Un espect¨¢culo descomunal
U2 apabull¨® anoche con el gigantismo de un 'show' de exaltaci¨®n tecnol¨®gica
Si los discos se han convertido en una justificaci¨®n de las giras, y el tama?o y proporci¨®n de las mismas ilustra la dimensi¨®n del artista que las protagoniza, U2 son una banda enorme, ese tipo de banda que con precisi¨®n se denomina de estadio. Anoche, en un Camp Nou abarrotado, el grupo irland¨¦s aplan¨® a sus seguidores con un espect¨¢culo descomunal fundamentado en un escenario que por su dise?o facilitaba la visibilidad desde cualquier lugar del recinto. Puestos a pensar a lo grande, U2 son enormes. ?sta es la clave de la nueva gira mundial que comenz¨® ayer por la noche en Barcelona.
Y no quieren ser dinosaurios, o no en el sentido pleno. S¨®lo as¨ª se entiende que el concierto comenzase con cuatro canciones de su ¨²ltimo disco, una forma de decir que a¨²n forman parte del presente art¨ªstico. As¨ª, Breathe, No line on the horizon, Get on your boots y Mangificent, una pieza concebida en clave de estadio, capaz de enardecer a una momia con su sonido ochentero. M¨¢s tarde, mediado el concierto, son¨® la quinta del lote, Unknown caller, con karaoke incluido en la pantalla. Antes se record¨® a Michael Jackson con Angel of Harlem trufada con estrofas de sus temas, y a¨²n antes el primer cl¨¢sico hizo bramar el recinto, no en vano fue Beautiful day. Porque s¨ª, una vez cumplimentada la cuota de actualidad con el arranque, el concierto fue un repaso a los momentos m¨¢s populares en la trayectoria de la banda, que sembr¨® le excitaci¨®n en la multitud con piezas como I still haven't found what I'm looking for, The unforgettable fire, City of blinding lights, Vertigo, Sunday bloody sunday, Where the streets have no name, Pride (in the name of love), One, con Bono enfundado en la camiseta del Bar?a... Tambi¨¦n, ya en los bises se incluy¨® With or without you. Una locura, un repertorio para rendir multitudes.
Al margen de la garant¨ªa de un cancionero de efecto probado a lo largo de los a?os, la idea del espect¨¢culo, su concepto, fue otro de los elementos centrales de la noche. Hay que decir que el escenario, por mucho que U2 aseguren que est¨¢ inspirado en Gaud¨ª -imaginamos que la inspiraci¨®n en Par¨ªs hubiese sido Eiffel-, record¨® poderosamente el exprimidor que Philippe Starck dise?¨® para Alessi, entre otras cosas porque ambos evocan a un alien¨ªgena zancudo. Bajo la techumbre, un escenario circular que no giraba permit¨ªa la visi¨®n desde todos los rincones (y vender m¨¢s localidades), aumentada por una incre¨ªble pantalla circular retr¨¢ctil de altura variable y de impecable definici¨®n. Un anillo exterior circunvalaba el escenario y acog¨ªa a los espectadores que hab¨ªan formado la cola durante dos d¨ªas previos, y a ¨¦ste le un¨ªan dos pasarelas que ten¨ªan un movimiento circular en su entorno. El desparrame tecnol¨®gico se cerr¨® con una conexi¨®n en directo con la Estaci¨®n Espacial Internacional, desde donde los mensajes de conservaci¨®n de la naturaleza fueron la nota relevante. Desde arriba debemos parecer muy insignificantes.
Sin embargo, el despliegue de medios permiti¨® echar en falta algo m¨¢s de imaginaci¨®n. Salvo en contados momentos ni la iluminaci¨®n, ni las proyecciones, ni la realizaci¨®n de la pantalla sobresalieron, dejando la impresi¨®n de que todo el talento se qued¨® en la aparatosa concepci¨®n tecnol¨®gica del escenario. A¨²n con eso, la ¨¦pica de la banda, el tono de sus composiciones, el majestuoso sonido de la noche y los necesarios gui?os a la solidaridad, mensaje de Desmond Tutu incluido, mostraron a los mejores U2 posibles. En un mundo port¨¢til y digitalizado, s¨®lo lo enorme no se puede llevar en el bolsillo. Eso es U2, probablemente la ¨²ltima banda de estadio, lo poco que queda del siglo XX.
Babelia
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