"?Y por qu¨¦ no dos?"
En v¨ªsperas del Tour, nadie habla de Carlos Sastre, el actual campe¨®n
Carlos Sastre acab¨® muerto el Giro hace nada, un mes m¨¢s o menos. "En Roma, el ¨²ltimo d¨ªa, so?aba con comer chuletones, con aparcar la bici... S¨®lo pensaba en descansar. Fue una carrera muy dura psicol¨®gica, f¨ªsicamente", dice. Y lo dice sonriendo minutos antes de subirse a un avi¨®n que le llevar¨¢ a una prueba m¨¢s dura a¨²n, tres semanas de julio en Francia llamadas Tour: "Pero ya he recuperado el apetito de ciclismo. He estado en los Alpes reconociendo las etapas que nos esperan y ha vuelto el deseo. Ya tengo ganas de estar en M¨®naco. Me he entrenado fuerte, pero sin pasarme, sin gastar fuerzas...".
En M¨®naco, el s¨¢bado, le espera el Tour, el dorsal 1, un maillot amarillo para comenzar. "Tengo el privilegio de poder disputar la primera etapa
"Voy con absoluta tranquilidad, relajado, y disfruto de mi trabajo m¨¢s que nunca"
[una contrarreloj fuerte, de 15,5 kil¨®metros, por las colinas monegascas] con el maillot amarillo y ser¨¢ algo bonito", dice; "revivir¨¦ el ¨²ltimo d¨ªa del a?o pasado. Me estimular¨¢ m¨¢s todav¨ªa para volver a estar en la misma situaci¨®n, para conquistarlo de nuevo".
El maillot amarillo le recuerda, claro, Par¨ªs 2008, los Campos El¨ªseos, el podio, la victoria final... Un a?o despu¨¦s, nadie, muy poca gente, habla de Sastre. Pero, en justa correspondencia, ¨¦l tampoco habla de nadie. El abulense de El Barraco, de 34 a?os, debe de ser de las pocas personas que a¨²n no ha respondido a la pregunta que todo el mundo hace, se hace: ?Ganar¨¢Lance Arstrong su octavo Tour?
"Hablar de algo que no va conmigo es hablar demasiado", dice, en buen castellano, Sastre; "y no me importa no salir en las quinielas y no estar en el foco medi¨¢tico. El mundo de las especulaciones no me interesa. Yo ni voy de tapado ni de no tapado".
Dif¨ªcil, de todas formas, que pueda taparse. Cuando abandone, aunque s¨®lo sea temporalmente, el maillot amarillo, en vez del negro con el que ven¨ªa visti¨¦ndose este a?o, pasar¨¢ al blanco -necesidades t¨¦rmicas obligan al Cerv¨¦lo, su equipo, a usar el negativo de su maillot habitual- y, para distinguirlo mejor a¨²n, las bielas Rotor de su bicicleta van pintadas de amarillo chill¨®n. Imposible ocultarse.
"Y no me ocultar¨¦. Aunque, de entrada, parezca que tres llegadas en alto
[Ordino-Arcal¨ªs, Verbier, Ventoux] son pocas, alg¨²n d¨ªa se podr¨¢n marcar las diferencias", dice Sastre, el hombre de la tercera semana, el que gan¨® el Tour pasado con un solo ataque, en el Alpe d'Huez, la ¨²ltima monta?a de la ¨²ltima semana. Sastre tiene un plan. Se puede leer en su mirada, ya fresca. Un plan que ¨¦l, amante de los secretos, de las sorpresas, no dir¨¢ nunca. Al menos, hasta el d¨ªa siguiente: "Puedo decir, de todas maneras, que voy al Tour con absoluta tranquilidad, que disfruto de mi trabajo m¨¢s que nunca, que voy m¨¢s relajado, que pienso que, si he ganado un Tour, ?por qu¨¦ no dos?".
Ya puesto a elegir, a Sastre, que si gana se convertir¨¢ en el campe¨®n m¨¢s viejo de la posguerra, con 34 a?os, tres meses y cuatro d¨ªas, m¨¢s viejo a¨²n que el viejo Bartali, que gan¨® su segundo Tour en 1948, diez a?os despu¨¦s del primero, a los 34 y siete d¨ªas, le gustar¨ªa que en el podio le acompa?aran Alberto Contador y Denis Menchov. "Uno es espa?ol y el otro casi", dice Sastre; "y, sobre todo, son los ¨²nicos que me han derrotado en las grandes vueltas".
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