Madoff, condenado a 150 a?os de c¨¢rcel
El juez aplica la pena m¨¢xima al culpable de la mayor estafa financiera de la historia
Bernard Madoff dej¨® ayer a primera hora el uniforme de preso en su celda y se visti¨® por ¨²ltima vez de traje y corbata para acudir al tribunal. Madoff, de 71 a?os, se hab¨ªa declarado ya en marzo culpable de 11 delitos y s¨®lo le faltaba conocer la condena por haber protagonizado la mayor estafa financiera de la historia, un timo piramidal que ¨¦l mismo lleg¨® a cifrar en 50.000 millones de d¨®lares (unos 35.000 millones de euros).
El magistrado neoyorquino Denny Chin dijo que una estafa de la "perversidad" de la ejecutada por Madoff merec¨ªa de una sentencia ejemplar, simb¨®lica. Y sin compasi¨®n, procedi¨® a aplicar al gestor de fondos el m¨¢ximo castigo contemplado para los 11 delitos: 150 a?os de c¨¢rcel. La pena deja peque?a los 25 a?os que el mismo tribunal impuso a Bernard Ebbers por el fraude en WorldCom, el mayor castigo por un delito empresarial hasta ayer.
La esposa del financiero dice sentirse "traicionada y avergonzada"
Los asistentes a la vista aplaudieron cuando el juez dict¨® la sentencia
Las v¨ªctimas expusieron al juez su dram¨¢tica situaci¨®n personal
El timador se declar¨® culpable de 11 delitos, entre ellos el fraude burs¨¢til
Ni su esposa, Ruth, ni sus dos hijos, Andrew y Mark, pasaron por el tribunal. Tampoco su hermano Peter, con el que construy¨® su imperio financiero, ahora desmantelado. Era su manera de sostener que, por incre¨ªble que parezca, actu¨® en solitario. Tras la sentencia, Ruth dio su particular veredicto sobre el "horrible fraude" orquestado su marido. "Me siento avergonzada y apenada. Como el resto del mundo, tambi¨¦n me siento traicionada y confundida", afirm¨® en un comunicado.
En la sala, a la espalda de Madoff, se sentaron nueve de los m¨¢s de un millar de estafados. Antes de que tomaran la palabra, Chin dej¨® claro que su sentencia ser¨ªa "razonable" y que no tendr¨ªa ninguna simpat¨ªa por Madoff. Las cartas enviadas d¨ªas atr¨¢s al juez por las v¨ªctimas del fraude fueron s¨®lo un aperitivo de los emotivos testimonios expuestos en el tribunal. Michael Schwartz explic¨® que el dinero que sus padres confiaron a Madoff no era para que lo invirtiera en yates, casas o asientos preferentes en el estadio de los Mets -equipo local de b¨¦isbol-. Eran ahorros familiares para cubrir en el futuro los gastos m¨¦dicos de un hermano con serios problemas de salud. "Rob¨® a un discapacitado", acus¨®.
No menos dram¨¢ticas fueron las palabras de Miriam Siegman. Esta mujer no tiene ni para comer, hasta el extremo que cont¨® que se dedica a buscar comida entre la basura y recoger latas con las que ganar algo, seg¨²n explic¨® entre sollozos. Los nueve intentaron con sus palabras representar al mayor n¨²mero de v¨ªctimas posible. Muchos no pudieron permitirse viajar a Nueva York para hacer o¨ªr su voz.
Muchas de las v¨ªctimas de la estafa son pensionistas que necesitan pedir dinero a sus amigos para pagar facturas y reconstruir sus vidas. Califican al financiero como una persona malvada, cruel, amoral y arrogante, un "ingenioso diablo" que orquest¨® de forma premeditada un esquema que le permiti¨® vivir emborrachado por el lujo. "Es la mayor violaci¨®n de la confianza vista nunca", seg¨²n Burt Ross, que hizo las veces de portavoz de los estafados. Carla Hirshhorn tambi¨¦n dijo estar atrapada en "una pesadilla de la que es imposible despertar". "No nos falle", implor¨® al juez
Y el juez Chin no tuvo compasi¨®n. Explic¨® que no le hab¨ªa llegado ni una sola carta de apoyo a Madoff, ni de amigos ni de familiares. "Eso quiere decir algo", dedujo. Y le reproch¨® que no haya cooperado lo suficiente con la investigaci¨®n. Los cr¨ªmenes de Madoff, dijo, "son extraordinariamente perversos". Chin recalc¨® que "los s¨ªmbolos son importantes en las sentencias". Era el preludio de lo que estaba por llegar, la condena a 150 a?os por delitos de fraude burs¨¢til, fraude postal, fraude electr¨®nico, fraude en el asesoramiento de inversiones, perjurio, declaraciones falsas, apropiaci¨®n indebida, enga?o al supervisor burs¨¢til y tres cargos de blanqueo de dinero.
