La tentaci¨®n de la presidencia vitalicia

A pesar del golpe de ayer en Honduras, Am¨¦rica Latina, con los riesgos que conlleva generalizar sobre 21 pa¨ªses, vive su mejor periodo democr¨¢tico de las ¨²ltimas tres d¨¦cadas. Sus presidentes, sin embargo, han adquirido una costumbre inquietante: cambiar las reglas del juego en mitad del partido para permanecer en el poder. La patolog¨ªa no sigue un patr¨®n ideol¨®gico concreto: no importa que el viento sople por la izquierda, como en Venezuela; por la derecha, como en Colombia, o que d¨¦ bandazos, de un lado a otro, como en Honduras.

Manuel Zelaya ha protagonizado la ¨²ltima intentona. Pero no es el ¨²nico. Hoy sigue sin estar claro si el presidente colombiano, ?lvaro Uribe, se volver¨¢ a presentar para lograr un tercer mandato, a pesar de que recientemente reconociese que es "inconveniente".

Carlos Menem fue el primero que sabore¨® las mieles del poder y quiso disfrutarlas una y otra vez. Ha sido el ¨²nico presidente argentino que ha ocupado el cargo 10 a?os seguidos (1989-1999), despu¨¦s de conseguir un cambio de la Constituci¨®n en 1994. Incluso intent¨® forzar un tercer mandato, una especie de re-reelecci¨®n. Cuando un periodista argentino le pregunt¨® al entonces mandatario brasile?o, Fernando Henrique Cardoso, por las aspiraciones de Menem, respondi¨®: "?Pero tres mandatos es una monarqu¨ªa!". Para entonces, Cardoso tambi¨¦n hab¨ªa impulsado una reforma que le permiti¨® establecer un segundo mandato, algo que no estaba permitido en Brasil.

Alberto Fujimori, en Per¨²; Hugo Ch¨¢vez, en Venezuela; Daniel Ortega, en Nicaragua... La lista de los mandatarios latinoamericanos que lo han conseguido o lo intentan se expande de norte a sur de la regi¨®n. En la mayor¨ªa de casos, el carisma y la popularidad adquiridos en su primer mandato, les inyectan unas ansias de permanecer en el poder que muchos consideran irresponsables.

El futuro secretario de Estado adjunto para Am¨¦rica Latina del Gobierno de Estados Unidos, Arturo Valenzuela, en una reciente conferencia en Madrid, antes de ser nombrado, asegur¨®, sin referirse a ning¨²n pa¨ªs concreto, que "una mayor¨ªa pasajera no puede cambiar las reglas del juego". "La democracia no es el Gobierno de la, por la o para la mayor¨ªa del pueblo, sino del pueblo por el pueblo y para el pueblo". Sobre un posible patr¨®n a seguir, Valenzuela se mostr¨® tajante: "Reelijamos el presidente una sola vez. Que haya una reelecci¨®n y que se vayan para siempre".

A¨²n as¨ª, m¨¢s all¨¢ de si es bueno o malo que los presidentes se perpet¨²en en el poder, los expertos opinan que hay que parar esas ansias reeleccionistas. "Las instituciones y las normas no son chicles que se pueden estirar hasta el infinito", opinaba Carlos Malamud, investigador del Real Instituto Elcano, en un art¨ªculo publicado la pasada semana en el portal Infolatam.