Azul que te quiero azul
Al inicio de la Guerra Civil nuestro Josep Maria de Sagarra se vio obligado a huir a Francia; all¨ª se cas¨® y, con su mujer, emprendi¨® una larga luna de miel por los mares del sur. La experiencia, a bordo del Commisaire Ramel desde Marsella hasta Tahit¨ª, atravesando el Atl¨¢ntico y haciendo escala en las islas del Pac¨ªfico, fue el material de su cuaderno de bit¨¢cora, La ruta blava: viatge a les mars del sud, que no se publicar¨ªa en catal¨¢n hasta despu¨¦s de su muerte. Josep Galindo y Pablo Ley han reconstruido el viaje de Sagarra junto a su hijo Joan para dotar de im¨¢genes la adaptaci¨®n esc¨¦nica del diario y realizar, en paralelo, un documental que ya se ha pasado por televisi¨®n. El montaje teatral de esta ruta blava hay que entenderlo como una continuaci¨®n del proyecto que presentaron durante el F¨®rum, Homenatge a Catalunya, de George Orwell, pues, a pesar de los cinco a?os que separan los dos espect¨¢culos, tanto Sagarra como Orwell trasladaron sus vivencias al papel por las mismas fechas. Dos miradas, pues, sobre la Guerra Civil, aunque la que nos ocupa sea distante, y sus colores, m¨¢s alegres.
La ruta blava
Adaptaci¨®n de La ruta blava: viatge a les mars dels sud, de Josep Maria de Sagarra. Dramaturgia: Pablo Ley. Direcci¨®n: Josep Galindo: Int¨¦rpretes: Jordi Mart¨ªnez, Manel Dueso, Rosa Galindo, Quim Dalmau, Luc Olivier S¨¢nchez, Jordi Banacolocha, Oscar Kapoya, Iva Horvat. Teatro Romea. Barcelona, hasta el 2 de agosto.
Notable, pero tramposo
El esfuerzo por dar forma esc¨¦nica al diario de Sagarra es notable y eficaz, pero algo tramposo: el retrato que el escritor hace de sus compa?eros de viaje sirve para construir una versi¨®n coral del mismo, para crear unos personajes de lo m¨¢s variopinto que dan voz al autor. Y as¨ª, lo que vemos sobre el escenario es a un grupo de burgueses extravagantes que se suben a ¨¦ste, convertido en el espacio com¨²n del Commisaire, por una rampa desde la platea con la intenci¨®n de transformar sus huidas en diversi¨®n.
Sagarra (Jordi Mart¨ªnez) es el m¨¢s serio de todos y se codea con -desdobl¨¢ndose en- el resto de los pasajeros: Mr. Marcel Catule (Manel Dueso), un tipo excesivo e irritante; "una mujer de mediana edad" algo sosa pero de bonita voz (Rosa Galindo); "la persona m¨¢s corriente" (Quim Dalmau) y la m¨¢s sensible; "un tal Crichton" (Luc Olivier S¨¢nchez), el pianista; "un viejo funcionario de Marina" (Jordi Banacolocha), pura ilusi¨®n; un "camarero negro" (Oscar Kapoya), y "una mujer enigm¨¢tica" (Iva Horvat). Los ecos de Conrad, en las descripciones de un paisaje exuberante y sofocante, se unen a los del Bounty o los de Gauguin en un espect¨¢culo variado y abigarrado que se hace, a ratos, demasiado largo.
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