Tras la sentencia, se escucharon aplausos en la sala. Antes de o¨ªr al juez, Madoff tuvo la ¨²ltima palabra. Con las nueve v¨ªctimas sentadas a sus espaldas, se disculp¨® por el da?o causado y expres¨® su verg¨¹enza por el legado que deja a sus hijos y nietos. "No hay excusas que justifiquen mi comportamiento". Al final de su intervenci¨®n, se gir¨® y mir¨® a los presentes para decirles que su vida era un tormento, por "todo el dolor y el sufrimiento" que ha provocado. "Lo siento. S¨¦ que esto no les ayuda", concluy¨®.
La condena no servir¨¢ para responder a las preguntas que est¨¢n en el aire sobre el funcionamiento y alcance real de la trama. Seg¨²n la confesi¨®n que hizo el propio Madoff a sus dos hijos en diciembre, el fraude rondar¨ªa los 50.000 millones de d¨®lares. La fiscal¨ªa lo eleva a 65.000 millones. Las p¨¦rdidas conocidas, sin embargo, se quedan en 13.200 millones, de los que se han recuperado 1.225 millones. Hay 1.341 afectados.
A lo largo de tres d¨¦cadas, Madoff se hab¨ªa ganado una brillante reputaci¨®n como gestor de carteras capaz de lograr de forma sostenida altas rentabilidades tanto en mercados al alza como a la baja. Su fama se extendi¨® por todo el mundo y ser parte de su clientela era casi un privilegio. Celebridades como Steven Spielberg, gestores como Ezra Merkin, grandes instituciones financieras como el Santander (a trav¨¦s de su gestora alternativa Optimal), ricos jubilados, universidades, organizaciones ben¨¦ficas y amigas cayeron en sus redes.
El pasado 11 de diciembre confes¨® a sus hijos que todo era "una gran mentira", que hab¨ªa pagado a los antiguos inversores con el dinero de los nuevos, en el mayor esquema Ponzi de la historia, -como se conoce a este tipo de estafa, en memoria de la protagonizada por Carlo Ponzi-. Los investigadores descubrieron despu¨¦s que llevaba 13 a?os sin hacer una sola operaci¨®n para sus clientes. En marzo, cuando se declar¨® culpable, explic¨® que en la d¨¦cada de los noventa, ante la caida de la Bolsa, empez¨® a falsear las rentabilidades con la esperanza de recuperar luego el dinero. Pero la bola fue creciendo y creciendo hasta que estall¨® cuando, en plena crisis financiera, no pudo atender las peticiones de reembolsos de sus clientes.
La sentencia ha llegado en siete meses y sin que haya habido un juicio en toda regla, puesto que el financiero se declar¨® culpable desde el principio. En EE UU las condenas se cumplen independientemente de la edad (John Rigas, el ex jefe de Adelphia est¨¢ en la c¨¢rcel con 84 a?os), as¨ª que Madoff, que asegura que actu¨® solo, pasar¨¢ el resto de su vida en prisi¨®n.
Las principales condenas por delitos econ¨®micos en EE UU
- Bernard Madoff. El financiero de Nueva York fue condenado ayer a 150 a?os de c¨¢rcel por una estafa de 65.000 millones de d¨®lares (unos 46.000 millones de euros).
- Bernard J. Ebbers. Fue condenado en 2005 a 25 a?os de c¨¢rcel por un fraude contable en su empresa WorldCom. La compa?¨ªa quebr¨® en 2002 con un agujero de 11.000 millones de d¨®lares (unos 7.800 millones de euros).
- Dennis Kozlowski y Mark Swartz. Los directivos de Tyco International defraudaron cientos de millones de d¨®lares a los clientes. Fueron condenados a 25 a?os cada uno en 2005.
- Jeffrey K. Skilling. Presidente del gigante energ¨¦tico Enron. Skilling fue condenado en 2006 a 24 a?os por fraude y participaci¨®n en operaciones ilegales que conllevaron en 2001 la segunda mayor quiebra de EE UU, tras la reciente de Lehman. Su fundador, Kenneth Lay muri¨® meses antes de la sentencia.
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