Ganar o perder, ganar o aprender
Pasaron las elecciones europeas y se sigue hablando del resultado de las mismas, y de la forma en que esos resultados han incidido en los dos principales partidos que conforman el Gobierno y la oposici¨®n en Espa?a. Mientras el debate pol¨ªtico tenga m¨¢s que ver con saber qui¨¦n mete m¨¢s y m¨¢s veces el dedo en el ojo del adversario, no resultar¨¢ extra?o que la abstenci¨®n crezca por temporada. Los espa?oles, como indican los sondeos de opini¨®n, estamos preocupados por la crisis e indignados por los trajes de algunos pol¨ªticos o por los esp¨ªas de alguna comunidad aut¨®noma. Cuando lo segundo aporta m¨¢s informaci¨®n y comentarios que lo primero, la pol¨ªtica pierde su grandeza para convertirse en espect¨¢culo. Sin embargo, los responsables de articular respuestas a la grave situaci¨®n en que nos encontramos, desvelan sus posiciones y sus deseos para salir adelante. Repasando las declaraciones de los ¨²ltimos tiempos sobre la inestable ¨¦poca en la que vivimos, resulta esclarecedor recapitular y recordar la de los empresarios, la de los sindicatos y la del Gobierno.
La decisi¨®n m¨¢s acertada es el reto de construir una nueva econom¨ªa planteado por Zapatero
Aceptar la incertidumbre es la primera condici¨®n del cambio
Los empresarios, por boca de algunos portavoces cualificados, culpan a todo el mundo, menos a ellos, de las causas de la crisis. Algo de raz¨®n llevan, pero ?est¨¢n seguros de que ellos no tienen ninguna responsabilidad en lo que est¨¢ pasando? Los empresarios, en su inmensa mayor¨ªa, siguen pensando que estamos ante un momento pasajero y que las cosas volver¨¢n a su sitio tarde o temprano. Que se trata de aguantar y que, de igual forma que otras crisis han pasado, ¨¦sta pasar¨¢ y se seguir¨¢ haciendo lo mismo que siempre, pero mejor. Seguramente muchos de ellos ignoran que no se va a salir de esta crisis para hacer lo mismo que se hac¨ªa antes, por la sencilla raz¨®n de que lo de antes s¨®lo contemplaba una realidad, la f¨ªsica, mientras que ahora, en estos momentos, la realidad est¨¢ formada por lo real y lo virtual. No tener en cuenta esa nueva realidad es despreciar una parte del funcionamiento y oportunidades de la nueva sociedad. Cuando hace 12 a?os se empez¨® a hablar sobre la sociedad del conocimiento, de la informaci¨®n, de la imaginaci¨®n, muy pocos fueron capaces de entender de qu¨¦ y por qu¨¦ se hablaba. Hoy, una d¨¦cada despu¨¦s de que Internet se pusiera al alcance de todos y de que las TICs hayan desarrollado parte de sus potencialidades, ese discurso ?est¨¢ m¨¢s vigente que antes o no? Si est¨¢ m¨¢s vigente que nunca, y as¨ª es, habr¨¢ que actuar en consecuencia.
Los sindicatos, que andan preparando un gran acuerdo con el Gobierno y con la patronal, exclaman: "?Cuidado con adoptar medidas irreversibles para cosas que son reversibles!". De esa expresi¨®n se deduce quelos sindicatos m¨¢s representativos de los trabajadores piensan que estamos viviendo un sarampi¨®n y no un cambio de modelo. Los sindicatos no pueden aspirar a una pol¨ªtica de t¨®mbola, donde los regalos tocan de vez en cuando en funci¨®n de la suerte. Nos estamos jugando el futuro y la suerte aqu¨ª cuenta poco. Lo que cuenta es ser progresista, es decir, intentar ir a la velocidad que marca la sociedad.
