administraciones sacar adelante semejante empresa ha sido toda una haza?a. Merece la pena recordarlo cuando veamos a los pol¨ªticos de uno y otro bando juntos y sonrientes recorriendo esa gran estaci¨®n. Una catedral subterr¨¢nea en la que adem¨¢s de su c¨²pula hoy brilla el talento y el esfuerzo de buenos profesionales.