El Gobierno, en el debate del estado de la naci¨®n aventur¨®, por boca de su presidente, el inicio de una pol¨ªtica que aborde seriamente los retos que se nos plantean con la nueva econom¨ªa. Es la decisi¨®n m¨¢s acertada de todas cuanto se han o¨ªdo en los ¨²ltimos meses. Muchos no han entendido el mensaje e inmediatamente han preguntado a Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero por las claves de esa nueva econom¨ªa. Pregunta in¨²til, porque la nueva econom¨ªa se basa en la incertidumbre. ?En qu¨¦ consiste la nueva econom¨ªa? Si hay que dar la respuesta, habr¨ªa que decir: "No lo s¨¦". ?sa es la primera condici¨®n para enfrentarse a la nueva econom¨ªa. ?No lo s¨¦! ?Qu¨¦ va a pasar? Nadie est¨¢ seguro de nada. Por ah¨ª andan los editores de libros, preguntando: ?qu¨¦ va a pasar con los libros? Por ah¨ª andan los editores de peri¨®dicos con la misma duda: ?qu¨¦ va a pasar con los peri¨®dicos? Por ah¨ª andan los productores de cine: ?qu¨¦ va a pasar con el cine? Por ah¨ª andan los expertos en educaci¨®n desconcertados ante la informaci¨®n en Internet que supera a la de cualquier profesor, ?qu¨¦ va a pasar con los alumnos digitalizados?
La primera condici¨®n para enfrentarse a ese nuevo modelo que el presidente del Gobierno quiere poner en marcha, es aceptar que no sabemos qu¨¦ es lo que va a pasar, que estamos llenos de incertidumbres. Las certidumbres eran del siglo XX y, ahora, casi todas se han demostrado falsas, como se ha puesto de manifiesto en el ¨²ltimo gran fracaso industrial de la General Motors. Durante un siglo estuvimos llenos de certidumbres. Hoy estamos inmersos en las dudas. En el siglo XX, el lema de la sociedad industrial era ganar o perder; en el siglo XXI, el lema es ganar o aprender, porque lo que caracteriza a la nueva sociedad es la acumulaci¨®n de conocimientos. Ahora no se pierde nada. Si Obama va a insuflar dinero p¨²blico en General Motors para que hagan lo mismo que antes, ser¨¢ perder, ser¨¢ dinero tirado a la calle y embargado a los que quieren arriesgarse en la nueva sociedad, en las nuevas tecnolog¨ªas, en el nuevo conocimiento. No se puede invertir dinero para seguir haciendo lo mismo que siempre, porque lo mismo que siempre ha fracasado. Por eso parece tan desalentador que algunos exijan al presidente Zapatero que desvele los secretos de la nueva econom¨ªa. La nueva econom¨ªa consiste en experimentar, en ayudar a la gente joven para que arriesgue en este mundo nuevo, en esta nueva sociedad.
?se fue el atrevimiento del modelo extreme?o hace m¨¢s de 10 a?os. Se gastaron 60 millones de euros en poner ordenadores en los pupitres de cada aula de todos los centros de Secundaria y Bachillerato, y la gente preguntaba: ?para qu¨¦? Y hubo que cargar con la incomprensi¨®n de una parte de la sociedad y de la comunidad educativa, que segu¨ªan pensando con criterios de certidumbres que ahora se demuestran obsoletos.
Diez a?os despu¨¦s, el presidente del Gobierno, dice: "Vamos a proporcionar un ordenador personal a los alumnos de 5? de Primaria". ?se es el riesgo, aventurarse por un camino desconocido lleno de incertidumbres, pero que la gente joven conoce perfectamente. ?se es el debate que hay que hacer en Europa y cuando alguien pregunte "?de qu¨¦ va esto?", la respuesta es "no lo sabemos, pero no se pueden seguir haciendo las mismas cosas, porque las mismas cosas han fracasado".
No es que los extreme?os fueran m¨¢s listos que nadie, sencillamente fueron m¨¢s atrevidos. Atrevimiento es la segunda caracter¨ªstica de la nueva econom¨ªa. Incertidumbre y atrevimiento. Por eso, si el Gobierno quiere apostar, seriamente, por la nueva econom¨ªa, ¨¦stas son las claves:
1. Incertidumbre: no se sabe exactamente ad¨®nde vamos, pero no hay otro camino.
2. Se trata de ganar o aprender, porque el conocimiento, al contrario que las materias primas cl¨¢sicas de la era industrial, no se pierde, sino que se acumula.
3. Los apoyos que el Gobierno piense destinar para el impulso de la nueva econom¨ªa deben destinarse a aquellos ciudadanos que est¨¦n imbuidos de ese esp¨ªritu de riesgo, de emprendimiento, de los que saben que lo que se premia es la acci¨®n y no la inactividad. Darle el dinero a los de siempre para que hagan lo de siempre es apostar firmemente por el fracaso.
Juan Carlos Rodr¨ªguez Ibarra ha sido presidente de la Junta de Extremadura.
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